sábado, 4 de julio de 2009

Morir para vivir, renunciar para alcanzar

Si quiere ser hijo de Dios, es el quien tiene que lograr hacer algo en usted, y por ello debe usted renunciar a los logros que se ha propuesto en esta vida; según Cristo dijo: "…si alguno quiere venir en pos de mi, niéguese a si mismo, tome su cruz, y sígame" (Mt. 16:24). Claramente el Señor explica que quien halla su vida aquí la pierde allá arriba y el que la pierde por causa de el hallara la vida eterna (Mt. 16:25). Para alcanzar lo que Dios quiere en nuestra vida debemos renunciar a nuestros logros en este mundo. Por eso, si a usted le están enseñando que ser hijo de Dios es tener abundancia de bienes aquí abajo, le están enseñando la más grande contradicción del evangelio. Cristo no es conquistar el mundo, Cristo es lo que Dios logre hacer en usted.

¿Qué ha hecho Dios en usted? ¿Lo ha cambiado? ¿Es usted verdaderamente una nueva criatura?

Cristo no es cuestión de tener privilegios, iglesia o bienes materiales. Cristo es un espíritu que mora en nuestra vida. ¡Que Dios pueda darle ese entendimiento y que logre hacer de usted lo que el quiere: una nueva criatura!

Texto por

"Si oyereis hoy"©

El diablo promueve nuestros logros

…Si eres el hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan! (Mt. 4:03). Vea que siendo Jesucristo el hijo de Dios, el diablo le insto a demostrarlo, lo cual era innecesario porque el que es hijo de Dios, lo es sin necesidad de demostrarlo. El diablo quiso hacer que Jesucristo convirtiera las piedras en pan para confirmar su autenticidad; pero si el lo hubiera hecho todos se hubieran burlado de Dios.

¿Usted se imagina a Jesucristo convirtiendo las piedras en pan y comiéndoselas?

¡Que bochorno se hubiera provocado! Sin embargo, el día de hoy el diablo continua provocando la misma situación a través de la religión, la cual también pide que uno muestre con sus bendiciones (prosperidad material) que es hijo de Dios. Han convertido la fe en dólares, quetzales, casas, carros, bicicletas, motos; en mujer, novio, etc. La mayoría de personas contribuyen a que se rían de Dios, porque Dios no da la clase de regalos que todos quieren: lo terrenal. Supuestamente, a través de estas "bendiciones", se demuestra que se es hijo de Dios. Gracias a Dios que Cristo no cayo en esa tentación, porque nadie podrá demostrar por su carro o su casa que es hijo de Dios. Jesucristo dijo: "Por sus frutos los conoceréis". ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero árbol malo da frutos malos" (Mt. 7:16-17).

Texto por
“Si oyereis hoy”©

¡Escarnecedores!

Haciendo un pequeño análisis del mundo que nos rodea, observamos que cada persona se forma un criterio de la vida, y en base a ello planifica de una manera consciente o inconsciente lo que desea lograr mientras tiene vida. El anhelo de la mayoría es llegar a obtener lo mejor. Nadie quiere quedarse atrás y por ello cada quien lucha por su propia superación. El hombre lucha, sufre y hasta hace el mas grande sacrificio para alcanzar sus metas, y cuando lo logra se siente realizado.

¿Qué sucede cuando alguien suele alcanzar sus sueños terrenales?

La respuesta es sencilla, viendo el resultado en la primera persona que logro su sueño terrenal-Adán-quien añoro tener una esposa y lo logro; pero con ello sacrifico su relación con Dios. El alcanzar los logros terrenales va creando en el hombre la creencia de autosuficiencia que pretendió el diablo cuando le dijo a Eva: "tú puedes…", cuya expresión denota que no necesita de nadie (por supuesto, ni de Dios). Cuando alguien logra su sueño se ríe de Dios; Adán lo hizo al permitir que su mujer hiciera lo que Dios dijo que no se debería hacer: comer del "árbol de la ciencia del Bien y del Mal". Esto es reírse de Dios, porque sus hechos mostraron que las palabras de Dios no eran las mas importantes para el.

Otro ejemplo es el de Job, quien logro bienes terrenales, fama, amigos. Todo esto lo llevo a pensar, equivocadamente, que el era el mas grande delante de Dios, y Dios tuvo que mostrarle lo contrario quitándole todas las cosas que significaban su gloria. David expreso la vanidad del hombre de la siguiente manera:

"Con castigos por el pecado corriges al hombre, y deshaces como polilla lo mas estimado de el; ciertamente vanidad es todo hombre" (Sal. 39:11)
Texto por
“Si oyereis hoy”©

Video Vistas en el Tabernaculo

Distintos puntos encontrados en el Tabernaculo, en el video siguiente encontraremos descripciones de los mismos, donde estaban ubicados y que contenian

Video El Tabernaculo

En esta oportunidad agrego algo muy importante para nuestro estudio de la palabra, como lo es el Tabernaculo, aqui encontraremos descripcion de los distintos lugares del mismo

viernes, 15 de mayo de 2009

Abrazo (Poema)

Un simple abrazo nos enternece el corazón;
nos da la bienvenida y nos hace más llevadera la vida.

Un abrazo es una forma de compartir alegrías
así como también los momentos tristes que se nos presentan.

Es tan solo una manera de decir a nuestros amigos
que los queremos y que nos preocupamos uno por el otro
porque los abrazos fueron hechos para darlos a quienes queremos.

El abrazo es algo grandioso.
Es la manera perfecta para demostrar el amor que sentimos
cuando no conseguimos la palabra justa.

Es maravilloso porque tan sólo un abrazo dado con mucho cariño,
hace sentir bien a quien se lo damos, sin importar el lugar ni el idioma
porque siempre es entendido.

Por estas razones y por muchas más...
hoy te envío mi más cálido abrazo.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Jesús Sanz escribe sobre La crisis de fondo, no el fondo de la crisis

Vivimos en vilo entre noticias que nos cortejan, pretendiendo distraer o evidenciar la realidad más real que tenemos entre manos. En estas últimas semanas nos hemos visto envueltos en los asuntos que llenan de pesar la vida de tantas personas: fundamentalmente las consecuencias de la crisis económica que afecta de modo creciente a tantas personas, a enteras familias. Ya no sólo es esa cifra escalofriante de más de cuatro millones de parados, sino la más tremenda aún del millón de familias, de hogares, en donde no hay ningún ingreso día por día, semana por semana, mes por mes. Esta crisis económica no se debe a una cortocircuito en la central informática de los ordenadores que coordinan las finanzas mundiales, sino que tiene más bien su raíz en la crisis moral, la crisis de valores humanos que genera una sociedad frívola e irresponsable dando como resultado el egoísmo y la insolidaridad.

No es indiferente el propiciar un modelo social u otro subvencionando a troche y moche las series televisivas o las películas que tendenciosamente los escenifican; no se puede jugar sin más con la educación de nuestros jóvenes banalizando en ellos algo tan serio y tan bello como es la libertad o la sexualidad, como si fuera el desenlace desenfrenado tras el último botellón; no es de recibo tampoco el abaratamiento de la concepción natural del matrimonio y la familia para arrancar todo lo posible la larga historia cristiana y occidental al respecto; y por último no deja de pasar factura el mercadeo con lo más sagrado como es la misma vida. Como siempre he repetido, y para quien se empeña en no entender la posición cristiana y eclesial sobre esto, me refiero a la vida en todos sus tramos: la del no nacido, la del terminal y la vida de quienes estamos en medio sea cual sea nuestra circunstancia o nuestra edad. Todos estos guiños a una extraña manera de concebir la vida, la cultura, la política y la sociedad, dan como resultado antes o después, antes y después, como tantas veces hemos ya comprobado, un deterioro severo del tejido social, y a la postre el asunto económico no deja de ser más que un simple indicador de una crisis más profunda y más hiriente.

Estar a pie de obra acompañando a la gente real que sufre y que pide ayuda es lo que intentamos con todo nuestro afecto, nuestro empeño y nuestro compromiso cristiano. Así lo queremos seguir haciendo con todos los que este mundo enfebrecido va orillando y dejando en la cuneta. Los enfermos del sida, los deprimidos por los palos de la vida que no es vida, los mendigos de siempre y los mendigos de ahora, los huérfanos del amor de sus padres que les ven cambiar de pareja como el que cambia de ajuar, los ancianos asustados por tanta deriva, los jóvenes a los que se les usa demagógicamente sin darles razones para esperar. Todos estos y muchos más, encuentran ayuda real en tantos gestos tendidos, en tanto tiempo ofrecido, en tanta escucha sincera, en tanta compañía amistosa y gratuita de nuestra gente cristiana, en la oración silenciosa de los monasterios que piden sin cesar por este mundo bendito. Son las parroquias, son sacerdotes y religiosas, son voluntarios católicos en todos los campos, son las organizaciones de la caridad cristiana como Cáritas, Manos Unidas, Conferencias de San Vicente de Paúl y tantas otras más. Ahí están, sin pedir voto para nadie, sin echar arengas vacías a ninguno, sin pasar facturas de rencor, ahí están con los brazos arremangados y el corazón de par en par orando, acogiendo y acompañando, para buscar soluciones a corto, medio y largo plazo.

En estos tiempos recios, el testimonio comprometido nos está pidiendo audacia, humildad y manos a la obra, escuchando al Señor y abrazando a cada persona que Él nos pone delante.

El Señor os bendiga y os guarde.
+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Obispo de Huesca y de Jaca