martes, 26 de noviembre de 2013
viernes, 15 de noviembre de 2013
Vida Divina en el Cuerpo de Cristo
SÓLO A TRAVÉS DE LA VIDA DIVINA QUE EL CUERPO DE CRISTO ES EDIFICADO
Ro. 5 :10; Fil. 1 :19
Dios hizo al hombre como un ser tripartito. En primera de tesalonicenses 5:23 dice claramente que tenemos un espíritu, alma y cuerpo. Hebreos 4 :12 dice que nuestro espíritu puede ser separado de nuestra alma. En el alma tenemos la mente, la parte emotiva y la voluntad. En el cuerpo tenemos muchos miembros.... En nuestro espíritu tenemos la conciencia, la intuición y la comunión. Nuestro cuerpo existe para que seamos un vaso viviente que contenga a Dios (Ro. 9 :21, 23).
Dios, a fin de cumplir Su propósito, primero hizo al hombre como vaso que lo contuviera a Él como vida (Jn. 5: 11-13). El hombre fue creado de una manera muy específica, no solamente con un cuerpo para subsistir físicamente y con un alma para expresarse, sino también con un espíritu en el cual recibir y contener a Dios (1 Co. 3:16; 6:19; Ef. 2:21). El alma del hombre es su persona y toda su personalidad. Es una persona completa. La intención de Dios era que el hombre, como ser creado y completo, lo tomara a Él como vida y lo expresara en todos los aspectos de su personalidad. Por consiguiente, además del alma, el hombre necesita un órgano específico con el cual tocar y ser uno con Dios: el espíritu humano (1 Ts. 5:23; 1 Co. 15:45; 2 Co. 3:17; 1 Co. 6:17).
Romanos 8 nos revela cómo el Dios Triuno (Trinidad divina)---el Padre (v. 15), el Hijo (vs. 3, 29, 32) y el Espíritu (vs. 9, 11, 13-14, 16, 23, 26)--se imparten a Si mismo como vida (vs. 2, 6, 10, 11) en nosotros, hombres tripartitos--de espíritu, alma y cuerpo--para hacernos Sus hijos (vs. 14-15, 19, 23, 29, 17) a fin de constituir el Cuerpo de Cristo (12: 4-5). (Ro. 8:9).
Ser salvos en la vida divina de Cristo es algo que es progresivo. Hemos sido salvos eternamente de la perdición eterna, del juicio eterno y de la muerte eterna en el lago de fuego. Pero en términos de ser liberados de la ley del pecado, todavía no hemos sido completamente salvos. Así que, la vida cristiana es una vida de ser salvos continuamente.
La salvación completa que Dios efectúa se basa en Su justicia (Ro.1:17a), la cual es Cristo. Dicha justicia, la cual es sólida e inquebrantable, es el cimiento de Su trono (Sal. 89:14) y la base en la cual se establece Su reino (Ro. 14;17).
El universo, incluyéndonos a nosotros, existe con base a la justicia de Dios.
Romanos 5:10 señala que la plena salvación revelada en este libro consta de dos secciones: una es la redención que la muerte de Cristo efectuó en nosotros, y la otra es la acción salvadora que la vida de Cristo nos provee. En los primeros cuatro capítulos se describe exhaustivamente la redención llevada a cabo por la muerte de Cristo, mientras que en los últimos doce, se habla en detalle de la acción salvadora proporcionada por la vida de Cristo. Nosotros, el pueblo redimido de Dios, somos salvos en la vida divina de Cristo del cautiverio, la esclavitud, del pecado, es decir, de la ley del pecado por medio de la liberación de la ley del Espíritu vivificante (Ro. 8:2). Pero a fin de que la ley del Espíritu vivificante opere, se requiere que cooperemos al poner nuestra mente en nuestro espíritu (Ro. 6: 6b) y andar según el espíritu mezclado(Ro. 8:4).
Recordar que tenemos un espíritu (1 Ts. 3:17);(que el señor hoy es el Espíritu (1 Co. 15:45; 2 Co. 3:17) y que somos un solo espíritu con el señor ( 1 Co. 6:17).
Nosotros también necesitamos ser salvos en la vida divina de Cristo del siglo presente del mundo, por medio de la santificación del Espíritu Vivificante (Ro. 12:2a; 6:19b, 22b). Somo salvos en la vida de Cristo, de nuestro ser natural por medio de la transformación del Espíritu Vivificante (Ro.12:2b; 2 Co. 3:18). En la ida divina somos salvos del individualismo al ser edificados en el cuerpo de Cristo (12:5). Somos salvos en la vida divina de Cristo de la manifestación de la semejanza de nuestro yo por medio de la conformación del Espíritu que imparte vida (Ro.8:29b)...Seamos buenos o malos, amables o toscos, de todos modos manifestaremos la semejanza de nuestro yo....Necesitamos ser conformados por medio de la transformación en la misma imagen del Hijo de Dios (2 Co. 3:18).
El resultado de que seamos salvos en la vida divina de Cristo es la transfiguración, en virtud de la vida divina, de nuestro cuerpo de humillación (Ro. 8:30c; Fil. 3:21; Ro. 8:11)....Cuando el Espíritu que mora en nosotros nos sature completamente, nuestro cuerpo será redimido.
Romanos 10 revela la manera de disfrutar la salvación que trae la vida. Los versículos 12 y 13 nos dicen que el Señor es rico para con todos los que le invocan y que todo aquel que invoque el nombre del señor, será salvo. Cuando invocamos el nombre del Señor , somos salvos en Su vida. cuando le invocamos, disfrutamos la salvación que la vida trae. Que el señor tenga misericordia de nosotros para que disfrutemos Su vida salvadora día tras día. Es triste el poco conocimiento que hay entre los cristianos sobre este asunto tan primordial.
Después de ser salvos de la condenación de Dios y del lago de fuego, primero necesitamos ser salvos de la ley del pecado. La ley del pecado es el poder dominante del pecado. Romanos 8:2 dice que la ley del Espíritu de vida nos libra de la ley del pecado. La carne es la segunda cosa de la cual necesitamos ser salvos. La muerte espiritual es la tercera cosa negativa de la cual necesitamos ser salvos. La muerte incluye todo lo negativo. Es menester que seamos salvos de la ley del pecado, de la carne y de la muerte.
La muerte siempre acompaña al pecado; es el producto del pecado. El pecado es la causa y la muerte espiritual es el efecto. Cuando tenemos el pecado, allí está la muerte. La muerte es la falta de capacidad para cumplir los requisitos de Dios según la norma divina. Por supuesto en nuestro hombre natural no mora el Bien (Ro.7), lo que nos impide cumplir los requisitos de Dios. Necesitamos ser salvos en Su vida. Necesitamos Su vida para que podamos ser vivientes, llenos de Su espíritu para cumplir Sus requisitos. Esto es tomar a Cristo como nuestra vida (Ga. 2:20 Fil. 1:21), nuestra persona, nuestra cabeza (Ef.1:22-23) nuestro todo. Debemos dar a nuestro querido Señor Jesús la preeminencia en todas las cosas, para que no vivamos en nosotros mismo. Cristo debe ser nuestro vivir las veinticuatro horas del día (He. 7:25).
Ser salvos en Su vida no tiene que ver solamente con ser justificados, ser perdonados por Dios y ser salvos del lago
de fuego. necesitamos ser salvos de la falta de capacidad para glorificarle, agradarle y cumplir Sus requisitos. Necesitamos Su vida. Esta es la vida que tiene el poder de la resurrección. La vida que recibimos de Dios por medio de Cristo es una vida de resurrección. Esta vida ha sido probada al morir y al pasar al pasar por la muerte. Cristo es la resurrección y la vida (Jn. 11:25). Debido a que Cristo es la resurrección, era imposible que El fuese retenido por la muerte (Hch. 2:24). Si tenemos al Hijo, tenemos la vida. Si no tenemos al Hijo , no tenemos la vida (Jn.3:16). Debido a que recibimos al Hijo, podemos declarar que tenemos la vida (Col.3:4a). por medio de esta vida es que somos transformados de gloria en gloria a Su misma imagen.
En Filipenses 3:10a Pablo dijo que quería conocer el poder de la resurrección del Señor. Este poder es Su vida de resurrección, la cual lo resucitó de entre los muertos (Ef. 1:19-20). Necesitamos conocer y experimentar el poder de esta
vida del señor para ser salvos en Su vida.
Que Dios nos bendiga a todos nosotros y nos guarde en Su corazón para Su mayor gloria
En Cristo, José Luis Bruña
Ro. 5 :10; Fil. 1 :19
Dios hizo al hombre como un ser tripartito. En primera de tesalonicenses 5:23 dice claramente que tenemos un espíritu, alma y cuerpo. Hebreos 4 :12 dice que nuestro espíritu puede ser separado de nuestra alma. En el alma tenemos la mente, la parte emotiva y la voluntad. En el cuerpo tenemos muchos miembros.... En nuestro espíritu tenemos la conciencia, la intuición y la comunión. Nuestro cuerpo existe para que seamos un vaso viviente que contenga a Dios (Ro. 9 :21, 23).
Dios, a fin de cumplir Su propósito, primero hizo al hombre como vaso que lo contuviera a Él como vida (Jn. 5: 11-13). El hombre fue creado de una manera muy específica, no solamente con un cuerpo para subsistir físicamente y con un alma para expresarse, sino también con un espíritu en el cual recibir y contener a Dios (1 Co. 3:16; 6:19; Ef. 2:21). El alma del hombre es su persona y toda su personalidad. Es una persona completa. La intención de Dios era que el hombre, como ser creado y completo, lo tomara a Él como vida y lo expresara en todos los aspectos de su personalidad. Por consiguiente, además del alma, el hombre necesita un órgano específico con el cual tocar y ser uno con Dios: el espíritu humano (1 Ts. 5:23; 1 Co. 15:45; 2 Co. 3:17; 1 Co. 6:17).
Romanos 8 nos revela cómo el Dios Triuno (Trinidad divina)---el Padre (v. 15), el Hijo (vs. 3, 29, 32) y el Espíritu (vs. 9, 11, 13-14, 16, 23, 26)--se imparten a Si mismo como vida (vs. 2, 6, 10, 11) en nosotros, hombres tripartitos--de espíritu, alma y cuerpo--para hacernos Sus hijos (vs. 14-15, 19, 23, 29, 17) a fin de constituir el Cuerpo de Cristo (12: 4-5). (Ro. 8:9).
Ser salvos en la vida divina de Cristo es algo que es progresivo. Hemos sido salvos eternamente de la perdición eterna, del juicio eterno y de la muerte eterna en el lago de fuego. Pero en términos de ser liberados de la ley del pecado, todavía no hemos sido completamente salvos. Así que, la vida cristiana es una vida de ser salvos continuamente.
La salvación completa que Dios efectúa se basa en Su justicia (Ro.1:17a), la cual es Cristo. Dicha justicia, la cual es sólida e inquebrantable, es el cimiento de Su trono (Sal. 89:14) y la base en la cual se establece Su reino (Ro. 14;17).
El universo, incluyéndonos a nosotros, existe con base a la justicia de Dios.
Romanos 5:10 señala que la plena salvación revelada en este libro consta de dos secciones: una es la redención que la muerte de Cristo efectuó en nosotros, y la otra es la acción salvadora que la vida de Cristo nos provee. En los primeros cuatro capítulos se describe exhaustivamente la redención llevada a cabo por la muerte de Cristo, mientras que en los últimos doce, se habla en detalle de la acción salvadora proporcionada por la vida de Cristo. Nosotros, el pueblo redimido de Dios, somos salvos en la vida divina de Cristo del cautiverio, la esclavitud, del pecado, es decir, de la ley del pecado por medio de la liberación de la ley del Espíritu vivificante (Ro. 8:2). Pero a fin de que la ley del Espíritu vivificante opere, se requiere que cooperemos al poner nuestra mente en nuestro espíritu (Ro. 6: 6b) y andar según el espíritu mezclado(Ro. 8:4).
Recordar que tenemos un espíritu (1 Ts. 3:17);(que el señor hoy es el Espíritu (1 Co. 15:45; 2 Co. 3:17) y que somos un solo espíritu con el señor ( 1 Co. 6:17).
Nosotros también necesitamos ser salvos en la vida divina de Cristo del siglo presente del mundo, por medio de la santificación del Espíritu Vivificante (Ro. 12:2a; 6:19b, 22b). Somo salvos en la vida de Cristo, de nuestro ser natural por medio de la transformación del Espíritu Vivificante (Ro.12:2b; 2 Co. 3:18). En la ida divina somos salvos del individualismo al ser edificados en el cuerpo de Cristo (12:5). Somos salvos en la vida divina de Cristo de la manifestación de la semejanza de nuestro yo por medio de la conformación del Espíritu que imparte vida (Ro.8:29b)...Seamos buenos o malos, amables o toscos, de todos modos manifestaremos la semejanza de nuestro yo....Necesitamos ser conformados por medio de la transformación en la misma imagen del Hijo de Dios (2 Co. 3:18).
El resultado de que seamos salvos en la vida divina de Cristo es la transfiguración, en virtud de la vida divina, de nuestro cuerpo de humillación (Ro. 8:30c; Fil. 3:21; Ro. 8:11)....Cuando el Espíritu que mora en nosotros nos sature completamente, nuestro cuerpo será redimido.
Romanos 10 revela la manera de disfrutar la salvación que trae la vida. Los versículos 12 y 13 nos dicen que el Señor es rico para con todos los que le invocan y que todo aquel que invoque el nombre del señor, será salvo. Cuando invocamos el nombre del Señor , somos salvos en Su vida. cuando le invocamos, disfrutamos la salvación que la vida trae. Que el señor tenga misericordia de nosotros para que disfrutemos Su vida salvadora día tras día. Es triste el poco conocimiento que hay entre los cristianos sobre este asunto tan primordial.
Después de ser salvos de la condenación de Dios y del lago de fuego, primero necesitamos ser salvos de la ley del pecado. La ley del pecado es el poder dominante del pecado. Romanos 8:2 dice que la ley del Espíritu de vida nos libra de la ley del pecado. La carne es la segunda cosa de la cual necesitamos ser salvos. La muerte espiritual es la tercera cosa negativa de la cual necesitamos ser salvos. La muerte incluye todo lo negativo. Es menester que seamos salvos de la ley del pecado, de la carne y de la muerte.
La muerte siempre acompaña al pecado; es el producto del pecado. El pecado es la causa y la muerte espiritual es el efecto. Cuando tenemos el pecado, allí está la muerte. La muerte es la falta de capacidad para cumplir los requisitos de Dios según la norma divina. Por supuesto en nuestro hombre natural no mora el Bien (Ro.7), lo que nos impide cumplir los requisitos de Dios. Necesitamos ser salvos en Su vida. Necesitamos Su vida para que podamos ser vivientes, llenos de Su espíritu para cumplir Sus requisitos. Esto es tomar a Cristo como nuestra vida (Ga. 2:20 Fil. 1:21), nuestra persona, nuestra cabeza (Ef.1:22-23) nuestro todo. Debemos dar a nuestro querido Señor Jesús la preeminencia en todas las cosas, para que no vivamos en nosotros mismo. Cristo debe ser nuestro vivir las veinticuatro horas del día (He. 7:25).
Ser salvos en Su vida no tiene que ver solamente con ser justificados, ser perdonados por Dios y ser salvos del lago
de fuego. necesitamos ser salvos de la falta de capacidad para glorificarle, agradarle y cumplir Sus requisitos. Necesitamos Su vida. Esta es la vida que tiene el poder de la resurrección. La vida que recibimos de Dios por medio de Cristo es una vida de resurrección. Esta vida ha sido probada al morir y al pasar al pasar por la muerte. Cristo es la resurrección y la vida (Jn. 11:25). Debido a que Cristo es la resurrección, era imposible que El fuese retenido por la muerte (Hch. 2:24). Si tenemos al Hijo, tenemos la vida. Si no tenemos al Hijo , no tenemos la vida (Jn.3:16). Debido a que recibimos al Hijo, podemos declarar que tenemos la vida (Col.3:4a). por medio de esta vida es que somos transformados de gloria en gloria a Su misma imagen.
En Filipenses 3:10a Pablo dijo que quería conocer el poder de la resurrección del Señor. Este poder es Su vida de resurrección, la cual lo resucitó de entre los muertos (Ef. 1:19-20). Necesitamos conocer y experimentar el poder de esta
vida del señor para ser salvos en Su vida.
Que Dios nos bendiga a todos nosotros y nos guarde en Su corazón para Su mayor gloria
En Cristo, José Luis Bruña
martes, 5 de noviembre de 2013
Vida Divina
VIDA DIVINA (Jn. 5:26; Ro. 8:11)
La vida divina puede considerarse el primer y más básico
atributo de Dios. Aunque la palabra vida se usa muchas veces en el Nuevo
Testamento, la frase "la vida de Dios" aparece sólo una vez. Efesios 4:18 es
el único versículo que nos habla acerca de la vida de Dios: "Teniendo el
entendimiento entenebrecido, ajenos a la vida de Dios por la ignorancia que
en ellos hay, por la dureza de su corazón". La vida de Dios es eterna e
increada. El hombre no recibió esta vida en el momento en que fue creado.
Después de ser creado, el hombre con la vida humana creada fue puesto frente
al árbol de la vida (Gn. 2:8-9) a fin de recibir la vida divina e increada.
Sin embargo, el hombre cayó en la vanidad de su mente y su entendimiento fue
entenebrecido. En esta condición caida el hombre no puede contactar la vida
de Dios hasta que se arrepienta (hasta que su mente se vuelve a Dios) y cree
en el Señor Jesús para recibir la vida eterna de Dios (Hch. 11:18; Jn. 3:16).
De hecho, en todo el universo sólo la vida de Dios puede
considerarse como vida. En 1 Juan 5:12 dice: "El que tiene al Hijo, tiene la
vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida". A los ojos de Dios
únicamente Su vida es vida. La vida humana sólo es una sombra de la vida de
Dios. Por esta razón, cuando la vida de Dios se menciona en el Nuevo
Testamento, se habla de ella como si fuese la única vida (Jn. 1:4; 10:10;
11:25; 14:6).
Todas las demás clases de vida que existen en el universo son
mortales y variables. Únicamente la vida de Dios es divina y eterna, inmortal
e inmutable. Por lo tanto desde la perspectiva de la eternidad, únicamente la
vida de Dios es vida.
Esta vida dentro de nosotros es lo que Dios es. Ahora en esta
vida Dios llega a ser nuestro todo y es nuestro todo; es en esta vida que
Dios llega a ser nuestro Dios. En Cristo esta vida es la plenitud de la
Deidad y el contenido de Dios mismo (Cristo Jesús es Dios hecho hombre
mediante la encarnación). Por ser la vida el fluir de Dios así como el
contenido de Dios, la vida es Dios mismo (la vida divina).
Hablando con propiedad, cuando recibimos la vida, no sólo
recibimos la vida de Dios, sino a Dios como vida. Dios no solamente nos dio
Su vida; Él mismo vino para ser nuestra vida (Jn.1:12-13). Por ser Dios mismo
la vida, Su vida es Su mismo ser.
Pablo dice en Gálatas 2:20a: "Con Cristo estoy juntamente
crucificado, y ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí". Esto muestra que la
vida es Cristo que vive en nosotros (1 Jn. 5:11-13).... La vida no es una
actividad. La vida es absolutamente Cristo mismo. Debemos recalcar este
hecho a lo sumo.....Nada puede reemplazar la vida de nuestro querido Señor.
La vida es el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es la realidad
de Cristo (Jn. 14:16-17; 1 Co. 15:45) El Hijo es la corporificación del
Padre, y el Espíritu es la realidad del Hijo. Romanos 8:2a usa la expresión
"Espíritu de vida", y 2 Corintios 3:6b dice que el Espíritu da vida. Por lo
tanto, el Espíritu Santo hoy es el Espíritu de vida, quien nos da vida.
Debemos recalcar que en el Nuevo Testamento el Espíritu tiene dos aspectos.
Por un lado, Él es el Espíritu de poder y, por otro, Él es el Espíritu de
vida.
Santos, es hermoso y muy disfrutable experimentar esta
realidad. Cuando abrimos nuestro corazón al Señor Jesús como nuestro amado
Salvador, la vida del Dios Triuno (la Trinidad Divina) se imparte en nosotros
y vive en nosotros. El Padre es la fuente, el origen, el Hijo es el cauce, y
el Espíritu es el fluir. Hermanos, el Dios Triuno se imparte en nosotros en
Su Trinidad Divina y ahora vive en nosotros. Somos sus muchos hijos (Jn.
1:12-13); los muchos hermanos del Primogénito Hijo de Dios, nuestro querido
Señor Jesús en resurrección.
LA INTENCIÓN DE DIOS ES EDIFICAR SU IGLESIA,
LA CUAL ES SU CUERPO, DÁNDONOS A COMER DEL
ÁRBOL DEL LA VIDA (Gn. 2: 8-9; Ap. 22 :14)
Jeremías 2:13 dice: "Dos males ha hecho Mi pueblo: / me
dejaron a Mí, / fuente de agua viva, / y cavaron para sí cisternas, /
cisternas rotas que no retienen el agua". La intención de Dios en Su economía
(Su beneplácito, Su buen deseo) es ser la fuente, el origen, del agua viva
que satisface a Su pueblo escogido y en la cual ellos pueden deleitarse.....
a fin de edificar la iglesia, Su cuerpo, Su novia, Su esposa, para que esta
sea la plenitud de Dios con miras a Su expresión (Ef. 1 :22-23). Éste es el
deseo del corazón de Dios, el beneplácito,( Ef. 1:5, 9) de Dios en Su
economía. Dicho pensamiento es desarrollado plenamente en el Nuevo
Testamento, pero su semilla fue sembrada en Jeremías 2:13.
Nada puede reemplazar el nuevo pacto ni compararse con él.
Confucio y Sócrates eran buenos, pero eran humanos con naturaleza caida; no
pudieron introducirse en sus seguidores como vida. Sólo Jesucristo, la
corporificación de Dios (Dios encarnado), puede hacer esto. a Través de los
siglos, Él ha infundido Su vida en millones de personas. Nosotros, los
creyentes, hemos recibido Su vida eterna. Esto lo indica claramente Juan
3:16. Al creer en Cristo, hemos recibido la vida eterna, la vida divina. Esta
vida es la centralidad y la universalidad de nuestra vida cristiana. Esta
vida no es nada menos que Cristo mismo, y Cristo es Dios mismo. Debido a que
tenemos a Dios dentro de nosotros, en nuestro espíritu (1 Ts. 5 : 23) como
vida, podemos conocerle, entenderle, vivirle (Ga. 2:20; Fil. 1:21) y ser
constituidos de Él.
La intención original de Dios era que el hombre comiera del
árbol de la vida (Gn. 2:9, 16). A causa de la caída, el camino al árbol de la
vida le fue cerrado al hombre (Gn. 3:22-23). Mediante la redención efectuada
por Cristo, el camino por el cual el hombre puede llagar al árbol de la vida,
que es Dios mismo en Cristo como vida para el hombre, fue abierto de nuevo
(He. 1O:19-20). Pero en la degradación de la iglesia, la religión ( la
religión es inventada por el hombre; Dios no es ninguna religión, es una
Persona viva) se infiltró con su conocimiento, sin vida, para distraer a los
creyentes y apartarles de comer a Cristo (Jn.6: 35, 41, 48, 50-58), el árbol
de la vida. Así que, el Señor les prometió a los vencedores que, como
recompensa, les daría a comer de Sí mismo, el árbol de la vida (Ap. 2:7), en
el paraiso de Dios. Esto les motiva a abandonar la religión para tomarle como
vida y para disfrutarle nuevamente (2 Co. 3:6).
Necesitamos una visión, una revelación como Pedro (Mt. 16:17-
18) para poder ver que toda la Biblia nos presenta un cuadro mostrándonos que
Dios es el árbol de la vida a fin de ser nuestro alimento (Jn. 6: 41, 48-51,
53-58, 63). Es por esto que el árbol de la vida está al principio y al final
de la Biblia (Gn.2:9; Ap. 22:2, 14). Debemos aprender a disfrutar al Señor
comiéndole. Comer al Señor nos volverá del atrio al Lugar Santo; del alma al
espíritu (1 Ts.5:23). Al comerle seremos transformados en materiales
preciosos para ser edificados con otros para el edificio de Dios (1 P. 2:5),
Su cuerpo, Su novia, Su esposa, el nuevo hombre, Su expresión, Su morada por
toda la eternidad. Entonces habrá una casa (1 Ti. 3:15), un templo, para el
descanso del Señor, y en este templo disfrutaremos al Señor de manera plena.
Así que, el propósito de Dios se cumplirá. Todos debemos aprender a comer al
Señor, a disfrutarle para ser constituidos con su vida.
Es muy importante recordar que la iglesia no es un edificio de
ladrillo ni una organización; la iglesia es un organismo vivo, es el Cuerpo
de Cristo compuesto de todos los redimidos por el Señor que Le contienen como
vida (Ef. 1 :22-23) y viven por Su vida (Ga. 2:20; Fil. 1:21).
EL ÁRBOL DE LA
VIDA, CRISTO MISMO, ES LA FIGURA CENTRAL DEL UNIVERSO
(Ap. 22 :2; Jn. 15 :1)
Vemos que Dios creó al hombre a Su imagen y conforme a Su
semejanza con el propósito de que este le recibiera como vida y le expresara
en todos Sus atributos. Génesis 2 :9 dice: "E hizo Jehová Dios brotar de la
tierra todo árbol agradable a la vista y bueno para comer, y también el árbol
de la vida en medio del huerto, y el árbol del conocimiento del bien y del
mal". Aquí el árbol de la vida no es un tipo, sino una figura que representa
a Dios en Cristo como nuestra vida. En Génesis Él se vale de una figura-el
árbol de la vida- a fin de darnos a entender cual es Su deseo. El árbol de la
vida representa al Dios Triuno quien en Cristo, se imparte a Su pueblo
escogido como su vida generadora. En Génesis 2 vemos esta figura, y en el
Nuevo Testamento tenemos el cumplimiento de la misma.
El árbol de la vida es la figura central del
universo.....Nada es más central y crucial, tanto para Dios como para el
hombre, que el árbol de la vida. El árbol de la vida en el huerto era un
indicador de que Dios desea ser nuestra vida, presentándose a nosotros en
forma de alimento.
El árbol del conocimiento del bien y del mal tipifica a
Satanás quien es la fuente del pecado y del mal. El conocimiento, el bien y
el mal, los cuales provienen del árbol del conocimiento del bien y del mal,
estan en contraste con la vida del árbol de la vida. La vida depende de Dios,
mientras que el conocimiento, el bien y el mal son independientes de Dios..
Además, el árbol del conocimiento del bien y del mal trae muerte, lo cual
significa que la muerte proviene de Satanás. Finalmente, esta muerte vendrá a
ser la segunda muerte de aquellos que cometen pecados, esto es, la muerte
eterna de todo su ser--espíritu, alma y cuerpo--(1 Ts. 5:23)......." mas del
árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de el
comieres, ciertamente morirás"...Genesis 2:17.
La meta de Dios es la vida. Esta vida, representada por el
árbol de la vida, es Dios mismo en Cristo como el Espíritu. La manera en que
obra el enemigo, Satanás, la serpiente, es alejar a las personas de esta
vida. Su objetivo es llevarlos al conocimiento, al bien y al mal, cuyo
resultado es la muerte. La muerte consiste en estar separados del disfrute de
Dios.
Por siglos, la astuta serpiente ha usado las enseñanzas para
evitar que los escogidos de Dios disfruten a Dios como vida. En general,
estas enseñanzas estan relaccionadas con el conocimiento, con el bien y el
mal. El resultado de dichas enseñanzas es que ellas nos separan de Dios.
Cuando hablamos del conocimiento, por supuesto, no nos referimos a la
formación humana: el colegio, la universidad, el trabajo etc.; nos referimos
a toda enseñanza que nos distraiga del disfrute de Dios y, de darle toda la
preeminencia en todas las cosas en nuestra vida; muy especialmente a las
enseñanzas doctrinales que en lugar de llevarnos a Cristo nos distraen en sí
mismas, haciendo de ellas el fundamente de nuestra vida cristiana. La sana
doctrina debe llevarnos a Cristo y no hacer de ella una ley, una división.
Cuando damos énfasis a las doctrinas, el resultado es división. Segun sea la
doctrina que tomo como fundamento, asi, será el nombre con el que me
denominaré. Los nombres denotan diferentes características. Nunca debemos
pararnos en las doctrinas; estas deben llevarnos a Cristo como nuestro árbol
de la vida. Solo hay un árbol de la vida y, de este árbol de la vida todos
los creyentes debemos comer.
DIOS COMO
NUESTRA VIDA EDIFICA; SATANÁS COMO LA MUERTE DESTRUYE.
2 Co. 11:3; Ro. 8 :6
La mejor manera de discernir un asunto es discernirlo
conforme a la vida o a la muerte. Mientras que la enseñanza o la predicación
de una persona nos robe el disfrute del Señor como nuestro suministro de
vida, esa enseñanza es de la serpiente. El ministerio genuino del Señor, por
su parte, siempre nos fortalece en el disfrute que tenemos de Él como nuestro
suministro de vida. Recuerde este principio de discernir conforme a la vida y
la muerte. Todo lo que nos prive del disfrute del Señor proviene de la
serpiente. Pero todo lo que haga aumentar el disfrute que tenemos del Señor,
es del Espíritu y del ministerio neotestamentario.
El asunto principal que se halla implícito en Romanos 8:6 es
el sentir de vida. Poner la mente en el espíritu (Jn. 4:23-24) es vida y paz.
Esto es algo que uno siente y de lo cual uno está consciente. Esta percepción
interior es el sentir de vida. Su función no es sólo guiarnos, sino también
gobernarnos, controlarnos y dirigirnos. El sentir de muerte y el sentir de
vida y paz son los dos aspectos de lo que significa el sentir de vida. La
vida divina es el primer elemento de la fuente del sentir de vida. Según
Efesios 4 :18-19, los incrédulos perdieron toda sensibilidad por ser ajenos a
la vida de Dios.. Si somos uno con la vida de Dios, tendremos el sentir más
rico, más intenso y más agudo. Somos uno con el sentir de vida cuando tocamos
el Espíritu de la Palabra (la Biblia) con nuestro espíritu; porque la letra
mata más el espíritu vivifica (Ro. 3:6). Nunca debemos ir a la Palabra
únicamente con nuestra mente en busca de conocimiento. Debemos tocar el
corazón del Señor Jesús buscando el Espíritu de la Palabra (Jn. 6:63).
La ley de vida es la capacidad innata y función de vida (Ro.
8:11; He. 8:10), y es el otro elemento de la fuente del sentir de vida.
Puesto que esta ley de vida opera en nosotros, ciertamente produce en
nosotros cierta sensación; por eso constituye otro elemento que da origen al
sertir de vida. Romanos 8:2 habla de la ley del Espíritu de vida, y Hebreos
8:10 dice que esta ley ha sido escrita en nuestros corazones. Esta ley de
vida es la Trinidad Divina corporificada en Cristo Jesús como el Espíritu
vivificante en resurrección (1 Co. 15:45; 2 Co. 3:17; 1 Co. 6:17) para
dispensarse dentro de nosotros en nuestro espíritu (1 Ts. 5:23).
LA LEY DEL ESPÍRITU DE VIDA
Ro. 8 :1-2
La vida es el contenido del Espíritu, y el Espíritu es la
manifestación consumada y final del Dios Triuno después de pasar a través de
la encarnación, la crucifixión y la resurrección y de llegar a ser el
Espíritu vivificante (1 Co. 15:45) que mora en todos los creyentes (1 Co.
3:16) y que es vida para ellos en Cristo. La ley que nos ha librado de la ley
del pecado--la cual pertenece a Satanás, quien mora en los miembros de
nuestro cuerpo caido (Ro. 7:23, 17)--pertenece al Espíritu de vida.
La ley del Espíritu de vida vino a ser la vida en nuestro
espíritu por medio de la regeneración (Jn. 1:12-13). Luego, desde nuestro
espíritu satura nuestra mente para la transformación de nuestra alma, a la
cual pertenece nuestra mente, y llega a ser la vida en nuestra alma, nuestro
yo (V. 6). Con el tiempo impregnará nuestro cuerpo (v. 11), finalmente dando
por resultado la transfiguración de nuestro cuerpo (Fil.3:21), es decir la
redención del mismo (V. 23).
La función principal del Dios Triuno al morar en nuestro
espíritu como ley del Espíritu de vida es librarnos completamente de Satanás,
quien mora en nuestra naturaleza caida como ley del pecado y de la muerte
(Ro. 7:23-25).
YO
SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA
Jn. 11 :25; Mt. 16 :18)
En Juan 11:25 nuestro amado Señor Jesús dijo de Sí mismo:
"Yo soy la resurrección y la vida". Cristo como la resurrección fue probado
por la muerte y conquistó la muerte, y Cristo como la vida permanece
inmutable y perdura para siempre.......En 2 Timoteo 1:10b.....dice: "Nuestro
Salvador Cristo Jesús....anuló la muerte y sacó a luz la vida y la
incorrupción por medio del evangelio". Cristo anuló la muerte, dejándola sin
efecto, mediante Su muerte, con la cual destruyó al diablo (He. 2:14) y por
medio de Su resurrección, que sorbe la muerte (1 Co. 15:52-54). La vida
mencionada en 2 Timoteo 1:10 denota la vida eterna de Dios, la cual es dada a
todos los creyentes en Cristo y la cual es también el elemento principal de
la graccia divina que nos fue dada (Ro. 5:17, 21).
Después de referirse a Sí mismo como la resurrección y la
vida, Jesús dijo: "El que cree en Mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo
aquel que viene y cree en Mí, no morirá eternamente" (Jn. 11:25-26). Esto
significa que nosotros podemos disfrutar a Cristo como la resurrección y la
vida creyendo en Él, es decir, recibiéndolo en nuestro espíritu como nuestro
Salvador, a fin de tener una unión orgánica con Él (1 Co. 6:17, 19).
Todos los que hemos recibido a Cristo Jesús como nuestro
Salvador participamos de Su vida eterna. Esta vida se esta constituyendo en
nosotros a través de: La regeneración, la santificación, la renovación, la
transformación, la conformación a su imagen e incluso la glorificación (Mt.
19:28; Tit. 3:5; Ro. 6:19, 22; Ro. 12:2; 1 Co. 15:51; 2 Co. 3:18;Fil.3:21;
Ro. 8:17, 30; Ga. 4:19; 1 Ts. 5:23).
La iglesia, como Cuerpo de cristo, no necesita buenas
doctrinas ni una buena teología ni maravillosas explicaciones. Lo que la
iglesia necesita es la vida, la vida de resurrección de Cristo. Únicamente la
vida de Cristo y aquello que procede de ella podrá prevalecer contra las
puertas del Hades. Cuando no vivimos por nuestra vida natural, sino por la
vida divina que está en nosotros (Gá.2:20; Fil.1:21), entonces estamos en
resurrección. El resultado es el Cuerpo de Cristo. La realidad de la vida
divina que está en nosotros es la resurrección, la cual es Cristo, el
Espíritu todo inclusivo, La Trinidad Divina. La única razón por la cual la
muerte no puede prevalecer sobre la iglesia es que ella está edificada sobre
Cristo, la Roca, la única Piedra Angular y el único fundamento. Quiera el
Señor tener misericordia de nosotros y nos guarde de tocar la muerte o de
traer muerte a la iglesia, el Cuerpo de Cristo.
Que Dios nos bendiga a todos nosotros, a nuestras familias
y a los hermanos con los que nos reunimos. Que nuestro querido Señor Jesús
nos de un espíritu de sabiduría y de revelación para conocer el deseo que hay
en Su corazón: Cristo y la Iglesia (Ef. 1:17-23; 3 :14-21), como pidió Pablo
a través de estas dos oraciones.
En Cristo Jesús, José Luis Bruña.
La vida divina puede considerarse el primer y más básico
atributo de Dios. Aunque la palabra vida se usa muchas veces en el Nuevo
Testamento, la frase "la vida de Dios" aparece sólo una vez. Efesios 4:18 es
el único versículo que nos habla acerca de la vida de Dios: "Teniendo el
entendimiento entenebrecido, ajenos a la vida de Dios por la ignorancia que
en ellos hay, por la dureza de su corazón". La vida de Dios es eterna e
increada. El hombre no recibió esta vida en el momento en que fue creado.
Después de ser creado, el hombre con la vida humana creada fue puesto frente
al árbol de la vida (Gn. 2:8-9) a fin de recibir la vida divina e increada.
Sin embargo, el hombre cayó en la vanidad de su mente y su entendimiento fue
entenebrecido. En esta condición caida el hombre no puede contactar la vida
de Dios hasta que se arrepienta (hasta que su mente se vuelve a Dios) y cree
en el Señor Jesús para recibir la vida eterna de Dios (Hch. 11:18; Jn. 3:16).
De hecho, en todo el universo sólo la vida de Dios puede
considerarse como vida. En 1 Juan 5:12 dice: "El que tiene al Hijo, tiene la
vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida". A los ojos de Dios
únicamente Su vida es vida. La vida humana sólo es una sombra de la vida de
Dios. Por esta razón, cuando la vida de Dios se menciona en el Nuevo
Testamento, se habla de ella como si fuese la única vida (Jn. 1:4; 10:10;
11:25; 14:6).
Todas las demás clases de vida que existen en el universo son
mortales y variables. Únicamente la vida de Dios es divina y eterna, inmortal
e inmutable. Por lo tanto desde la perspectiva de la eternidad, únicamente la
vida de Dios es vida.
Esta vida dentro de nosotros es lo que Dios es. Ahora en esta
vida Dios llega a ser nuestro todo y es nuestro todo; es en esta vida que
Dios llega a ser nuestro Dios. En Cristo esta vida es la plenitud de la
Deidad y el contenido de Dios mismo (Cristo Jesús es Dios hecho hombre
mediante la encarnación). Por ser la vida el fluir de Dios así como el
contenido de Dios, la vida es Dios mismo (la vida divina).
Hablando con propiedad, cuando recibimos la vida, no sólo
recibimos la vida de Dios, sino a Dios como vida. Dios no solamente nos dio
Su vida; Él mismo vino para ser nuestra vida (Jn.1:12-13). Por ser Dios mismo
la vida, Su vida es Su mismo ser.
Pablo dice en Gálatas 2:20a: "Con Cristo estoy juntamente
crucificado, y ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí". Esto muestra que la
vida es Cristo que vive en nosotros (1 Jn. 5:11-13).... La vida no es una
actividad. La vida es absolutamente Cristo mismo. Debemos recalcar este
hecho a lo sumo.....Nada puede reemplazar la vida de nuestro querido Señor.
La vida es el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es la realidad
de Cristo (Jn. 14:16-17; 1 Co. 15:45) El Hijo es la corporificación del
Padre, y el Espíritu es la realidad del Hijo. Romanos 8:2a usa la expresión
"Espíritu de vida", y 2 Corintios 3:6b dice que el Espíritu da vida. Por lo
tanto, el Espíritu Santo hoy es el Espíritu de vida, quien nos da vida.
Debemos recalcar que en el Nuevo Testamento el Espíritu tiene dos aspectos.
Por un lado, Él es el Espíritu de poder y, por otro, Él es el Espíritu de
vida.
Santos, es hermoso y muy disfrutable experimentar esta
realidad. Cuando abrimos nuestro corazón al Señor Jesús como nuestro amado
Salvador, la vida del Dios Triuno (la Trinidad Divina) se imparte en nosotros
y vive en nosotros. El Padre es la fuente, el origen, el Hijo es el cauce, y
el Espíritu es el fluir. Hermanos, el Dios Triuno se imparte en nosotros en
Su Trinidad Divina y ahora vive en nosotros. Somos sus muchos hijos (Jn.
1:12-13); los muchos hermanos del Primogénito Hijo de Dios, nuestro querido
Señor Jesús en resurrección.
LA INTENCIÓN DE DIOS ES EDIFICAR SU IGLESIA,
LA CUAL ES SU CUERPO, DÁNDONOS A COMER DEL
ÁRBOL DEL LA VIDA (Gn. 2: 8-9; Ap. 22 :14)
Jeremías 2:13 dice: "Dos males ha hecho Mi pueblo: / me
dejaron a Mí, / fuente de agua viva, / y cavaron para sí cisternas, /
cisternas rotas que no retienen el agua". La intención de Dios en Su economía
(Su beneplácito, Su buen deseo) es ser la fuente, el origen, del agua viva
que satisface a Su pueblo escogido y en la cual ellos pueden deleitarse.....
a fin de edificar la iglesia, Su cuerpo, Su novia, Su esposa, para que esta
sea la plenitud de Dios con miras a Su expresión (Ef. 1 :22-23). Éste es el
deseo del corazón de Dios, el beneplácito,( Ef. 1:5, 9) de Dios en Su
economía. Dicho pensamiento es desarrollado plenamente en el Nuevo
Testamento, pero su semilla fue sembrada en Jeremías 2:13.
Nada puede reemplazar el nuevo pacto ni compararse con él.
Confucio y Sócrates eran buenos, pero eran humanos con naturaleza caida; no
pudieron introducirse en sus seguidores como vida. Sólo Jesucristo, la
corporificación de Dios (Dios encarnado), puede hacer esto. a Través de los
siglos, Él ha infundido Su vida en millones de personas. Nosotros, los
creyentes, hemos recibido Su vida eterna. Esto lo indica claramente Juan
3:16. Al creer en Cristo, hemos recibido la vida eterna, la vida divina. Esta
vida es la centralidad y la universalidad de nuestra vida cristiana. Esta
vida no es nada menos que Cristo mismo, y Cristo es Dios mismo. Debido a que
tenemos a Dios dentro de nosotros, en nuestro espíritu (1 Ts. 5 : 23) como
vida, podemos conocerle, entenderle, vivirle (Ga. 2:20; Fil. 1:21) y ser
constituidos de Él.
La intención original de Dios era que el hombre comiera del
árbol de la vida (Gn. 2:9, 16). A causa de la caída, el camino al árbol de la
vida le fue cerrado al hombre (Gn. 3:22-23). Mediante la redención efectuada
por Cristo, el camino por el cual el hombre puede llagar al árbol de la vida,
que es Dios mismo en Cristo como vida para el hombre, fue abierto de nuevo
(He. 1O:19-20). Pero en la degradación de la iglesia, la religión ( la
religión es inventada por el hombre; Dios no es ninguna religión, es una
Persona viva) se infiltró con su conocimiento, sin vida, para distraer a los
creyentes y apartarles de comer a Cristo (Jn.6: 35, 41, 48, 50-58), el árbol
de la vida. Así que, el Señor les prometió a los vencedores que, como
recompensa, les daría a comer de Sí mismo, el árbol de la vida (Ap. 2:7), en
el paraiso de Dios. Esto les motiva a abandonar la religión para tomarle como
vida y para disfrutarle nuevamente (2 Co. 3:6).
Necesitamos una visión, una revelación como Pedro (Mt. 16:17-
18) para poder ver que toda la Biblia nos presenta un cuadro mostrándonos que
Dios es el árbol de la vida a fin de ser nuestro alimento (Jn. 6: 41, 48-51,
53-58, 63). Es por esto que el árbol de la vida está al principio y al final
de la Biblia (Gn.2:9; Ap. 22:2, 14). Debemos aprender a disfrutar al Señor
comiéndole. Comer al Señor nos volverá del atrio al Lugar Santo; del alma al
espíritu (1 Ts.5:23). Al comerle seremos transformados en materiales
preciosos para ser edificados con otros para el edificio de Dios (1 P. 2:5),
Su cuerpo, Su novia, Su esposa, el nuevo hombre, Su expresión, Su morada por
toda la eternidad. Entonces habrá una casa (1 Ti. 3:15), un templo, para el
descanso del Señor, y en este templo disfrutaremos al Señor de manera plena.
Así que, el propósito de Dios se cumplirá. Todos debemos aprender a comer al
Señor, a disfrutarle para ser constituidos con su vida.
Es muy importante recordar que la iglesia no es un edificio de
ladrillo ni una organización; la iglesia es un organismo vivo, es el Cuerpo
de Cristo compuesto de todos los redimidos por el Señor que Le contienen como
vida (Ef. 1 :22-23) y viven por Su vida (Ga. 2:20; Fil. 1:21).
EL ÁRBOL DE LA
VIDA, CRISTO MISMO, ES LA FIGURA CENTRAL DEL UNIVERSO
(Ap. 22 :2; Jn. 15 :1)
Vemos que Dios creó al hombre a Su imagen y conforme a Su
semejanza con el propósito de que este le recibiera como vida y le expresara
en todos Sus atributos. Génesis 2 :9 dice: "E hizo Jehová Dios brotar de la
tierra todo árbol agradable a la vista y bueno para comer, y también el árbol
de la vida en medio del huerto, y el árbol del conocimiento del bien y del
mal". Aquí el árbol de la vida no es un tipo, sino una figura que representa
a Dios en Cristo como nuestra vida. En Génesis Él se vale de una figura-el
árbol de la vida- a fin de darnos a entender cual es Su deseo. El árbol de la
vida representa al Dios Triuno quien en Cristo, se imparte a Su pueblo
escogido como su vida generadora. En Génesis 2 vemos esta figura, y en el
Nuevo Testamento tenemos el cumplimiento de la misma.
El árbol de la vida es la figura central del
universo.....Nada es más central y crucial, tanto para Dios como para el
hombre, que el árbol de la vida. El árbol de la vida en el huerto era un
indicador de que Dios desea ser nuestra vida, presentándose a nosotros en
forma de alimento.
El árbol del conocimiento del bien y del mal tipifica a
Satanás quien es la fuente del pecado y del mal. El conocimiento, el bien y
el mal, los cuales provienen del árbol del conocimiento del bien y del mal,
estan en contraste con la vida del árbol de la vida. La vida depende de Dios,
mientras que el conocimiento, el bien y el mal son independientes de Dios..
Además, el árbol del conocimiento del bien y del mal trae muerte, lo cual
significa que la muerte proviene de Satanás. Finalmente, esta muerte vendrá a
ser la segunda muerte de aquellos que cometen pecados, esto es, la muerte
eterna de todo su ser--espíritu, alma y cuerpo--(1 Ts. 5:23)......." mas del
árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de el
comieres, ciertamente morirás"...Genesis 2:17.
La meta de Dios es la vida. Esta vida, representada por el
árbol de la vida, es Dios mismo en Cristo como el Espíritu. La manera en que
obra el enemigo, Satanás, la serpiente, es alejar a las personas de esta
vida. Su objetivo es llevarlos al conocimiento, al bien y al mal, cuyo
resultado es la muerte. La muerte consiste en estar separados del disfrute de
Dios.
Por siglos, la astuta serpiente ha usado las enseñanzas para
evitar que los escogidos de Dios disfruten a Dios como vida. En general,
estas enseñanzas estan relaccionadas con el conocimiento, con el bien y el
mal. El resultado de dichas enseñanzas es que ellas nos separan de Dios.
Cuando hablamos del conocimiento, por supuesto, no nos referimos a la
formación humana: el colegio, la universidad, el trabajo etc.; nos referimos
a toda enseñanza que nos distraiga del disfrute de Dios y, de darle toda la
preeminencia en todas las cosas en nuestra vida; muy especialmente a las
enseñanzas doctrinales que en lugar de llevarnos a Cristo nos distraen en sí
mismas, haciendo de ellas el fundamente de nuestra vida cristiana. La sana
doctrina debe llevarnos a Cristo y no hacer de ella una ley, una división.
Cuando damos énfasis a las doctrinas, el resultado es división. Segun sea la
doctrina que tomo como fundamento, asi, será el nombre con el que me
denominaré. Los nombres denotan diferentes características. Nunca debemos
pararnos en las doctrinas; estas deben llevarnos a Cristo como nuestro árbol
de la vida. Solo hay un árbol de la vida y, de este árbol de la vida todos
los creyentes debemos comer.
DIOS COMO
NUESTRA VIDA EDIFICA; SATANÁS COMO LA MUERTE DESTRUYE.
2 Co. 11:3; Ro. 8 :6
La mejor manera de discernir un asunto es discernirlo
conforme a la vida o a la muerte. Mientras que la enseñanza o la predicación
de una persona nos robe el disfrute del Señor como nuestro suministro de
vida, esa enseñanza es de la serpiente. El ministerio genuino del Señor, por
su parte, siempre nos fortalece en el disfrute que tenemos de Él como nuestro
suministro de vida. Recuerde este principio de discernir conforme a la vida y
la muerte. Todo lo que nos prive del disfrute del Señor proviene de la
serpiente. Pero todo lo que haga aumentar el disfrute que tenemos del Señor,
es del Espíritu y del ministerio neotestamentario.
El asunto principal que se halla implícito en Romanos 8:6 es
el sentir de vida. Poner la mente en el espíritu (Jn. 4:23-24) es vida y paz.
Esto es algo que uno siente y de lo cual uno está consciente. Esta percepción
interior es el sentir de vida. Su función no es sólo guiarnos, sino también
gobernarnos, controlarnos y dirigirnos. El sentir de muerte y el sentir de
vida y paz son los dos aspectos de lo que significa el sentir de vida. La
vida divina es el primer elemento de la fuente del sentir de vida. Según
Efesios 4 :18-19, los incrédulos perdieron toda sensibilidad por ser ajenos a
la vida de Dios.. Si somos uno con la vida de Dios, tendremos el sentir más
rico, más intenso y más agudo. Somos uno con el sentir de vida cuando tocamos
el Espíritu de la Palabra (la Biblia) con nuestro espíritu; porque la letra
mata más el espíritu vivifica (Ro. 3:6). Nunca debemos ir a la Palabra
únicamente con nuestra mente en busca de conocimiento. Debemos tocar el
corazón del Señor Jesús buscando el Espíritu de la Palabra (Jn. 6:63).
La ley de vida es la capacidad innata y función de vida (Ro.
8:11; He. 8:10), y es el otro elemento de la fuente del sentir de vida.
Puesto que esta ley de vida opera en nosotros, ciertamente produce en
nosotros cierta sensación; por eso constituye otro elemento que da origen al
sertir de vida. Romanos 8:2 habla de la ley del Espíritu de vida, y Hebreos
8:10 dice que esta ley ha sido escrita en nuestros corazones. Esta ley de
vida es la Trinidad Divina corporificada en Cristo Jesús como el Espíritu
vivificante en resurrección (1 Co. 15:45; 2 Co. 3:17; 1 Co. 6:17) para
dispensarse dentro de nosotros en nuestro espíritu (1 Ts. 5:23).
LA LEY DEL ESPÍRITU DE VIDA
Ro. 8 :1-2
La vida es el contenido del Espíritu, y el Espíritu es la
manifestación consumada y final del Dios Triuno después de pasar a través de
la encarnación, la crucifixión y la resurrección y de llegar a ser el
Espíritu vivificante (1 Co. 15:45) que mora en todos los creyentes (1 Co.
3:16) y que es vida para ellos en Cristo. La ley que nos ha librado de la ley
del pecado--la cual pertenece a Satanás, quien mora en los miembros de
nuestro cuerpo caido (Ro. 7:23, 17)--pertenece al Espíritu de vida.
La ley del Espíritu de vida vino a ser la vida en nuestro
espíritu por medio de la regeneración (Jn. 1:12-13). Luego, desde nuestro
espíritu satura nuestra mente para la transformación de nuestra alma, a la
cual pertenece nuestra mente, y llega a ser la vida en nuestra alma, nuestro
yo (V. 6). Con el tiempo impregnará nuestro cuerpo (v. 11), finalmente dando
por resultado la transfiguración de nuestro cuerpo (Fil.3:21), es decir la
redención del mismo (V. 23).
La función principal del Dios Triuno al morar en nuestro
espíritu como ley del Espíritu de vida es librarnos completamente de Satanás,
quien mora en nuestra naturaleza caida como ley del pecado y de la muerte
(Ro. 7:23-25).
YO
SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA
Jn. 11 :25; Mt. 16 :18)
En Juan 11:25 nuestro amado Señor Jesús dijo de Sí mismo:
"Yo soy la resurrección y la vida". Cristo como la resurrección fue probado
por la muerte y conquistó la muerte, y Cristo como la vida permanece
inmutable y perdura para siempre.......En 2 Timoteo 1:10b.....dice: "Nuestro
Salvador Cristo Jesús....anuló la muerte y sacó a luz la vida y la
incorrupción por medio del evangelio". Cristo anuló la muerte, dejándola sin
efecto, mediante Su muerte, con la cual destruyó al diablo (He. 2:14) y por
medio de Su resurrección, que sorbe la muerte (1 Co. 15:52-54). La vida
mencionada en 2 Timoteo 1:10 denota la vida eterna de Dios, la cual es dada a
todos los creyentes en Cristo y la cual es también el elemento principal de
la graccia divina que nos fue dada (Ro. 5:17, 21).
Después de referirse a Sí mismo como la resurrección y la
vida, Jesús dijo: "El que cree en Mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo
aquel que viene y cree en Mí, no morirá eternamente" (Jn. 11:25-26). Esto
significa que nosotros podemos disfrutar a Cristo como la resurrección y la
vida creyendo en Él, es decir, recibiéndolo en nuestro espíritu como nuestro
Salvador, a fin de tener una unión orgánica con Él (1 Co. 6:17, 19).
Todos los que hemos recibido a Cristo Jesús como nuestro
Salvador participamos de Su vida eterna. Esta vida se esta constituyendo en
nosotros a través de: La regeneración, la santificación, la renovación, la
transformación, la conformación a su imagen e incluso la glorificación (Mt.
19:28; Tit. 3:5; Ro. 6:19, 22; Ro. 12:2; 1 Co. 15:51; 2 Co. 3:18;Fil.3:21;
Ro. 8:17, 30; Ga. 4:19; 1 Ts. 5:23).
La iglesia, como Cuerpo de cristo, no necesita buenas
doctrinas ni una buena teología ni maravillosas explicaciones. Lo que la
iglesia necesita es la vida, la vida de resurrección de Cristo. Únicamente la
vida de Cristo y aquello que procede de ella podrá prevalecer contra las
puertas del Hades. Cuando no vivimos por nuestra vida natural, sino por la
vida divina que está en nosotros (Gá.2:20; Fil.1:21), entonces estamos en
resurrección. El resultado es el Cuerpo de Cristo. La realidad de la vida
divina que está en nosotros es la resurrección, la cual es Cristo, el
Espíritu todo inclusivo, La Trinidad Divina. La única razón por la cual la
muerte no puede prevalecer sobre la iglesia es que ella está edificada sobre
Cristo, la Roca, la única Piedra Angular y el único fundamento. Quiera el
Señor tener misericordia de nosotros y nos guarde de tocar la muerte o de
traer muerte a la iglesia, el Cuerpo de Cristo.
Que Dios nos bendiga a todos nosotros, a nuestras familias
y a los hermanos con los que nos reunimos. Que nuestro querido Señor Jesús
nos de un espíritu de sabiduría y de revelación para conocer el deseo que hay
en Su corazón: Cristo y la Iglesia (Ef. 1:17-23; 3 :14-21), como pidió Pablo
a través de estas dos oraciones.
En Cristo Jesús, José Luis Bruña.
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