lunes, 6 de julio de 2009

Recibiendo a Dios

El hecho religioso de que hay que recibir a Dios en el corazón esta tan generalizado que gran parte del cristianismo lo practica, no importando su orientación; eso ha dado como resultado una enorme cantidad de personas que se denominan "Hijos de Dios".

¿Sera verdad todo esto? Porque si usted analiza las cosas, personas tan diferentes en sus pensamientos y en hechos predican lo mismo; hacen una misma profesión pero evidentemente no van por el mismo camino ni están llevando a todos a un mismo fin, de ser hijos de Dios.

Es ahí donde toman valor las palabras dichas por Cristo: "Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañaran" (Mat. 25:05).

Tomando un mismo concepto

En el mundo comercial, en teoría, ninguno puede tomar un eslogan de otro, ni los iconos, la idea o el nombre de una empresa ajena, para formar otra propia y hacerle la competencia. Eso es penado por la ley, porque todo mundo debe respetar el derecho de propiedad. Si este principio se lo aplicáramos al evangelio, realmente la mayoría ofrece una mercadería adulterada o facsímiles.

Este criterio se logra ver porque cada persona o grupo religioso enfoca lo que es Cristo a su manera. Algunos piden siete ofrendas en cada culto, otros tres, otros oran y cobran, otros cualquier otra cosa, etc., etc. Cada quien hace conforme a sus propios criterios, haciendo de Cristo un negocio. Todos toman la idea del Espíritu Santo, de Cristo, y lo mas sobresaliente es el hecho de querer convertir en hijos de Dios a muchas personas, haciéndolas "recibir" a Dios por medio de oraciones, predicas y encuentros especiales.

¿Sabia que para ser hijo de Dios no es usted el que escoge, sino Dios?

"…a los que antes conoció, también los predestino para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que el sea el primogénito entre muchos hermanos" (Rom. 08:29). Esa es la realidad de la cual muchos no se han dado cuenta, y por eso abundan los engañadores haciendo negocio de las cosas de Dios.

Texto por

"Si oyereis hoy" ©

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