domingo, 26 de enero de 2014

Dispensar de la Trinidad Divina

LA ECONOMÍA O DISPENSAR DE LA TRINIDAD DIVINA Creo que muchos cristianos tenemos una visión muy pobre de la economía o dispensación de Dios. Efesios 1:10; 3:9 dice: "Para la economía (dispensación) de la plenitud de los tiempos, de hacer que en Cristo sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra" y Efesios 3:9 dice: "y de alumbrar a todos para que vean cual es la economía del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas". En mi experiencia, veo que no tenemos una visión clara, por lo tanto, una experiencia de lo que es ser hechos hijos de Dios y el fin para el cual fuimos llamados e introducidos en el cuerpo de Cristo, llegando a ser parte del mismo. Juan 1:12-13 dice: "Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en Su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios"y en 2 de Pedro 1:4 vemos: ".....para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina........". Tenemos el concepto erróneo de que todas las personas somos hijos de Dios, pero, Jn. 1:12-13; 1 Jn.3:1-2, 5:11-12) nos dice que, sólo los nacidos de Dios son Sus hijos y participan de Su vida y Su naturaleza. Necesitamos nacer de nuevo; nacer de Dios. Jesús le dijo a Nicodemo: ".......el que no nace de nuevo.............." (Jn. 3:3, 5-7). La economía , dispensación o plan de Dios era un misterio oculto revelado a Su iglesia, en la dispensación de la gracia, por medio de los profetas y apóstoles(Ef. 3:9, 5; Col. 1:26). La dispensación de la gracia llegó con la venida de nuestro querido Señor Jesús, nuestro Salvador, mediante Su encarnación (Jn. 1: 14, 16). Este misterio está relacionado con Cristo y la iglesia. El misterio de Dios es Cristo como la corporificación de Dios(Col. 2:2; 9); el misterio de Cristo es la iglesia como Su cuerpo(Ef. 3:4; 1:23). La economía o dispensación de Dios no es simplemente salvarnos del infierno e ir al cielo; esto es muy pobre y el precio que pagó Dios fue muy elevado. Entre muchos versículos de la palabra, Romanos 8:29-30 dice: "Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de Su Hijo, para que el sea el Primogénito entre muchos hermanos". "Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que llamó. a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó". Observemos que todos los verbos se describen en pasado, lo cual indica que a los ojos de Dios todo el trabajo ha sido terminado. Debido a que Dios es el Dios de la eternidad, en El no existe el tiempo. Dios nos ha predestinado para que seamos plenamente conformados a la imagen de Su Hijo. Este es el destino que Dios determinó para nosotros en la eternidad pasada.Efesios 5:30 afirmando: " Porque somos miembros de Su Cuerpo" nos hacen ver como la trinidad divina: Padre, Hijo y Espíritu Santo se imparte en Su pueblo escogido, redimido y regenerado, como Su vida, Su suministro de vida y Su todo, a fin de hacer de ellos Sus hijos y miembros de Cristo. Hemos sido predestinados para ser plenamente conformados a la imagen de Su Hijo. La conformación es el resultado de la transformación. Incluye el cambio de nuestra esencia y naturaleza interiores, y también el cambio de nuestra forma exterior cuando seamos glorificados, a fin de ser hechos conforme a la imagen de de Cristo (Ga. 4:19; 1 Jn. 3:2). Filipenses 3:21 dice: "El cual transfigurará el cuerpo de humillación nuestra, para que sea conformado al cuerpo de la gloria Suya, según la operación de Su poder, con la cual sujeta también a Sí mismo todas la cosas". Hermanos, esta es la palabra pura sin mezcla ni levadura. Debemos enseñar esta palabra a todos los creyentes. Este es el mandato del Señor a los dones dados al cuerpo para su edificación (Ef. 4:11-16) Como Sus muchos hijos, somos edificados (1 P. 2:5) corporativamente hasta ser Su morada en el espíritu(Ef. 2:21-22). Nuestro espíritu(1 Ts. 5:23) es el lugar donde se lleva a cabo la edificación de la iglesia, la casa de Dios, Su morada (1 Ti. 3:15). Como miembros de Cristo, somos concertados en la vida divina hasta ser Su Cuerpo (1Co. 12:12-13). También experimentamos una unión orgánica espiritual con El(1 Co. 6:17), participando de Su filiación divina (Ef. 1:5) y disfrutamos todas Sus riquezas inescrutables en Cristo (Ef. 3:8) hasta llegar a ser Su plenitud (Ef.3:19; 1:23) y Su expresión en esta era y por la eternidad como Su esposa, la Nueva Jerusalén (Ap. 21:2). Este es nuestro destino. ¡Gloria al Señor! Que Dios nos conceda un espíritu de sabiduría y de revelación para el pleno conocimiento de Cristo y la iglesia. .- La fuente de esta porción de la palabra procede del ministerio de los hermanos Watchman Nee y Witness Lee. En cuanto a los versículos y las notas han sido tomados de la Biblia Versión Recobro del hermano Witness Lee.

jueves, 9 de enero de 2014

El Arbol de la Vida

EL ÁRBOL DE LA VIDA Y EL ÁRBOL DEL CONOCIMIENTO DEL BIEN Y DEL MAL Vimos ya que la Biblia empieza con dos árboles, el árbol de la vida, que produce vida, y el árbol del conocimiento,que produce conocimiento. No obstante, el conocimiento es un pretexto, pues en realidad el árbol del conocimiento es el árbol de la muerte y produce muerte(Gn.2:7). Por tanto, desde el principio de la Biblia vemos dos líneas que continúan en toda la Biblia. La primera es la línea de la vida, la cual empieza con el árbol de la vida y continúa a través de las Escrituras hasta su final en la Nueva Jerusalén, donde vemos también el árbol de la vida (Ap. 22:1-2, 14). La segunda línea es la línea del conocimiento, la cual empieza con el árbol del conocimiento(Gn.2:17) y continúa en las Escrituras hasta su fin en el lago de fuego(Ap. 20:10, 14) LA LINEA DEL CONOCIMIENTO DEL BIEN Y DEL MAL "Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer libremente, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás; porque el día en que comas de él, ciertamente morirás (Gn. 2:16-17). El primer mandamiento que dio Dios al hombre se relacionó con lo que este come, no con lo que hace. Comer es crucial para el hombre; es cuestión de vida o muerte. Lo que el hombre llegue a ser delante de Dios y su destino final, dependerá por completo de lo que coma. Si come del árbol de la vida, recibirá a Dios como vida y cumplirá el propósito de Dios; si come del árbol del conocimiento, recibirá a Satanás como muerte dependiendo totalmente de el, alejándote del propósito de Dios. El principio del árbol de la vida hace al hombre dependiente de Dios(Jn.15:5), mientras que el árbol del conocimiento hace que el hombre se rebele contra Dios y sea independiente de Él(Gn.3:5). ¿Dónde estamos nosotros y a dónde vamos? ¿En cual linea nos encontramos? Nosotros los redimidos estamos en la linea correcta, la linea de la vida (Jn. 1:12-13; 2 P.1:4; 1 Jn.5:11-13). Cuando somos salvos, somos salvos para siempre, y nuestra salvación está asegurada por la eternidad. No obstante, la Biblia nos amonesta en cuanto a nuestro andar cotidiano y nuestra labor para el señor. Como hijos nacidos de Dios, somos el cuerpo de Cristo (1:22-23), Su iglesia. Por otro lado El Señor Jesús está edificando Su iglesia, la cual es Su cuerpo (Mt.16:18). El Señor edifica Su iglesia al constituirse como vida en cada uno de Sus miembros del cuerpo, siendo transformados por Su vida (Ro.8:29-30; 2 Co. 3:18; Fil.3:21; 1 Co.15:51; Ga.4:19; 1 Jn.3:2). Para que esto sea posible debemos comer del árbol de la vida y beber del río de agua viva, Cristo Jesús(Jn.4:14, 7:37-38; Ap. 22:1, 17; Jn.6:47-58, 63) ¿Qué es la iglesia? La iglesia es parte de Cristo; no es nada menos que Cristo mismo. La iglesia es el elemento de Cristo que hay en los creyentes. Cuando se añade este elemento, que está en tantos creyentes, el resultado es la iglesia. La iglesia es la totalidad del Cristo que está en todos Sus creyentes. A pesar de ser regenerados(Jn.1:12-13; 1 P.1:23), en realidad no somos miembros del Cuerpo de Cristo si vivimos y actuamos conforme a nuestra disposición natural. Cuando nos conducimos conforme a nuestra disposición natural podemos ser estadounidenses, judíos o chinos típicos, pero en efecto no somos miembros de Cristo. En realidad, ¿qué es un miembro de Cristo? Es una persona producida por el elemento de Cristo, quien es el Espíritu vivificante y está en el espíritu de la persona(1 Co.15:45; Jn.20:22; 1 Co. 6:17). Cristo como Espíritu vivificante mora en Sus creyentes. Cuando se añade el Cristo que está en los creyentes, la suma equivale a la iglesia. Por consiguiente, todos debemos despojarnos de nuestro viejo hombre. Debemos desechar toda la vida natural de tal manera que el Cristo vivo sea expresado desde nuestro espíritu( 1 Ts.5:23; Ga. 2:20; Fil 1:21; Ga. 5:16, 6:7-8). Entonces seremos verdaderamente la iglesia. En la iglesia, en el nuevo hombre, no hay griego, ni judío, ni bárbaro, sino que Cristo lo es todo en todos (Col. 3:11). Expresar algo que no sea Cristo no es la iglesia. “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gá. 2:20). “Para mí el vivir es Cristo” (Fil. 1:21). ¡Esta es la iglesia! ¡Esto es ahora hueso de Sus huesos! Todo lo que sale de la vida natural del hombre, como por ejemplo las organizaciones humanas y toda clase de actividad humana, predominantes en el cristianismo, no constituye la iglesia y tampoco puede ser el complemento de Cristo, pues no está a la par de El. En figura, estas cosas no deben considerarse como Eva, sino como todas las demás cosas a las que Adán puso nombre.Sólo lo que procede de Cristo puede ser reconocido por El. Sólo lo que proviene de Cristo puede regresar a El y corresponder a El. Sólo lo que procede de la vida de resurrección de Cristo puede ser Su complemento, el Cuerpo de Cristo. Sólo lo que procede de Cristo y que es Cristo mismo puede ser uno con El.En la tipología, Adán y Eva llegaron a ser una sola carne (Gn. 2:23-24). En la realidad, Cristo y la iglesia son un solo espíritu, porque todo el que se une al Señor es un sólo espíritu con El (1 Co. 6:17). En figura, todos los que creen en Cristo son “miembros de Su Cuerpo”. La unión matrimonial entre marido y mujer es un gran misterio “respecto de Cristo y de la iglesia” (Ef. 5:29-32). Que Dios nos bendiga dándonos un espíritu de sabiduría y de revelación respecto a Cristo y Su iglesia. En Cristo José Luis Bruña Nota. La fuente de esta porción de la palabra procede del ministerio de los hermanos Watchman Nee y Witness Lee. Los versículos y sus notas corresponden a la Biblia Versión Recobro del hermano Witness Lee

lunes, 9 de diciembre de 2013

El Ministerio del Apostol Juan

"RESTAURAR, REPARAR, EQUIPAR, PERFECCIONAR, COMPLETAR Y ACOPLAR". Este fin de semana pasado, he disfrutado el compartir la Palabra sobre el ministerio de Juan. Tres hermanos nos han abierto de una manera rica y disfrutable el ministerio de vida reflejado en el Evangelio de Juan. Damos gracias al Señor por el Evangelio de Juan. En Juan no busques métodos ni doctrina; Juan no es metodista; Juan nos muestra y nos introduce en la vida. Esta vida es una Persona Cristo Jesús(Jn. 1:4; 3:15-16, 36; 5:24; 11:25; 14:6; 20:31). El Evangelio de Juan es un libro de vida y para vida. Realmente esta vida es el Dios Triuno corporificado en el Hijo(Col. 2:9). En el evangelio de Juan vemos que el Señor Jesús vino para que tuviéramos vida en abundancia; El libero Su vida y nos la impartió mediante Su muerte y resurrección en la Cruz (Jn. 10:10; 12:24; 19:34; 20:17, 18). No hay lenguaje humano que pueda describir esta persona maravillosa. Lo único que pudo decir de Él Juan fue "lo que era desde el principio"(1 Jn.1:1), refiriéndose a Aquel que estaba con el Padre desde la eternidad y que se manifestó a Sus Apóstoles, quienes lo anunciaron como vida (1 Jn. 1:2-3). Nuestra mente es limitada, pero por fe podemos disfrutar y experimentar esta realidad. ¿Como podemos disfrutar y experimentar esta vida divina? Solamente permaneciendo en la comunión de dicha vida (1 Jn. 1:3, 7). Podemos permanecer en esta comunión con base a que somos hijos de Dios, engendrados de Dios y participantes de Su naturaleza divina (Jn.1:12-13; 2 P. 1:4). Juan nos anima a permanecer en el Señor Jesús (1 Jn. 2:29; Jn. 15:4-5). Debido a que hemos nacido de Dios, Cristo ahora mora en nosotros como el Espíritu para ser nuestra vida y nuestro suministro de vida a fin de que crezcamos con Su elemento divino y lleguemos a ser semejantes a Él cuando Él se manifieste (1 Jn 3:1-2, 24; 4:4, 14-15). Para que la iglesia, cuerpo de Cristo, sea edificada hoy, necesitamos el ministerio remendador de vida. En este ministerio experimentamos a Cristo como nuestra vida y llegamos a ser la morada de Dios (Ef.1:22-23; Jn. 2:19-22; 11:25; 14:2-3; 1 Ti 3:15-16). De las cuatro pancartas que encabezaban esta conferencia, una de ellas toco mi corazón: "El requisito principal para que la iglesia sea edificada hoy es el ministerio remendador de vida: un ministerio por el cual la red espiritual que estaba rota es restaurada, perfeccionada y hecha más fuerte y en el cual experimentamos a Cristo como nuestra vida y llegamos a ser la mortada de Dios". Que el Señor Jesús nos de un espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de Cristo Jesús y Su iglesia. Nota.- La fuente de esta porción que he disfrutado corresponde a una conferencia dada por hermanos del ministerio del hermano Witness Lee. Versículos y notas de la Biblia versión Recobro del hermano Witness Lee. José Luis Bruña.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Vida Divina en el Cuerpo de Cristo

SÓLO A TRAVÉS DE LA VIDA DIVINA QUE EL CUERPO DE CRISTO ES EDIFICADO
                                                                                                           Ro. 5 :10; Fil. 1 :19

        Dios hizo al hombre como un ser tripartito. En primera de tesalonicenses 5:23 dice claramente que tenemos un espíritu, alma y cuerpo. Hebreos 4 :12 dice que nuestro espíritu puede ser separado de nuestra alma. En el alma tenemos la mente, la parte emotiva y la voluntad. En el cuerpo tenemos muchos miembros.... En nuestro espíritu tenemos la conciencia, la intuición y la comunión. Nuestro cuerpo existe para que seamos un vaso viviente que contenga a Dios (Ro. 9 :21, 23).
        Dios, a fin de cumplir Su propósito, primero hizo al hombre como vaso que lo contuviera a Él como vida (Jn. 5: 11-13). El hombre fue creado de una manera muy específica, no solamente con un cuerpo para subsistir físicamente y con un alma para expresarse, sino también con un espíritu en el cual recibir y contener a Dios (1 Co. 3:16; 6:19; Ef. 2:21). El alma del hombre es su persona y toda su personalidad. Es una persona completa. La intención de Dios era que el hombre, como ser creado y completo, lo tomara a Él como vida y lo expresara en todos los aspectos de su personalidad. Por consiguiente, además del alma, el hombre necesita un órgano específico con el cual tocar y ser uno con Dios: el espíritu humano (1 Ts. 5:23; 1 Co. 15:45; 2 Co. 3:17; 1 Co. 6:17).
        Romanos 8 nos revela cómo el Dios Triuno (Trinidad divina)---el Padre (v. 15), el Hijo (vs. 3, 29, 32) y el Espíritu (vs. 9, 11, 13-14, 16, 23, 26)--se imparten a Si mismo como vida (vs. 2, 6, 10, 11) en nosotros, hombres tripartitos--de espíritu, alma y cuerpo--para hacernos Sus hijos (vs. 14-15, 19, 23, 29, 17) a fin de constituir el Cuerpo de Cristo (12: 4-5). (Ro. 8:9).
        Ser salvos en la vida divina de Cristo es algo que es progresivo. Hemos sido salvos eternamente de la perdición eterna, del juicio eterno y de la muerte eterna en el lago de fuego. Pero en términos de ser liberados de la ley del pecado, todavía no hemos sido completamente salvos. Así que, la vida cristiana es una vida de ser salvos continuamente.
        La salvación completa que Dios efectúa se basa en Su justicia (Ro.1:17a), la cual es Cristo. Dicha justicia, la cual es sólida e inquebrantable, es el cimiento de Su trono (Sal. 89:14) y la base en la cual se establece Su reino (Ro. 14;17).

El universo, incluyéndonos a nosotros, existe con base a la justicia de Dios.
        Romanos 5:10 señala que la plena salvación revelada en este libro consta de dos secciones: una es la redención que la muerte de Cristo efectuó en nosotros, y la otra es la acción salvadora que la vida de Cristo nos provee. En los primeros cuatro capítulos se describe exhaustivamente la redención llevada a cabo por la muerte de Cristo, mientras que en los últimos doce, se habla en detalle de la acción salvadora proporcionada por la vida de Cristo. Nosotros, el pueblo redimido de Dios, somos salvos en la vida divina de Cristo del cautiverio, la esclavitud, del pecado, es decir, de la ley del pecado por medio de la liberación de la ley del Espíritu vivificante (Ro. 8:2). Pero a fin de que la ley del Espíritu vivificante opere, se  requiere que cooperemos al poner nuestra mente en nuestro espíritu (Ro. 6: 6b) y andar según el espíritu mezclado(Ro. 8:4).

Recordar que tenemos un espíritu (1 Ts. 3:17);(que el señor hoy es el Espíritu (1 Co. 15:45; 2 Co. 3:17) y que somos un solo espíritu con el señor ( 1 Co. 6:17).
        Nosotros también necesitamos ser salvos en la vida divina de Cristo del siglo presente del mundo, por medio de la santificación del Espíritu Vivificante (Ro. 12:2a; 6:19b, 22b). Somo salvos en la vida de Cristo, de nuestro ser natural por medio de la transformación del Espíritu Vivificante (Ro.12:2b; 2 Co. 3:18). En la ida divina somos salvos del individualismo al ser edificados en el cuerpo de Cristo (12:5). Somos salvos en la vida divina de Cristo de la manifestación de la semejanza de nuestro yo por medio de la conformación del Espíritu que imparte vida (Ro.8:29b)...Seamos buenos o malos, amables o toscos, de todos modos manifestaremos la semejanza de nuestro yo....Necesitamos ser conformados por medio de la transformación en la misma imagen del Hijo de Dios (2 Co. 3:18).
        El resultado de que seamos salvos en la vida divina de Cristo es la transfiguración, en virtud de la vida divina, de nuestro cuerpo de humillación (Ro. 8:30c; Fil. 3:21; Ro. 8:11)....Cuando el Espíritu que mora en nosotros nos sature completamente, nuestro cuerpo será redimido.
        Romanos 10 revela la manera de disfrutar la salvación que trae la vida. Los versículos 12 y 13 nos dicen que el Señor es rico para con todos los que le invocan y que todo aquel que invoque el nombre del señor, será salvo. Cuando invocamos el nombre del Señor , somos salvos en Su vida. cuando le invocamos, disfrutamos la salvación que la vida trae. Que el señor tenga misericordia de nosotros para que disfrutemos Su vida salvadora día tras día. Es triste el poco conocimiento que hay entre los cristianos sobre este asunto tan primordial.
        Después de ser salvos de la condenación de Dios y del lago de fuego, primero necesitamos ser salvos de la ley del pecado. La ley del pecado es el poder dominante del pecado. Romanos 8:2 dice que la ley del Espíritu de vida nos libra de la ley del pecado. La carne es la segunda cosa de la cual necesitamos ser salvos. La muerte espiritual es la tercera cosa negativa de la cual necesitamos ser salvos. La muerte incluye todo lo negativo. Es menester que seamos salvos de la ley del pecado, de la carne y de la muerte.
        La muerte siempre acompaña al pecado; es el producto del pecado. El pecado es la causa y la muerte espiritual es el efecto. Cuando tenemos el pecado, allí está la muerte. La muerte es la falta de capacidad para cumplir los requisitos de Dios según la norma divina. Por supuesto en nuestro hombre natural no mora el Bien (Ro.7), lo que nos impide cumplir los requisitos de Dios. Necesitamos ser salvos en Su vida. Necesitamos Su vida para que podamos ser vivientes, llenos de Su espíritu para cumplir Sus requisitos. Esto es tomar a Cristo como nuestra vida (Ga. 2:20 Fil. 1:21), nuestra persona, nuestra cabeza (Ef.1:22-23) nuestro todo. Debemos dar a nuestro querido Señor Jesús la preeminencia en todas las cosas, para que no vivamos en nosotros mismo. Cristo debe ser nuestro vivir las veinticuatro horas del día (He. 7:25).
        Ser salvos en Su vida no tiene que ver solamente con ser justificados, ser perdonados por Dios y ser salvos del lago

de fuego. necesitamos ser salvos de la falta de capacidad para glorificarle, agradarle y cumplir Sus requisitos. Necesitamos Su vida. Esta es la vida que tiene el poder de la resurrección. La vida que recibimos de Dios por medio de Cristo es una vida de resurrección. Esta vida ha sido probada al morir y al pasar al pasar por la muerte. Cristo es la resurrección y la vida (Jn. 11:25). Debido a que Cristo es la resurrección, era imposible que El fuese retenido por la muerte (Hch. 2:24). Si tenemos al Hijo, tenemos la vida. Si no tenemos al Hijo , no tenemos la vida (Jn.3:16). Debido a que recibimos al Hijo, podemos declarar que tenemos la vida (Col.3:4a). por medio de esta vida es que somos transformados de gloria en gloria a Su misma imagen.
        En Filipenses 3:10a Pablo dijo que quería conocer el poder de la resurrección del Señor. Este poder es Su vida de resurrección, la cual lo resucitó de entre los muertos (Ef. 1:19-20). Necesitamos conocer y experimentar el poder de esta

vida del señor para ser salvos en Su vida.
        Que Dios nos bendiga a todos nosotros y nos guarde en Su corazón para Su mayor gloria

En Cristo, José Luis Bruña    

martes, 5 de noviembre de 2013

Vida Divina

VIDA DIVINA (Jn. 5:26; Ro. 8:11)

             La vida divina puede considerarse el primer y más básico

atributo de Dios. Aunque la palabra vida se usa muchas veces en el Nuevo

Testamento, la frase "la vida de Dios" aparece sólo una vez. Efesios 4:18 es

el único versículo que nos habla acerca de la vida de Dios: "Teniendo  el

entendimiento entenebrecido, ajenos a la vida de Dios por la ignorancia que

en ellos hay, por la dureza de su corazón". La vida de Dios es eterna e

increada. El hombre no recibió esta vida  en el momento en que fue creado.

Después de ser creado, el hombre con la vida humana creada fue puesto frente

al árbol de la vida (Gn. 2:8-9) a fin de recibir la vida divina e increada.

Sin embargo, el hombre cayó en la vanidad de su mente y su entendimiento fue

entenebrecido. En esta condición caida el hombre no puede contactar la vida

de Dios hasta que se arrepienta (hasta que su mente se vuelve a Dios) y cree

en el Señor Jesús para recibir la vida eterna de Dios (Hch. 11:18; Jn. 3:16).
             De hecho, en todo el universo sólo la vida de Dios puede

considerarse como vida. En 1 Juan 5:12 dice: "El que tiene al Hijo, tiene la

vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida". A los ojos de Dios

únicamente Su vida es vida. La vida humana sólo es una sombra de la vida de

Dios. Por esta razón, cuando la vida de Dios se menciona en el Nuevo

Testamento, se habla de ella como si fuese la única vida (Jn. 1:4; 10:10;

11:25; 14:6).
             Todas las demás clases de vida que existen en el universo son

mortales y variables. Únicamente la vida de Dios es divina y eterna, inmortal

e inmutable. Por lo tanto desde la perspectiva de la eternidad, únicamente la

vida de Dios es vida.
              Esta vida dentro de nosotros es lo que Dios es. Ahora en esta

vida Dios llega a ser nuestro todo y es nuestro todo; es en esta vida que

Dios llega a ser nuestro Dios. En Cristo esta vida es la plenitud de la

Deidad y el contenido de Dios mismo (Cristo Jesús es Dios hecho hombre

mediante la encarnación). Por ser la vida el fluir de Dios así como el

contenido de Dios, la vida es Dios mismo (la vida divina).
              Hablando con propiedad, cuando recibimos la vida, no sólo

recibimos la vida de Dios, sino a Dios como vida. Dios no solamente nos dio

Su vida; Él mismo vino para ser nuestra vida (Jn.1:12-13). Por ser Dios mismo

la vida, Su vida es Su mismo ser.
              Pablo dice en Gálatas 2:20a: "Con Cristo estoy juntamente

crucificado, y ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí". Esto muestra que la

vida es Cristo que vive en nosotros (1 Jn. 5:11-13).... La vida no es una

actividad. La vida es  absolutamente Cristo mismo. Debemos recalcar este

hecho a lo sumo.....Nada puede reemplazar la vida de nuestro querido Señor.
              La vida es el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es la realidad

de Cristo (Jn. 14:16-17; 1 Co. 15:45) El Hijo es la corporificación del

Padre, y el Espíritu es la realidad del Hijo. Romanos 8:2a usa la expresión

"Espíritu de vida", y 2 Corintios 3:6b dice que el Espíritu da vida. Por lo

tanto, el Espíritu Santo hoy es el Espíritu de vida, quien nos da vida.

Debemos recalcar que en el Nuevo Testamento el Espíritu tiene dos aspectos.

Por un lado, Él es el Espíritu de poder y, por otro, Él es el Espíritu de

vida.
              Santos, es hermoso y muy disfrutable experimentar esta

realidad. Cuando abrimos nuestro corazón al Señor Jesús como nuestro amado

Salvador, la vida del Dios Triuno (la Trinidad Divina) se imparte en nosotros

y vive en nosotros. El Padre es la fuente, el origen, el Hijo es el cauce, y

el Espíritu es el fluir. Hermanos, el Dios Triuno se imparte en nosotros en

Su Trinidad Divina y ahora vive en nosotros. Somos sus muchos hijos (Jn.

1:12-13); los muchos hermanos del Primogénito Hijo de Dios, nuestro querido

Señor Jesús en resurrección.

                                                                             

     LA INTENCIÓN DE DIOS ES EDIFICAR SU IGLESIA,
                                                                             

     LA CUAL ES SU CUERPO, DÁNDONOS A COMER DEL
                                                                             

           ÁRBOL DEL LA VIDA (Gn. 2: 8-9; Ap. 22 :14)

               Jeremías 2:13 dice: "Dos males ha hecho Mi pueblo: / me

dejaron a Mí, / fuente de agua viva, / y cavaron para sí cisternas, /

cisternas rotas que no retienen el agua". La intención de Dios en Su economía

(Su beneplácito, Su buen deseo) es ser la fuente, el origen, del agua viva

que satisface a Su pueblo escogido y en la cual ellos pueden deleitarse.....

a fin de edificar la iglesia, Su cuerpo, Su novia, Su esposa, para que esta

sea la plenitud de Dios con miras a Su expresión (Ef. 1 :22-23). Éste es el

deseo del corazón de Dios, el beneplácito,( Ef. 1:5, 9) de Dios en Su

economía. Dicho pensamiento es desarrollado plenamente en el Nuevo

Testamento, pero su semilla fue sembrada en Jeremías 2:13.
              
               Nada puede reemplazar el nuevo pacto ni compararse con él.

Confucio y Sócrates eran buenos, pero eran humanos con naturaleza caida; no

pudieron introducirse en sus seguidores como vida. Sólo Jesucristo, la

corporificación de Dios (Dios encarnado), puede hacer esto. a Través de los

siglos, Él ha infundido Su vida en millones de personas. Nosotros, los

creyentes, hemos recibido Su vida eterna. Esto lo indica claramente Juan

3:16. Al creer en Cristo, hemos recibido la vida eterna, la vida divina. Esta

vida es la centralidad y la universalidad de nuestra vida cristiana. Esta

vida no es nada menos que Cristo mismo, y Cristo es Dios mismo. Debido a que

tenemos a Dios dentro de nosotros, en nuestro espíritu (1 Ts. 5 : 23) como

vida, podemos conocerle, entenderle, vivirle (Ga. 2:20; Fil. 1:21) y ser

constituidos de Él.
              La intención original de Dios era que el hombre comiera del

árbol de la vida (Gn. 2:9, 16). A causa de la caída, el camino al árbol de la

vida le fue cerrado al hombre (Gn. 3:22-23). Mediante la redención efectuada

por Cristo, el camino por el cual el hombre puede llagar al árbol de la vida,

que es Dios mismo en Cristo como vida para el hombre, fue abierto de nuevo

(He. 1O:19-20). Pero en la degradación de la iglesia, la religión ( la

religión es inventada por el hombre; Dios no es ninguna religión, es una

Persona viva) se infiltró con su conocimiento, sin vida, para distraer a los

creyentes y apartarles de comer a Cristo (Jn.6: 35, 41, 48, 50-58), el árbol

de la vida. Así que, el Señor les prometió a los vencedores que, como

recompensa, les daría a comer de Sí mismo, el árbol de la vida (Ap. 2:7), en

el paraiso de Dios. Esto les motiva a abandonar la religión para tomarle como

vida y para disfrutarle nuevamente (2 Co. 3:6).
              Necesitamos una visión, una revelación como Pedro (Mt. 16:17-

18) para poder ver que toda la Biblia nos presenta un cuadro mostrándonos que

Dios es el árbol de la vida a fin de ser nuestro alimento (Jn. 6: 41, 48-51,

53-58, 63). Es por esto que el árbol de la vida está al principio y al final

de la Biblia (Gn.2:9; Ap. 22:2, 14). Debemos aprender a disfrutar al Señor

comiéndole. Comer al Señor nos volverá del atrio al Lugar Santo; del alma al

espíritu (1 Ts.5:23). Al comerle seremos transformados en materiales

preciosos para ser edificados con otros para el edificio  de Dios (1 P. 2:5),

Su cuerpo, Su novia, Su esposa, el nuevo hombre, Su expresión, Su morada por

toda la eternidad. Entonces habrá una casa (1 Ti. 3:15), un templo, para el

descanso del Señor, y en este templo disfrutaremos al Señor de manera plena.

Así que, el propósito de Dios se cumplirá. Todos debemos aprender a comer al

Señor, a disfrutarle para ser constituidos con su vida.
               Es muy importante recordar que la iglesia no es un edificio de

ladrillo ni una organización; la iglesia es un organismo vivo, es el Cuerpo

de Cristo compuesto de todos los redimidos por el Señor que Le contienen como

vida (Ef. 1 :22-23) y viven por Su vida (Ga. 2:20; Fil. 1:21).

                                                              EL ÁRBOL DE LA

VIDA, CRISTO MISMO, ES LA FIGURA CENTRAL DEL UNIVERSO
                                                                             

                          (Ap. 22 :2; Jn. 15 :1)

                Vemos que Dios creó al hombre a Su imagen y conforme a Su

semejanza con el propósito de que este le recibiera como vida y le expresara

en todos Sus atributos. Génesis 2 :9 dice: "E hizo Jehová Dios brotar de la

tierra todo árbol agradable a la vista y bueno para comer, y también el árbol

de la vida en medio del huerto, y el árbol del conocimiento del bien y del

mal". Aquí el árbol de la vida no es un tipo, sino una figura que representa

a Dios en Cristo como nuestra vida. En Génesis Él se vale de una figura-el

árbol de la vida- a fin de darnos a entender cual es Su deseo. El árbol de la

vida representa al Dios Triuno quien en Cristo, se imparte a Su pueblo

escogido como su vida generadora. En Génesis 2 vemos esta figura, y en el

Nuevo Testamento tenemos el cumplimiento de la misma.
                El árbol de la vida es la figura central del

universo.....Nada es más central y crucial, tanto para Dios como para el

hombre, que el árbol de la vida. El árbol de la vida en el huerto era un

indicador de que Dios desea ser nuestra vida, presentándose a nosotros en

forma de alimento.
                El árbol del conocimiento del bien y del mal tipifica a

Satanás quien es la fuente del pecado y del mal. El conocimiento, el bien y

el mal, los cuales provienen del árbol del conocimiento del bien y del mal,

estan en contraste con la vida del árbol de la vida. La vida depende de Dios,

mientras que el conocimiento, el bien y el mal son independientes de Dios..

Además, el árbol del conocimiento del bien y del mal trae muerte, lo cual

significa que la muerte proviene de Satanás. Finalmente, esta muerte vendrá a

ser la segunda muerte de aquellos que cometen pecados, esto es, la muerte

eterna de todo su ser--espíritu, alma y cuerpo--(1 Ts. 5:23)......." mas del

árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de el

comieres, ciertamente morirás"...Genesis 2:17.
                La meta de Dios es la vida. Esta vida, representada por el

árbol de la vida, es Dios mismo en Cristo como el Espíritu. La manera en que

obra el enemigo, Satanás, la serpiente, es alejar a las personas de esta

vida. Su objetivo es llevarlos al conocimiento, al bien y al mal, cuyo

resultado es la muerte. La muerte consiste en estar separados del disfrute de

Dios.
                Por siglos, la astuta serpiente ha usado las enseñanzas para

evitar que los escogidos de Dios disfruten a Dios como vida. En general,

estas enseñanzas estan relaccionadas con el conocimiento, con el bien y el

mal. El resultado de dichas enseñanzas es que ellas nos separan de Dios.

Cuando hablamos del conocimiento, por supuesto, no nos referimos a la

formación humana: el colegio, la universidad, el trabajo etc.; nos referimos

a toda enseñanza que nos distraiga del disfrute de Dios y, de darle toda la

preeminencia en todas las cosas en nuestra vida; muy especialmente a las

enseñanzas doctrinales que en lugar de llevarnos a Cristo nos distraen en sí

mismas, haciendo de ellas el fundamente de nuestra vida cristiana. La sana

doctrina debe llevarnos a Cristo y no hacer de ella una ley, una división.

Cuando damos énfasis a las doctrinas, el resultado es división. Segun sea la

doctrina que tomo como fundamento, asi, será el nombre con el que me

denominaré. Los nombres denotan diferentes características. Nunca debemos

pararnos en las doctrinas; estas deben llevarnos a Cristo como nuestro árbol

de la vida. Solo hay un árbol de la vida y, de este árbol de la vida todos

los creyentes debemos comer.

                                                                 DIOS COMO

NUESTRA VIDA EDIFICA; SATANÁS COMO LA MUERTE DESTRUYE.
                                                                             

                            2 Co. 11:3; Ro. 8 :6

                 La mejor manera de discernir un asunto es discernirlo

conforme a la vida o a la muerte. Mientras que la enseñanza o la predicación

de una persona nos robe el disfrute del Señor como nuestro suministro de

vida, esa enseñanza es de la serpiente. El ministerio genuino del Señor, por

su parte, siempre nos fortalece en el disfrute que tenemos de Él como nuestro

suministro de vida. Recuerde este principio de discernir conforme a la vida y

la muerte. Todo lo que nos prive del disfrute del Señor proviene de la

serpiente. Pero todo lo que haga aumentar el disfrute que tenemos del Señor,

es del Espíritu y del ministerio neotestamentario.
                 El asunto principal que se halla implícito en Romanos 8:6 es

el sentir de vida. Poner la mente en el espíritu (Jn. 4:23-24) es vida y paz.

Esto es algo que uno siente y de lo cual uno está consciente. Esta percepción

interior es el sentir de vida. Su función no es sólo guiarnos, sino también

gobernarnos, controlarnos y dirigirnos. El sentir de muerte y  el sentir de

vida y paz son los dos aspectos de lo que significa el sentir de vida. La

vida divina es el primer elemento de la fuente del sentir de vida. Según

Efesios 4 :18-19, los incrédulos perdieron toda sensibilidad por ser ajenos a

la vida de Dios.. Si somos uno con la vida de Dios, tendremos el sentir más

rico, más intenso y más agudo. Somos uno con el sentir de vida cuando tocamos

el Espíritu de la Palabra (la Biblia) con nuestro espíritu; porque la letra

mata más el espíritu vivifica (Ro. 3:6). Nunca debemos ir a la Palabra

únicamente con nuestra mente en busca de conocimiento. Debemos tocar el

corazón del Señor Jesús buscando el Espíritu de la Palabra (Jn. 6:63).
                 La ley de vida es la capacidad innata y función de vida (Ro.

8:11; He. 8:10), y  es el otro elemento de la fuente del sentir de vida.

Puesto que esta ley de vida opera en nosotros, ciertamente produce en

nosotros cierta sensación; por eso constituye otro elemento que da origen al

sertir de vida. Romanos 8:2 habla de la ley del Espíritu de vida, y Hebreos

8:10 dice que esta ley ha sido escrita en nuestros corazones. Esta ley de

vida es la Trinidad Divina corporificada en Cristo Jesús como el Espíritu

vivificante en resurrección (1 Co. 15:45; 2 Co. 3:17; 1 Co. 6:17) para

dispensarse dentro de nosotros en nuestro espíritu (1 Ts. 5:23).
               
                                                                            

LA LEY DEL ESPÍRITU DE VIDA
                                                                             

                 Ro. 8 :1-2

                 La vida es el contenido del Espíritu, y el Espíritu es la

manifestación consumada y final del Dios Triuno después de pasar a través de

la encarnación, la crucifixión y la resurrección y de llegar a ser el

Espíritu vivificante (1 Co. 15:45) que mora en todos los creyentes (1 Co.

3:16) y que es vida para ellos en Cristo. La ley que nos ha librado de la ley

del pecado--la cual pertenece a Satanás, quien mora en los miembros de

nuestro cuerpo caido (Ro. 7:23, 17)--pertenece al Espíritu de vida.
                 La ley del Espíritu de vida vino a ser la vida en nuestro

espíritu por medio de la regeneración (Jn. 1:12-13). Luego, desde nuestro

espíritu satura nuestra mente para la transformación de nuestra alma, a la

cual pertenece nuestra mente, y llega a ser la vida en nuestra alma, nuestro

yo (V. 6). Con el tiempo impregnará nuestro cuerpo (v. 11), finalmente dando

por resultado la transfiguración de nuestro cuerpo (Fil.3:21), es decir la

redención del mismo (V. 23).
                 La función principal del Dios Triuno al morar en nuestro

espíritu como ley del Espíritu de vida es librarnos completamente de Satanás,

quien mora en nuestra naturaleza caida como ley del pecado y de la muerte

(Ro. 7:23-25).

                                                                          YO

SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA
                                                                             

        Jn. 11 :25; Mt. 16 :18)

                 En Juan 11:25 nuestro amado Señor Jesús dijo de Sí mismo:

"Yo soy la resurrección y la vida". Cristo como la resurrección fue probado

por la muerte y conquistó la muerte, y Cristo como la vida permanece

inmutable y perdura para siempre.......En 2 Timoteo 1:10b.....dice: "Nuestro

Salvador Cristo Jesús....anuló la muerte y sacó a luz la vida y la

incorrupción por medio del evangelio". Cristo anuló la muerte, dejándola sin 

efecto, mediante Su muerte, con la cual destruyó al diablo (He. 2:14) y por

medio de Su resurrección, que sorbe la muerte (1 Co. 15:52-54). La vida

mencionada en 2 Timoteo 1:10 denota la vida eterna de Dios, la cual es dada a

todos los creyentes en Cristo y la cual es también el elemento principal de

la graccia divina que nos fue dada (Ro. 5:17, 21).
                 Después de referirse a Sí mismo como la resurrección y la

vida, Jesús dijo: "El que cree en Mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo

aquel que viene y cree en Mí, no morirá eternamente" (Jn. 11:25-26). Esto

significa que nosotros podemos disfrutar a Cristo como la resurrección y la

vida creyendo en Él, es decir, recibiéndolo en nuestro espíritu como nuestro

Salvador, a fin de tener una unión orgánica con Él (1 Co. 6:17, 19).
                 Todos los que hemos recibido a Cristo Jesús como nuestro

Salvador participamos de Su vida eterna. Esta vida se esta constituyendo en

nosotros a través de: La regeneración, la santificación, la renovación, la

transformación, la conformación a su imagen e incluso la glorificación (Mt.

19:28; Tit. 3:5; Ro. 6:19, 22; Ro. 12:2; 1 Co. 15:51; 2 Co. 3:18;Fil.3:21;

Ro. 8:17, 30; Ga. 4:19; 1 Ts. 5:23).
                  La iglesia, como Cuerpo de cristo, no necesita buenas

doctrinas ni una buena teología ni maravillosas explicaciones. Lo que la

iglesia necesita es la vida, la vida de resurrección de Cristo. Únicamente la

vida de Cristo y aquello que procede de ella podrá prevalecer contra las

puertas del Hades. Cuando no vivimos por nuestra vida natural, sino por la

vida divina que está en nosotros (Gá.2:20; Fil.1:21), entonces estamos en

resurrección. El resultado es el Cuerpo de Cristo. La realidad de la vida

divina que está en nosotros es la resurrección, la cual es Cristo, el

Espíritu todo inclusivo, La Trinidad Divina. La única razón por la cual la

muerte no puede prevalecer sobre la iglesia es que ella está edificada sobre

Cristo, la Roca, la única Piedra Angular y el único fundamento. Quiera el

Señor tener misericordia de nosotros y nos guarde de tocar la muerte o de

traer muerte a la iglesia, el Cuerpo de Cristo.
                
                  Que Dios nos bendiga a todos nosotros, a nuestras familias

y a los hermanos con los que nos reunimos. Que nuestro querido Señor Jesús

nos de un espíritu de sabiduría y de revelación para conocer el deseo que hay

en Su corazón: Cristo y la Iglesia (Ef. 1:17-23; 3 :14-21), como pidió Pablo

a través de estas dos oraciones.

En Cristo Jesús, José Luis Bruña.




domingo, 27 de octubre de 2013

Obediencia

Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron
constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo, los muchos
serán constituidos justos (Ro. 5:19).
       Aboliendo en Su carne la ley de los mandamientos expresados en
ordenanzas, para crear en Sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre,
haciendo la paz (Ef. 2:15).


       Hoy, la mayor parte de los creyentes conocemos muy bien Juan 1:1 y
3:16, pero desconocemos la profundidad de Efesios 2:15....Cuando la carne de
Cristo fue clavada, Cristo Jesús abolió la ley de los mandamientos expresados
en ordenanzas para crear en Sí mismo de los dos, judíos y gentiles, un solo y
nuevo hombre, haciendo la paz.
      
                                        ES MUY IMPORTANTE SABER QUE SOLO HAY
DOS HOMBRES EN EL UNIVERSO:
                                                  EL PRIMER, HOMBRE ADÁN, EL
SEGUNDO HOMBRE, CRISTO.


       1 Corintios 15:47 dice " El primer hombre es de la tierra, terrenal;
el segundo hombre es del cielo". El primer Adán  es el comienzo del viejo
hombre en la vieja creación; el postrer Adán (Cristo) es el final, el fin del
viejo hombre en la vieja creación y principio de la nueva creación. El primer
hombre, Adán incluye a todos sus descendientes, toda la humanidad, y el
segundo hombre, Cristo, abarca a todos Sus creyentes, la nueva creación.
Todos los creyentes fuimos incluidos por nacimiento en el primer hombre,
Adán, y por la regeneración hemos venido a formar parte del segundo hombre,
Cristo. Cuando creímos en Cristo Jesús, fuimos trasladados del primer hombre 
al segundo. Ahora, en Cristo, nuestra naturaleza no es terrenal; nuestra
naturaleza es celestial (2 P. 2:4)
        Necesitamos ver cuan importante y crucial es que Cristo Jesús
aboliera la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear de
los dos pueblo, Judíos y Gentiles, un solo y nuevo hombre. Somos muchos los
creyentes, mas un solo y nuevo hombre (Ef. 2:15). Esta es la revelación más
elevada en el libro de Efesios respecto a la iglesia. Cristo abolió las
ordenanzas, que separaban a ambos pueblos, en la cruz, a fin de producir  una
nueva creación, el nuevo hombre, con la esencia divina (Jn. 1:12-13; 2
P.2:4), una nueva entidad, un nuevo hombre corporativo.

         Necesitamos conocer apropiadamente el viejo hombre, si queremos ver
el nuevo hombre. Pablo nos dice que nos despojemos del viejo hombre, antes de
vestirnos del nuevo hombre (Ef. 4:22). Después de crear los cielos y la
tierra, Dios creó al hombre. Pocos han visto que el hombre creado por Dios no
fue individual sino que fue corporativo.  Génesis 1:26 habla del hombre en
singular y en plural: "Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre (singular) a
Nuestra imagen, conforme a Nuestra semejanza; y ejerzan (plural)
dominio............." Dios hizo un hombre corporativo. Cuando el hombre
corporativo que Dios creó fue dañado a causa de la caída, fue necesario que
Dios produjera un nuevo hombre. Para ello, Cristo no solamente tuvo que
eliminar el pecado, la naturaleza caída del hombre, a Satanás y al mundo,
sino que también tuvo que abolir las ordenanzas en la cruz (Ef. 2:15). Lo que
más impide que Dios obtenga el nuevo hombre, es las ordenanzas. Él abolió la
ley de los mandamientos expresados en ordenanzas para crear en Sí mismo de
los dos, judíos y gentiles, un solo y nuevo hombre.

           La iglesia como el nuevo hombre llega a ser el hombre que
satisface el deseo de Dios. Dios quería obtener un hombre; así que, en la
vieja creación Él creó una figura, un tipo de hombre, pero no creó al
verdadero hombre. El verdadero y nuevo hombre lo creó Cristo en la cruz por
medio de Su muerte toda-inclusiva. Este hombre es llamado el nuevo hombre
(Ef. 4:22). Este nuevo hombre no es natural, de la vieja creación; este nuevo
hombre procede de Dios y  participa de Su vida y Su naturaleza (Jn.1:12-13;
2P:2:4), siendo parte de la nueva creación. El hombre nuevo tiene como fin
expresar a Dios y representar Su autoridad (Gn.1:26). Para ello, el Señor, a
través de la regeneración y transformación va conformándonos a Su imagen y
semejanza (Jn.1:12-13; Ro. 8:29-30; 1 Co. 3:18), haciéndonos igual a Él en
vida y naturaleza, no en la deidad.
          Que Dios nos bendiga y nos de un espíritu de sabiduría y de
revelación.
          
          La fuente de esta porción de la palabra procede del ministerio y la
Biblia Versión Recobro con sus notas del Hermano Witness Lee.


En Cristo, José Luis Bruña.