domingo, 31 de diciembre de 2017

El plan de DIOS 2da. parte

Zac. 12:1
Así declara Jehová, que extiende los cielos, pone los cimientos de la tierra y forma el espíritu del hombre dentro de él.
2 Co. 3:17
Y el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
Dios, al crear, hizo tres cosas cruciales y de igual importancia: los cielos, la tierra y el espíritu del hombre. Los cielos fueron hechos para la tierra, la tierra fue hecha para el hombre, y el hombre fue creado por Dios con un espíritu a fin de que pudiese contactar a Dios, recibir a Dios, adorar a Dios, vivir a Dios, cumplir el propósito divino en pro de Dios y ser uno con Dios. En Su economía, Dios planeó que Cristo fuese la centralidad y universalidad de Su mover sobre la tierra. Así pues, era necesario que para Su pueblo escogido —cuyo interés estaría puesto en Cristo como su Creador y Redentor— Dios crease un órgano receptor, de modo que ellos estuviesen capacitados para recibir todo cuanto Dios planeó que Cristo fuese para ellos … (Ef. 1:17-18a; 3:5). (Zac. 12:1,
El Espíritu Santo de Dios habitando en nuestro espíritu humano para impartir en nuestro ser todo lo que Dios es en Cristo, es el enfoque, el blanco mismo, de esta misteriosa distribución del Dios Triuno. Éste es el campo de batalla de la guerra espiritual. De qué manera, por medio de muchas cosas buenas y hasta bíblicas, el enemigo sutil ha estado y aún está distrayendo de este blanco de la economía de Dios a los santos de Dios, aun a los que le buscan diligentemente. En semejante tiempo de confusión, tal como en los tiempos en que fueron escritas las epístolas a Timoteo, debemos ser reducidos y aun dirigidos al Espíritu divino y todo-inclusivo en nuestro espíritu humano a fin de que seamos guardados de errar el blanco de la economía divina. Por lo tanto, hoy en día es fundamentalmente necesario regresar a nuestro espíritu humano así como permanecer en él y ejercitarlo a fin de hacer real el Espíritu de Dios. Al hacer esto podemos participar de toda la plenitud de Dios al disfrutar las inescrutables riquezas de Cristo. Que el Señor nos conceda la gracia para que seamos introducidos en tal aprenhensión y para que lo pongamos en práctica en nuestra vida diaria y en todo lo que hagamos.
El Cristo todo-inclusivo como buena tierra está en nuestro espíritu y Su morada en el Lugar Santísimo también está en nuestro espíritu. Si usted no sabe cómo discernir el espíritu del alma, usted errará el blanco y no podrá disfrutar a Cristo. Cada día usted debe tratar con el Cristo viviente, quien es tan subjetivo a usted. Cristo está en usted, y Él es viviente, real y práctico … Pido la ayuda del Señor para que nuestros ojos sean abiertos a fin de que veamos la visión celestial y la revelación interior de este Cristo viviente y subjetivo, que La vida de iglesia … es la gracia que absorbe las diferencias raciales. El asunto de la raza carece de la gracia. Si tenemos la gracia, no tendremos más problemas raciales. Si aún tenemos problemas raciales, eso indica que nos falta la gracia.
Gálatas 6:18 dice que la gracia del Señor sea con nuestro espíritu. Cuando nos volvemos a nuestro espíritu, disfrutamos al Señor como gracia. Cada vez que comencemos a discutir con nuestro cónyuge, de inmediato tenemos que volvernos a nuestro espíritu … La mente es el país de las discusiones, pero el espíritu es el país de la gracia. No se trata de que nos esforcemos por vencer, sino más bien de que estemos en el país correcto. El país correcto está en nuestro espíritu. (El Cristo que mora en nosotros según se ve en el canon del Nuevo Testamento, pág. 118)
Pablo dijo: “El Señor esté con tu espíritu. La gracia sea con vosotros” (2 Ti. 4:22). La degradación de la iglesia consiste en no tener la experiencia de que el Señor esté con nuestro espíritu y en perder así la presencia de la gracia. Necesitamos prestar atención a eso. Nuestro disfrute y experiencia más elevados consiste en que nuestro Señor está con nuestro espíritu … Disfrutar del hecho de que el Espíritu del Señor está en nuestro espíritu es tener la gracia con nosotros. Cuando esto se pierde, ha llegado la degradación de la iglesia.
El Señor nos siga iluminando cada día conforme al deseo de Su Corazón.

El Plan de DIOS


  Tenemos que andar en la verdad propia de la visión celestial de la economía de Dios, del blanco de la economía de Dios y de la meta de la economía de Dios; esta visión tiene que ser renovada en nosotros día tras día a fin de ser la visión que controla toda nuestra vida, toda nuestra obra y todo lo que hacemos.
Nuestro espíritu es un “país” de gracia para absorber toda raza con miras al nuevo hombre; nuestra mente es un “país” de disputas; disfrutar del hecho que el Señor como Espíritu está en nuestro espíritu es tener gracia con nosotros; cuando esto se pierde, la degradación de la iglesia está presente.
Dios escogió al apóstol Pablo para que llevara la responsabilidad de la economía de Dios, y Pablo entrenó en esta eco­nomía a su hijo espiritual Timoteo. Es muy interesante notar que las epístolas de Pablo a Timoteo fueron escritas en un tiempo en que muchos cristianos se habían desviado de la senda original. Habían errado el blanco central de la economía de Dios y estaban prestando atención a otras cosas.
La economía de Dios la cual consiste en impartirse en Cristo a Su pueblo escogido a fin de obtener una casa que lo exprese, que es la iglesia (1 Ti. 3:15), el Cuerpo de Cristo. El ministerio del apóstol estaba centrado en la economía de Dios (Col. 1:25; 1 Co. 9:17), mientras que las diferentes enseñanzas de los disidentes eran usadas por el enemigo de Dios para distraer a Su pueblo de esta economía. En la administración y en el pastoreo de una iglesia local, la economía divina debe ser presentada claramente a los santos. (1 Ti. 1:4,
Según la historia, dos elementos predominantes distraían de la senda correcta a los primeros cristianos: el judaísmo y el gnosticismo … Al parecer, los buenos elementos del judaísmo y del gnosticismo eran lo que desviaba a estos primeros cris­tianos … Los judaizantes enfatizaban firmemente la ley mosaica del Antiguo Testamento.
Hoy en día, aunque no hay judaizantes ni gnósticos que nos perturben, aún hay muchas cosas que nos distraen … Si dedicamos tiempo para el Señor, nos daremos cuenta de que el enemigo persiste en usar hasta las cosas buenas del cristianismo para distraer del blanco de la economía de Dios a los hijos del Señor.
¿Qué es la economía de Dios? … Si con perspicacia espiritual hacemos un cuidadoso y completo estudio de las Escrituras, nos daremos cuenta de que la economía de Dios es simplemente Su plan de impartirse a Sí mismo en la humanidad. La economía de Dios es la dispensación de Dios, lo cual significa nada menos que Dios se imparte a Sí mismo en el linaje humano … En esta divina dispensación Dios, quien es todopoderoso y todo-inclusivo, tiene la intención de impartir en nosotros nada menos que a Sí mismo.
Dios es sumamente rico … [Su] capital es simplemente Él mismo, y con ello Él tiene la intención de “manufacturarse” a Sí mismo en producción masiva. Dios mismo es el Hombre de negocios, el capital y el producto. Su intención consiste en impartirse a Sí mismo en muchas personas, en producción masiva y en forma gratuita. Por lo tanto, Dios necesita tal arreglo divino, un manejo divino, una impartición divina, una economía divina, a fin de introducirse en la humanidad.
Seamos más específicos. Ahora que sabemos que el propósito de Dios consiste en impartirse a Sí mismo, tenemos que descubrir lo que Dios es a fin de saber lo que Él imparte. En otras palabras, ¿cuál es la sustancia de Dios? Cuando un hombre de negocios planea fabricar un producto, antes que nada tiene que conocer claramente la sustancia o materia prima de ese producto. La sustancia de Dios es Espíritu (Jn. 4:24). La esencia misma del Dios todopoderoso, todo-inclusivo y universal es simplemente Espíritu. Dios es el Fabricante y tiene la intención de reproducirse a Sí mismo como producto; por lo tanto, cualquier cosa que Él reproduzca tiene que ser Espíritu, la propia sustancia de Él mismo.
El Señor nos siga iluminando cada día conforme al deseo de Su Corazón.

Desde el principio

1 Jn. 1:1-2
Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante a la Palabra de vida (y la vida fue manifestada, y hemos visto y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó).
El ministerio de Juan es un ministerio que remienda. Pedro estaba pescando cuando fue llamado por el Señor, pero cuando Juan fue llamado, él estaba remendando la red (Mt. 4:21). Pedro pescó mucho, es decir, atrajo multitudes. Sin embargo, Juan remendó la red espiritual porque su ministerio era un ministerio que remienda por medio de la vida. La vida es lo único que puede remendar y cubrir todos los agujeros de la red espiritual. ¡Cuán necesario es esto en la actualidad! Hay tantos agujeros en la red cristiana. ¿Qué puede remendarlos? Sólo la vida. Es por esto que hemos sido inquietados muchas veces con este asunto de la vida. Algunas personas se ríen de nosotros y dicen: “¿No saben otra palabra que no sea vida?”. Sí, en cierto modo, sólo conocemos la vida. No conocemos nada más, porque no necesitamos nada más. La vida es lo único que necesitamos.
Los escritos de Juan son las últimas palabras de la revelación divina presentada en las Escrituras … Se puede decir mucho, pero la decisión se dice al final.
El último libro de Pablo, 2 Timoteo, fue escrito aproximadamente el año 66 d. C. Durante los siguientes veinticinco años surgieron muchas herejías, algunas de las cuales afirmaban que Cristo no era Dios, o que Cristo no había venido en la carne. Por tanto, cerca del año 90   aparecieron los escritos de Juan. El Evangelio de Juan fue escrito para testificar que Cristo era verdaderamente Dios (Jn. 1:1; 20:28). La Primera Epístola de Juan se escribió para confirmar que Cristo verdaderamente había venido en la carne (1 Jn. 4:2-3).
El ministerio de Juan, por tanto, tenía como finalidad reparar el daño infligido al ministerio de Pablo. Si la manga de mi abrigo ha sido desgarrada, deberá ser zurcida nuevamente de acuerdo al diseño original de dicho abrigo … Todo lo que se debe hacer es zurcirla para fortalecer el lugar donde se rasgó, con lo cual se habrá reparado apropiadamente el abrigo. Hoy en día el recobro del Señor se encuentra en el lapso que corresponde a este ministerio remendador. Por tanto, tenemos que regresar a la condición original, pero de manera fortalecida.
¿Cómo podemos afirmar que el ministerio de Juan es más fuerte que el de Pablo? ¡En otros mensajes dijimos que el ministerio de Pablo era más fuerte que el de Juan! Pero ahora queremos abordar este asunto considerándolo desde otra perspectiva. Pablo nos dijo que la iglesia es el Cuerpo de Cristo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo, la familia de Dios, la casa de Dios, el reino de Dios, la novia y el guerrero. Pero Pablo no nos dijo que la iglesia es el candelero. Tampoco nos dijo que la consumación de la iglesia será la Nueva Jerusalén. ¿Acaso no es más grande una ciudad que una casa? ¡El ministerio de Juan es más fuerte, más profundo y más elevado que el de Pablo!
Después de los tiempos de Pablo, cuyos escritos fueron terminados alrededor del año 66 d. C., una serie de enseñanzas diferentes se infiltraron en la iglesia con el fin de dañarla. Un cuarto de siglo después de la muerte de Pablo, Satanás, insidiosamente, introdujo enseñanzas falsas sobre la persona de Cristo y sobre la iglesia. Se introdujeron herejías según las cuales se afirmaba que Cristo no era Dios, que no era el Hijo de Dios e incluso que Él no vino en la carne … Pablo completó la revelación contenida en la Biblia, pero poco tiempo después fue dañada. Por tanto, después del ministerio completador, se necesitaba un ministerio remendador. Con estos dos ministerios se dio conclusión a la Biblia. Por favor noten que con los escritos de Juan se dio conclusión a los Evangelios, pues el Evangelio de Juan fue el último en ser escrito. Después, sus tres epístolas constituyen la conclusión de las Epístolas de la Biblia. Por último, el libro de Apocalipsis finaliza el Nuevo Testamento e incluso toda la Biblia.
Estos escritos eran para reparar la tela rasgada de la iglesia. ¡Cuánto le debemos a este ministerio remendador!

Mas os hago saber

Gá. 1:11-12
Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.
Pablo recibió una revelación maravillosa del evangelio procedente directamente del propio Señor. Por consiguiente, el evangelio que él predicó no fue según hombre.
En la iglesia del Señor necesitamos tener una perspectiva clara del evangelio según Pablo. El enfoque central del evangelio de Pablo es que el Hijo de Dios, el Ungido de Dios, ha entrado en nuestro ser para ser nuestra vida hoy y nuestra gloria en el futuro, a fin de que seamos los miembros de Su Cuerpo … En el evangelio de Pablo hay muchos asuntos misteriosos que no son abarcados por Mateo, Marcos, Lucas o Juan. En los cuatro Evangelios no se nos dice que Cristo es el misterio de Dios (Col. 2:2) o que toda la plenitud de la Deidad mora en Él corporalmente (v. 9). De hecho, los cuatro Evangelios ni siquiera nos hablan claramente acerca de la justificación por fe. Es en Romanos y en Gálatas donde la justificación por fe es abarcada de una manera clara.
El enfoque central del evangelio no es la administración de Dios; es Dios mismo en Su Trinidad, quien llega a ser el Espíritu procesado y todo-inclusivo a fin de ser para nosotros la vida y el todo para nuestro disfrute de modo que Él y nosotros seamos uno para expresarlo a Él por la eternidad.
Muchos cristianos hoy en día tampoco tienen claridad en cuanto a este asunto. Tal vez ellos estén familiarizados con los concilios, los credos y las enseñanzas de la iglesia tradicional, pero no conocen la revelación de Pablo tocante a que el Dios Triuno se ha procesado para llegar a ser el Espíritu todo-inclusivo. Esto indica que pocos cristianos conocen adecuadamente el evangelio según Pablo.
El apóstol recibió el evangelio por revelación de Cristo. Aquí la revelación de Cristo no se refiere meramente a la revelación recibida mediante Jesucristo o a la revelación con respecto a Cristo; más bien, se refiere a la persona misma de Cristo, quien fue revelado en el apóstol. Pablo recibió el evangelio mediante tal revelación personal. La revelación consiste en abrir el velo a fin de mostrar algo escondido a la vista. Un día Dios abrió el velo a Pablo, y él inmediatamente vio al Cristo revelado.
El evangelio que el apóstol recibió por la revelación de Cristo es el centro de la revelación de Dios en el Nuevo Testamento (Ro. 1:1, 9). El evangelio de Pablo es una revelación del Dios Triuno que fue procesado para llegar a ser el Espíritu vivificante y todo-inclusivo (1 Co. 15:45; 2 Co. 3:17; Gá. 3:2, 5, 14). Su evangelio está centrado en que el Dios Triuno es nuestra vida para ser uno con nosotros y hacernos uno con Él a fin de que podamos ser el Cuerpo de Cristo con miras a expresar a Cristo en una manera corporativa (Ro. 8:11; 12:4-5; Ef. 1:22-23).
Cristo, una persona viviente, es el enfoque del evangelio de Pablo. Por eso, todo el énfasis del libro de Gálatas está en Cristo como centro. Cristo fue crucificado para redimirnos de la maldición de la ley y rescatarnos de la presente y maligna corriente religiosa del mundo (3:1, 13; 1:4, 15-16). Cristo resucitó de los muertos para vivir en nosotros (v. 1; 2:20). Nosotros fuimos bautizados en Cristo, fuimos identificados con Él y nos hemos revestido de Cristo, habiéndonos vestido con Él; así que, estamos en Cristo y hemos llegado a ser Suyos (3:27-29; 5:24). Cristo ha sido revelado en nosotros, ahora Él vive en nosotros y será formado en nosotros (1:16; 2:20; 4:19). La ley nos ha conducido a Cristo, y en Cristo todos somos hijos de Dios (3:24, 26). En Cristo heredamos la bendición prometida por Dios y disfrutamos al Espíritu todo-inclusivo (v. 14). En Cristo todos somos uno (v. 28). No debemos dejarnos privar de todo el provecho que tenemos en Cristo y así ser separados, cortados, de Él (5:4). Necesitamos que Cristo suministre gracia a nuestro espíritu para que lo vivamos a Él (6:18). El deseo de Dios es que Su pueblo escogido reciba a Su Hijo en su ser; esto es el evangelio.
El Señor nos siga iluminando cada día conforme al deseo de Su Corazón.

Si alguno ve a su hermano cometer pecado que no sea de muerte

1 Jn. 5:16
Si alguno ve a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y le dará vida…
En 1 Juan 5:14-17 se nos da a entender que además de poseer la vida eterna y disfrutarla, también podemos ministrar esta vida a otros. Esto significa que podemos dar vida eterna a otros. Al respecto, el pensamiento de Juan es muy profundo. No obstante, aunque es profundo, también se aplica de manera práctica a nuestra vida cristiana. Si disfrutamos la vida eterna y la experimentamos, ciertamente podremos ser canales por los cuales esta vida sea impartida a otros. Así, podremos ministrar vida eterna a otros miembros del Cuerpo.
Si su automóvil está casi sin gasolina, puede acudir a una estación de gasolina y quedarse allí para volverlo a llenar. Después de poco tiempo, el suministro de gasolina será reabastecido y podrá continuar su camino. Cuando uno mismo recibe el suministro, entonces puede proveerlo a los demás.
Necesitamos aprender que cuando un hermano o hermana peca es un claro indicio de que él o ella está carente de vida. Para poder ser de ayuda, primero tenemos que examinarnos a nosotros mismos para determinar si tenemos vida. ¿Tenemos un excedente de vida? ¿Tenemos más de lo que necesitamos? De no ser así, tenemos que esperar en el Señor acudiendo a Él en oración y ayuno hasta que obtengamos el rico suministro. Entonces, podremos ministrar de este suministro a otros. Ésta es la manera de avanzar en la vida de iglesia durante este tiempo de cristianismo degradado.
Juan recalca que esta vida que debemos ministrar a otros es simplemente Dios mismo. Es el Hijo de Dios. “Éste es el verdadero Dios, y la vida eterna” [1 Jn. 5:20]. Lo que necesitamos es tener una porción más grande del Señor Jesús; entonces tendremos un excedente para ministrarlo a otros, un excedente que no es de conocimiento o doctrina, sino de Dios.
Para ser personas que pueden dar vida a otros, tenemos que permanecer en la vida divina y en ella andar, vivir y ser. (1 Jn. 5:16,
Nos enfocaremos en un asunto básico en cuanto al servicio, el cual consiste en suministrar vida … Aquellos que sirven al Señor deben tener claro que cada servicio debería suministrar vida. Los ancianos no deberían pensar que su responsabilidad en la iglesia consiste en meramente ocuparse de asuntos administrativos y de encargarse de cuestiones prácticas. Los ancianos no deberían decir que mientras ellos se encarguen de cuestiones prácticas y se ocupen de asuntos administrativos apropiadamente, su servicio es el adecuado. Los diáconos no deberían decir que su servicio está completo cuando ellos terminan de ocuparse de los asuntos administrativos. El servicio de la iglesia consiste en suministrar vida, pues es un servicio propio de la vida. Si nosotros sencillamente nos ocupamos de los asuntos administrativos o nos encargamos de cuestiones prácticas pero no suministramos la vida de Dios a otros, nuestro servicio es un fracaso y es vano. Nunca deberíamos pensar que sólo aquellos que ministran la palabra son quienes suministran vida, pero que el servicio que rinden los ancianos o diáconos consiste en meramente ocuparse de asuntos administrativos y encargarse de cuestiones prácticas. Tal concepto es erróneo y necesita ser corregido.
Cada servicio, ya sea predicar el evangelio, dar mensajes, ocuparse de asuntos administrativos o el visitar a otros, es decir, ya sea que el servicio es espiritual o administrativo, debería ser un medio por el cual nosotros suministramos la vida que hemos recibido. Predicar el evangelio es para suministrar vida. Ministrar la palabra es para suministrar vida. Visitar a otros es para suministrar vida, y servir en la oficina administrativa de la iglesia es para suministrar vida. Incluso las cosas ordinarias, tales como barrer y limpiar las ventanas, son medios para suministrar vida. Aparentemente, hay muchos asuntos en el servicio de la iglesia, pero espiritualmente, estos muchos asuntos tienen un solo propósito, el cual es suministrar vida.  
Aunque los santos han oído los principios respecto al servicio, estoy teniendo comunión acerca de esto nuevamente porque necesitamos considerar nuestro servicio. No importa cuál sea nuestro servicio, deberíamos tener claro que nuestro servicio es un medio para suministrar vida a otros.
Si somos adecuados en nuestro servicio o no, nuestro enfoque se centra en suministrar vida, no en lograr algo.
El Señor nos siga iluminando cada día conforme al deseo de Su Corazón.

Entonces su amo lo llevará ante Dios y lo llevará a la puerta

Éx. 21:6
Entonces su amo lo llevará ante Dios y lo llevará a la puerta o al poste de la puerta, y su amo le horadará la oreja con lezna…
Is. 50:4-5
El Señor Jehová me ha dado lengua de discípulo, para que sepa sostener con una palabra al cansado. Mañana tras mañana me despierta; despierta mi oído para que escuche como discípulo. El Señor Jehová me abrió el oído…

A fin de ministrar vida a otros, es menester que hagamos por lo menos cuatro cosas. Primero, debemos mantener un contacto adecuado con el Señor. Todos debemos proponernos acudir al Señor, no para orar por algunas cosas, sino simplemente para pasar tiempo con Él. Necesitamos ser como el esclavo comprado descrito en Éxodo 21. El versículo 5 dice: “Si el siervo dice terminantemente: Amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos; no saldré libre”. Después de haber servido por seis años, el esclavo quedaba en libertad, pero si él amaba a su señor, no saldría libre. Más aún, mientras él estuvo en casa de su señor, él recibió una esposa y tuvo hijos. Según la tipología, la esposa y los hijos del esclavo representan a la iglesia con todos los santos. No solamente tenemos al Amo, sino que además tenemos la iglesia y todos los santos como nuestra familia. Amamos al Señor, a la iglesia y a todos los santos. Debemos decirle al Señor: “Señor, deseo quedarme. Podría salir libre, pero no lo haré. Te amo. Amo a mi esposa, la iglesia, y amo a mis hijos, los santos. No quiero perderte de vista, Señor, y tampoco quiero perder de vista Tu iglesia y todos los santos. Quiero permanecer aquí como Tu esclavo”.
Según la tipología, hacer que nuestra oreja sea horadada quiere decir abrir nuestros oídos [Éx. 21:6]. Ser un buen servidor no depende de nuestros pies, nuestras manos o nuestros ojos. Ello depende de nuestros oídos abiertos. A fin de ser un esclavo apro­piado, es necesario que tengamos los oídos abiertos; no se nos exige hablar, hacer nada ni andar, sino que escuchemos. No debemos ser instructores, sino como los que son instruidos; no debemos ser maestros, sino aprendices. Todos necesitamos orar así: “Señor, te amo, amo Tu iglesia y amo a los santos. Jamás saldré libre. Por tanto, horada mi oreja; abre mis oídos para escucharte. No quiero ser un maestro. Soy uno que escucha y aprende”. Isaías 50 es una palabra profética que describe al Señor Jesús mientras estuvo en la tierra. Los versículos 4 y 5 dicen: “El Señor Jehová me ha dado / lengua de discípulo, / para que sepa sostener con una palabra al cansado. / Mañana tras mañana me despierta; / despierta mi oído / para que escuche como discípulo. / El Señor Jehová me abrió el oído; / y yo no fui rebelde, / ni me volví atrás”. Una persona que ha recibido vida y la palabra oportuna de parte del Señor podrá impartir la palabra oportuna que sostendrá al cansado. Esto es ministrar vida a los cansados y débiles.
En segundo lugar, debemos aprender en la presencia del Señor a ser tratados por Él. Podríamos decirle: “Señor, aquí estoy. Sé que no soy una persona muy apropiada ni muy útil. Soy una persona natural, salvaje y cruda, pues nunca he sido ‘cocinado’, procesado, por Ti. Incluso soy pecaminoso, mundano y carnal. Señor, a fin de que puedas usarme como Tu esclavo, primero es preciso que trates conmigo. Necesito que me disciplines. Necesito que me ‘cocines’. Señor, me abro a Ti, pero no dependo de mi apertura; dependo de Tu escrutinio. Llévame a Tu luz. Resplandece sobre mí, resplandece dentro de mí y resplandece intensamente a través de mí a fin de que sea plenamente puesto al descubierto”. Todos debemos hacer esta clase de oración. Es mejor orar así a solas. En otras cosas no debemos ser individualistas, pero es mejor hacer esta clase de oración de manera individual. Debemos pasar una hora o más en la presencia del Señor con este propósito, verificando con Él una y otra vez hasta que nos sintamos liberados y no haya nada más que deba ser puesto al descubierto.
El Señor nos siga iluminando cada día conforme al deseo de Su Corazón.

Todo lo relacionado con la iglesia debe estar en la naturaleza de vida

Con el contenido de vida y en la impartición de vida (Jn. 10:10b; 14:6a; 1 Co. 15:45; Ro. 8:2, 10, 6, 11):
A.
La “moneda” en el “cambio” de la iglesia no es el dólar, sino la vida divina; la vida divina es nuestra única clase de “mercancía”.
B.
La iglesia está relacionada por completo con la vida, puesto que la iglesia es el organismo del Dios Triuno como Cuerpo de Cristo y como la vid con los pámpanos (1 Co. 12:12; Jn. 15:1-5); nuestra obra, nuestro hablar, nuestra comunión, nuestro servicio, nuestro ministerio, nuestro mensaje, nuestro estudio de la Biblia y nuestra oración deben hallarse en el fluir y la impartición de vida.
C.
Cuando los pámpanos de la vid reciben un suministro suficiente del Espíritu vivificante, que es el jugo vital de Cristo, ellos llevan fruto como el desbordar del suministro interno de vida (vs. 4-5).
Alimento matutino
Jn.
4:34
Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe Su obra.
Éx.
28:12
Y pondrás las dos piedras sobre las hombreras del efod, como piedras memoriales con respecto a los hijos de Israel. Aarón llevará ante Jehová sus nombres sobre sus dos hombros, por memorial.
29
Así Aarón llevará los nombres de los hijos de Israel en el pectoral del juicio sobre su corazón…
Después que el Señor ha tratado con nosotros exhaustivamente y después de asumir la carga, debemos aprender a tener un interés por las personas. Debido a la caída, muchos entre nosotros no tienen interés por otros. Pensamos que si ellos se van al cielo o al infierno es algo que únicamente les concierne a ellos. No nos importa si los demás crecen en vida, y nos parece que preocuparnos por nuestro propio bienestar espiritual ya es suficiente. Sin embargo, el servicio en la iglesia requiere que cada uno de nosotros se relacione con otros. Es necesario tener un interés por el pueblo del Señor … Todos los días, el pueblo del Señor debe ser nuestra “comida” (Jn. 4:31-34). Algunas hermanas jóvenes debieran decir: “Todas las hermanas jóvenes entre diez y quince años de edad que están en la vida de iglesia son mi comida. Es tal mi interés en las jóvenes”.
Sin embargo, nuestro interés por otros no debe ser un interés natural … ni para socializar, sino de la manera que corresponde a la vida divina … [a fin de] ver que ellos sean salvos, crezcan en vida y lleguen a la madurez.
Podemos asumir una carga por determinadas personas. Deberíamos hacer una lista de ellas, llevarla siempre presente y orar por cada una de ellas … Muchos en la iglesia necesitan que nosotros los llevemos sobre nuestros hombros y los abracemos en nuestro pecho (Éx. 28:9-12, 15-21, 29). Debemos amarlos. Cuando caen, debemos llorar por ellos; cuando se levantan, debemos regocijarnos … Nuestro servicio no consiste simplemente en acomodar las sillas, limpiar, servir de ujieres ni hacer trabajos administrativos. Todos estos servicios son temporales como el medio, el instrumento o canales que usamos para cuidar a las personas.
Como aquellos que han nacido de nuevo, nosotros poseemos la vida divina. Sin embargo, es posible que no ejercitemos mucho de la vida divina en el servicio de la iglesia. Tal vez simplemente hagamos las cosas y hablemos, contemos chismes, hagamos preguntas y ejercitemos nuestra mente y parte emotiva, y a eso lo llamemos “comunión”, mas no ejercitemos la vida divina que está en nosotros. El simple hecho de reunirnos para conversar de forma amistosa sin ministrarnos vida unos a otros no es comunión, sino meramente una actividad social. La comunión genuina es el fluir y la mutua impartición de vida. Yo le ministro vida a usted, luego usted me ministra vida a mí, y en esa corriente de vida se da la verdadera comunión … Todo lo relacionado con la iglesia debe estar en la naturaleza de vida, con el contenido de vida y en la impartición de vida. La “moneda” en el “cambio” de la iglesia no es el dólar, sino la vida divina; la vida divina es nuestra única clase de “mercancía”. La iglesia está relacionada por completo con la vida. Nuestra obra, nuestro hablar, nuestra comunión, nuestro servicio, nuestro ministerio, nuestro mensaje, nuestro estudio de la Biblia y nuestra oración deben hallarse en el fluir y la impartición de vida.
En la iglesia debemos tener vida, entrenamiento y llevar fruto. Cada miembro de la iglesia debería ser un pámpano que lleve fruto. La palabra del Señor en Juan 15 es enfática y definida. Él afirmó: “Yo soy la vid verdadera, y Mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en Mí no lleva fruto, lo quita; y todo aquel que lleva fruto, lo poda, para que lleve más fruto” (vs. 1-2). Si somos salvos, somos un pámpano en la vid; no podemos negarlo. Por lo tanto, debemos darnos cuenta de que cada pámpano en la vid debe permanecer en el Señor para llevar fruto. Esto no es un asunto insignificante.
Si llevamos por lo menos un fruto, el suministro de vida fluirá en nosotros. El jugo de vida correrá en nuestro interior y llevaremos más fruto. Llevar el primer fruto es un gran avance. Debemos experimentar tal avance. Necesitamos acudir al Señor para que Él trate con nosotros cabalmente.
El Señor nos siga iluminando cada día conforme al deseo de Su Corazón.

En un cuerpo tenemos muchos miembros

Ro. 12:4-5
Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un solo Cuerpo en Cristo y miembros cada uno en particular, los unos de los otros.
Necesitamos ver que la economía de Dios como plan de Dios, Su administración, consiste en crear, constituir y producir un Cuerpo para Su Hijo. Éste es el principal propósito de la economía de Dios. Cristo obtuvo este Cuerpo, que es parte de Sí mismo, Su complemento. El hecho de que Adán viviera solo tipifica el hecho de que Cristo estaba solo antes que obtuviera Su complemento, Su Cuerpo, la iglesia. Dios dijo que no era bueno que Adán estuviera solo. Así que hizo caer un sueño profundo sobre Adán, le abrió el costado y tomó una de sus costillas. Génesis 2 dice que con esa costilla Dios edificó a una mujer (v. 22). Esto indica que Eva procedió de Adán. Después que Eva fue edificada, Dios la trajo a Adán e hizo que ambos fuesen una sola carne. Efesios 5 nos dice que esto es un tipo del gran misterio de Cristo y la iglesia (vs. 31-32). Este tipo se cum­plirá en la Nueva Jerusalén, que es la esposa del Cordero (Ap. 21:2). Ésta es la meta de la economía de Dios.
La economía de Dios tiene otro aspecto por el lado negativo, a saber, la destrucción del enemigo de Dios. Dios tiene un solo enemigo al que podría destruir por Sí solo, pero Él no haría eso. Él desea hacer esto por medio de Su pueblo redimido. Por lo tanto, la humanidad redimida debe cooperar con Dios para destruir a Satanás. El libro de Apocalipsis nos muestra, por un lado, que los vencedores llegarán a ser la Nueva Jerusalén consumada y, por otro, que todos los vencedores serán usados para destruir a Satanás. Éstos son los dos aspectos respecto al Cuerpo de Cristo que tienen que ver con el cumplimiento del deseo que Dios tiene de ser expresado y de que Satanás sea destruido.
La obra que el Dios Triuno efectúa en nosotros consiste en producir el Cuerpo de Cristo, cuya realidad es el Espíritu, el Cristo pneumático. Este Espíritu, quien es el Dios Triuno consumado, la resu­rrección, obra en nosotros. Cuando tenemos el Cristo pneumático, el Dios Triuno consumado, la resurrección, somos en realidad el Cuerpo de El libro de 2 Corintios trata sobre el ministerio del nuevo pacto. Sin embargo, es importante que sepamos que el ministerio del nuevo pacto tiene como fin producir el Cuerpo de Cristo. En 1 Corintios se abarca el tema del Cuerpo de Cristo … Lo que nos dice 2 Corintios es … que si deseamos tener el Cuerpo de Cristo, debemos tener el ministerio del nuevo pacto. Sin el ministerio del nuevo pacto, no hay posibilidad alguna de que se manifieste el Cuerpo de Cristo.
Me gustaría repetir que el Cuerpo es el significado intrínseco de la iglesia … Aleluya, ¡tenemos el Cuerpo! Sin el Cuerpo, la iglesia no tiene sentido, pero con el Cuerpo, tenemos el significado intrínseco de la iglesia.
Todos los problemas que actualmente hay en la iglesia se deben a la ignorancia con respecto al Cuerpo de Cristo. No debe existir esta ignorancia entre nosotros, y debemos tener el pleno conocimiento al respecto. Necesitamos un espíritu de sabiduría y de revelación, y que los ojos de nuestro corazón sean iluminados para que veamos y comprendamos el Cuerpo de Cristo.
Todos los problemas que se suscitan se deben a que no vemos el Cuerpo y no nos preocupamos por el Cuerpo. Todos necesitamos regresar a la verdad, y poner en práctica la verdad es cuidar del Cuerpo.
Conocer el Cuerpo constituye el recobro apropiado del Señor. Si estamos en pro del recobro, necesitamos comprender lo que es el recobro. El Señor desea recobrar el Cuerpo de Cristo, el cual ha sido pasado por alto, así como recobrar la unidad del Cuerpo de Cristo, la cual ha sido desatendida. En esto consiste el recobro del Señor.
El Señor nos siga iluminando cada día conforme al deseo de Su Corazón.