miércoles, 15 de julio de 2009

Predicándole al viento

No nos cansamos de exaltar y bendecir el nombre de nuestro Dios por su sabiduría, poder e inteligencia. Es verdaderamente admirable que, siendo el Todopoderoso, no obliga a nadie a buscarle, ni siquiera a creer en el. Que le costaba enviar a su hijo al mundo a establecer un régimen de tipo fascista y hacer que todos se le sometieran por las buenas o por las malas; siendo que en ese sentido, aun miserables mortales lograron con empeño establecer imperios y dominios; cuanto mas el –creador y dueño de todas las cosas- leamos: "…el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien el quiere…Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y el hace según su voluntad en el ejercito del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces? " (Dan. 4:32, 35). No obstante –y a pesar de ser creador y dueño e todo- no obliga a ningún ser humano a creer en el, ni a someterse a sus leyes; sino que únicamente nos invita a razonar, tratando de ganarnos por medio de sus favores; siendo el mas grande de todos el haber enviado a su hijo a este mundo, para invitarnos a entrar voluntariamente en el reino de Dios. Durante ese trayecto, Jesús dejo claro en cada una de sus enseñanzas, la libertad que tiene cada hombre para servir a Dios o ser súbdito del diablo.

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Espíritus definidos

No se debe obligar a nadie a creer ni a no creer en Dios. En ese sentido Dios, como ningún otro, da libertad a cada ser humano para que se ubique en el lugar que le corresponde, tal como sucede con las piezas de un rompecabezas. Es imposible meter al cielo a alguien que no tiene definida su forma allí; de igual modo no puede estar en el infierno alguien que es de allá arriba. De tal forma fue Jesús cuando descendió al infierno- que no encontrándose allí lugar para el fue vomitado por la tumba, y volvió a la vida por la resurrección, para luego ascender al cielo en donde esta su verdadero lugar. Leamos: "…eso de que subió, ¿Qué es, sino que también había descendido primero a las partes mas bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo" (Ef. 04:09-10)

Es imposible que en el día final aparezca alguien en el infierno por equivocación, siendo que merecía estar en el cielo; leamos: "…a los que me diste yo los guarde, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese" (Jn. 17:12). Si bien es cierto que Dios no obliga a nadie a creer en el, tampoco absuelve –por su amor- a aquellos que merecen la condenación eterna por las obras impías que realizaron mientras estuvieron en la Tierra; leamos: "Se apartaron los impíos desde la matriz; se descarriaron hablando mentira desde que nacieron. Veneno tienen como veneno de serpiente; son como el áspid sordo que cierra su oído, que no oye la voz de los que encantan, por mas hábil que el encantador sea" (Sal. 58:03-05). ¿Entiende usted esto? Aquellos que ya traen una naturaleza perversa e incorregible la sacan a relucir desde pequeños –mostrando su resentimiento en cada uno de sus actos- y no llegan a cambiar jamás "por mas hábil que el encantador sea", a menos que Dios lo cambie; o sea, no deponen su soberbia ni sus maldades por mas ungida que sea la amonestación.

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Aunque sea al viento

"…si anuncio el evangelio, no tengo por que gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mi si no anunciare el evangelio! Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada" (1ª. Cor. 9:16-17). Note, que en todo Dios nunca obliga a predicar; pero si alguien pertenece a su reino, sin duda sentirá el deber de hacerlo. Cuando Dios comisiono al profeta Ezequiel para que predicase a su pueblo Israel –el cual se había endurecido mucho a causa del pecado y la idolatría- le anticipo que su predica no seria aceptada; no obstante, debería predicar aunque solo lo escuchara el viento; leamos "Yo, pues, te envió a hijos de duro rostro y de empedernido corazón, y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor. Acaso ellos escuchen: pero si no escucharen, porque son una casa rebelde, siempre conocerán que hubo profeta entre ellos… Les hablaras, pues, mis palabras, escuchen o dejen de escuchar; porque son muy rebeldes… (Ez. 2:04-05, 07). El profeta Oseas predico el arrepentimiento a Israel; sin embargo, estos le ignoraron y continuaron en sus idolatrías, por lo cual Dios le dijo: Efraín (Israel) es dado a los ídolos: déjalo… El viento los ato en sus alas, y de sus sacrificios serán avergonzados" (Os. 04, 17, 19). ¿Verdad que Dios no obliga? ¿Puede usted aun oír la voz de Dios o prefiere que la oiga el viento?

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Las Naciones se unirán

Una de las grandes profecías de las Sagradas Escrituras para los días finales, y que ya la vemos con nuestros ojos, es la extraña unidad que se esta dando en el mundo, la cual ha sido advertida en varios pasajes. Esta unidad es falsa desde todo punto de vista; sin embargo, todos los hombres la elogian y la sublimizan como si fuese algo casi sagrado. Léase: "así como viste el hierro mezclado con barro, se mezclaran por medio e alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro" (Dan. 02:43). Ademas, se nos advierte que el resultado de esta aparente unidad traerá –de igual modo- una falsa paz y seguridad. Cuando estas cosas se cumplan, quiere decir que la destrucción y el final de todas las cosas ha llegado; según esta escrito: … cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparan (1ª. Tes. 05:03). Alguno se preguntara: ¿Por qué ve Dios como mala la unidad del mundo y la paz que habrán logrado? Es muy sencillo averiguarlo: esta unidad elimina todo concepto de Dios y –bajo filosofías engañosas- pone al hombre en contra de Dios mismo, estableciendo sin darse cuenta el reinado espiritual del anticristo: "un mundo que rechaza a Dios".

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Siempre han querido unirse

La tendencia de la humanidad a unirse es casi instintiva. Debemos de recordar que quien disperso a las razas en toda la tierra fue Dios, asignándoles idiomas a cada una de ellas, lo cual mantendría esta separación. Léase: "tenia entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras…y se dijeron unos a otros: vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla. Y dijeron: vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra… y dijo Jehová: he aquí el pueblo es uno, y todos estos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer (Gen. 11:01, 3,-4. 6). Bajo el concepto de "la torre de Babel", los hombres hicieron el primer intento de unidad; al igual hoy están eliminando toda idea de Dios y oponiéndose a el. Hay algo que siempre debemos mantener presente: el mantener a los hombres dispersos en toda la Tierra es parte del castigo con que Dios guzgo a Adán y Eva luego que estos pecaran contra el, lo cual quiere decir que Dios si es amante de la unidad, de la justicia y el derecho. Sin embargo, los hombres debieron aceptar su castigo y buscar el retorno al paraíso por las vías del arrepentimiento y la obediencia a sus leyes. Fue el diablo quien en too tiempo les estuvo enseñando a transgredir las leyes de Dios, así como lo hace hoy, pues al igual que antes los hombres sueñan con una unidad en donde no exista Dios ni sus leyes, sino solamente los "Derechos Humanos". Es esta, pues, la razón por la cual esta unidad Babilónica es adversa a Dios y a su Santa Palabra.

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Obstinación que traerá consecuencias

Nadie podrá eliminar de la humanidad la obsesiva idea de unirse; de modo que con mayor frecuencia nos estamos acostumbrando a oír palabras o términos relativos a la búsqueda de esta unidad. Oímos de globalización, de pactos, alianzas, tratados y muchos otros eventos que pretenden la unidad del mundo. Desde tiempos antiguos se profetizo de la siguiente manera:

"… ellos se apresuran a corromper todos sus hechos. Por tanto, esperadme, dice Jehová, hasta el día que me levante para juzgaros; porque mi determinación es reunir las naciones, juntar los reinos, para derramar sobre ellos mi enojo, todo el ardor de mi ira; por el fuego de mi celo será consumida toda la tierra (Sof. 3:07-08). Es indudable que lo que esta determinado en las Escrituras se va a cumplir; aunque muchos no lo acepten. Hay varios eventos en las Escrituras que están íntimamente relacionados precisamente con estas profecías del final. Cuando las Escrituras nos hablan de la bestia, esta es una figura que enmarca a toda la humanidad unida en una misma forma de pensar, porque ha sido alienada para este fin. Despojada de inteligencia y el uso de la razón, la raza humana es manipulada por unos cuantos, que de igual modo son inspirados y utilizados por el diablo y tienen la capacidad de lograr este objetivo. Babilonia la Grande es la gran unidad ecuménica de estos días; la abominación desoladora es la eliminación del culto a Dios, sustituido por el hombre bajo el numero 666. El anticristo es el nombre con que las Escrituras denominan el espíritu de los hombres en los días del fin; cuando estos hayan logrado eliminar a Dios de sus conciencias para dar lugar al "hombre de pecado"; ya el pecado los tiene sin cuidado, dándoles lo mismo si ofenden o no a Dios. ¿Entiende usted estas cosas?

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lunes, 6 de julio de 2009

Recibiendo a Dios

El hecho religioso de que hay que recibir a Dios en el corazón esta tan generalizado que gran parte del cristianismo lo practica, no importando su orientación; eso ha dado como resultado una enorme cantidad de personas que se denominan "Hijos de Dios".

¿Sera verdad todo esto? Porque si usted analiza las cosas, personas tan diferentes en sus pensamientos y en hechos predican lo mismo; hacen una misma profesión pero evidentemente no van por el mismo camino ni están llevando a todos a un mismo fin, de ser hijos de Dios.

Es ahí donde toman valor las palabras dichas por Cristo: "Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañaran" (Mat. 25:05).

Tomando un mismo concepto

En el mundo comercial, en teoría, ninguno puede tomar un eslogan de otro, ni los iconos, la idea o el nombre de una empresa ajena, para formar otra propia y hacerle la competencia. Eso es penado por la ley, porque todo mundo debe respetar el derecho de propiedad. Si este principio se lo aplicáramos al evangelio, realmente la mayoría ofrece una mercadería adulterada o facsímiles.

Este criterio se logra ver porque cada persona o grupo religioso enfoca lo que es Cristo a su manera. Algunos piden siete ofrendas en cada culto, otros tres, otros oran y cobran, otros cualquier otra cosa, etc., etc. Cada quien hace conforme a sus propios criterios, haciendo de Cristo un negocio. Todos toman la idea del Espíritu Santo, de Cristo, y lo mas sobresaliente es el hecho de querer convertir en hijos de Dios a muchas personas, haciéndolas "recibir" a Dios por medio de oraciones, predicas y encuentros especiales.

¿Sabia que para ser hijo de Dios no es usted el que escoge, sino Dios?

"…a los que antes conoció, también los predestino para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que el sea el primogénito entre muchos hermanos" (Rom. 08:29). Esa es la realidad de la cual muchos no se han dado cuenta, y por eso abundan los engañadores haciendo negocio de las cosas de Dios.

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