lunes, 19 de noviembre de 2018

Tus óleos de unción tienen fragancia agradable

Cnt. 1:3-4
Tus óleos de unción tienen fragancia agradable; tu nombre es como ungüento derramado; por eso las vírgenes te aman. Atráeme; y en pos de ti correremos … nos alegraremos y nos regocijaremos en ti; ensalzaremos tus amores más que el vino. Con razón te aman [heb.].
Ef. 3:17
Para que Cristo haga Su hogar en vuestros corazones por medio de la fe, a fin de que, arraigados y cimentados en amor.

Debido a Tu misma persona (el ungüento) y Tu nombre (el ungüento derramado), las vírgenes te aman. Ellas te aman por Tu misma persona y Tu nombre. No podemos amar una obra ni tampoco un poder. Solamente podemos amar a una persona, a alguien que tiene personalidad. Te amamos y somos atraídos por Tu misma persona y Tu nombre. Aunque no hemos percibido Tu olor en su totalidad, lo que hemos percibido es suficiente para amarte. La revelación de la persona del Señor no solamente provoca la adoración por parte del hombre sino también el amor. El amor al Señor surge en cada uno de nosotros cuando tenemos una visión de Su persona.
Después de que leemos el libro de Efesios, vemos la relación que existe entre el “primer amor” y “las primeras obras” [Ap. 2:4-5]: “Sino que asidos a la verdad en amor, crezcamos en todo en Aquel que es la Cabeza, Cristo, de quien todo el Cuerpo, bien unido y entrelazado por todas las coyunturas del rico suministro y por la función de cada miembro en su medida, causa el crecimiento del Cuerpo para la edificación de sí mismo en amor” (Ef. 4:15-16) ... “Las primeras obras” no son aquellas que los hombres elogian o observan. Son obras realizadas en secreto, como aquéllas que realizan “las coyunturas”. Las obras que el Señor considera preciosas no son aquellas que poseen grandeza o importancia externamente, sino aquellas que en realidad edifican el Cuerpo de Cristo “en amor”. Ésta es la obra verdaderamente eficaz. Si el amor no es nuestra motivación, nuestras obras no son las obras de amor. Es debido a que el amor del Señor Jesús está presente que toda obra realizada llega a ser una obra que edifica la iglesia, por lo cual se producirá el correspondiente acoplamiento y entrelazamiento armonioso y no habrá disensión alguna producida por las diversas opiniones. Aunque la iglesia en la actualidad ha dejado su primer amor y no ha hecho sus primeras obras, nosotros todavía podemos ser unidos a la Cabeza y crecer en todo en Él, de quien recibiremos el suministro y la fortaleza. Todos los que han recibido el poder del amor de parte de la Cabeza pueden hacer las “primeras obras”. En estos días vemos la desolación de la iglesia. Tanto el primer amor como las primeras obras se han desaparecido por completo. Éste es el momento en que debemos postrarnos ante Dios, humillarnos a nosotros mismos y confesar nuestros pecados. El Señor nos llama al arrepentimiento. La puerta de la gracia aún está abierta de par en par. Debemos acercarnos rápidamente. Damos gracias al Señor, porque Él nos ha mostrado que muchos santos están dispuestos a dejar todas las organizaciones y también están dispuestos no solo a asirse al primer amor, sino también a avivar las primeras obras … ¿Cómo pudo la iglesia haber caído tan bajo? Pablo se percató del peligro que acechaba a los efesios desde el principio. Por tanto, él elevó la oración que se menciona en Efesios 3:14-19. Es fácil para un cristiano amar al Señor durante un instante … Me temo que muchos de los que amaban al ­Señor hace apenas unos cuantos años, gradualmente se hayan enfriado … En la oración de Pablo se nos da la razón de ello: “Para que Cristo haga Su hogar en vuestros corazones por medio de la fe, a fin de que, arraigados y cimentados en amor” (v. 17). Todo aquello que carece de cimientos no durará para siempre. Si nuestro amor es como un árbol con sus correspondientes raíces o como una casa con su respectivo cimiento, entonces este amor siempre será el “primer amor” … [La raíz y el cimiento es] Cristo, quien hace “Su hogar en vuestros corazones”. Es por esto que nuestro amor está debidamente arraigado y cimentado. El mayor peligro que corremos es tener mucho conocimiento espiritual sin experimentar el hecho de que Cristo vive en nuestros corazones … [Los efesios] habían recibido el amor de Dios (1:5-8), pero este amor no había sido arraigado ni cimentado en sus corazones. Por consiguiente, Pablo oró por ellos.

domingo, 31 de diciembre de 2017

El plan de DIOS 2da. parte

Zac. 12:1
Así declara Jehová, que extiende los cielos, pone los cimientos de la tierra y forma el espíritu del hombre dentro de él.
2 Co. 3:17
Y el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
Dios, al crear, hizo tres cosas cruciales y de igual importancia: los cielos, la tierra y el espíritu del hombre. Los cielos fueron hechos para la tierra, la tierra fue hecha para el hombre, y el hombre fue creado por Dios con un espíritu a fin de que pudiese contactar a Dios, recibir a Dios, adorar a Dios, vivir a Dios, cumplir el propósito divino en pro de Dios y ser uno con Dios. En Su economía, Dios planeó que Cristo fuese la centralidad y universalidad de Su mover sobre la tierra. Así pues, era necesario que para Su pueblo escogido —cuyo interés estaría puesto en Cristo como su Creador y Redentor— Dios crease un órgano receptor, de modo que ellos estuviesen capacitados para recibir todo cuanto Dios planeó que Cristo fuese para ellos … (Ef. 1:17-18a; 3:5). (Zac. 12:1,
El Espíritu Santo de Dios habitando en nuestro espíritu humano para impartir en nuestro ser todo lo que Dios es en Cristo, es el enfoque, el blanco mismo, de esta misteriosa distribución del Dios Triuno. Éste es el campo de batalla de la guerra espiritual. De qué manera, por medio de muchas cosas buenas y hasta bíblicas, el enemigo sutil ha estado y aún está distrayendo de este blanco de la economía de Dios a los santos de Dios, aun a los que le buscan diligentemente. En semejante tiempo de confusión, tal como en los tiempos en que fueron escritas las epístolas a Timoteo, debemos ser reducidos y aun dirigidos al Espíritu divino y todo-inclusivo en nuestro espíritu humano a fin de que seamos guardados de errar el blanco de la economía divina. Por lo tanto, hoy en día es fundamentalmente necesario regresar a nuestro espíritu humano así como permanecer en él y ejercitarlo a fin de hacer real el Espíritu de Dios. Al hacer esto podemos participar de toda la plenitud de Dios al disfrutar las inescrutables riquezas de Cristo. Que el Señor nos conceda la gracia para que seamos introducidos en tal aprenhensión y para que lo pongamos en práctica en nuestra vida diaria y en todo lo que hagamos.
El Cristo todo-inclusivo como buena tierra está en nuestro espíritu y Su morada en el Lugar Santísimo también está en nuestro espíritu. Si usted no sabe cómo discernir el espíritu del alma, usted errará el blanco y no podrá disfrutar a Cristo. Cada día usted debe tratar con el Cristo viviente, quien es tan subjetivo a usted. Cristo está en usted, y Él es viviente, real y práctico … Pido la ayuda del Señor para que nuestros ojos sean abiertos a fin de que veamos la visión celestial y la revelación interior de este Cristo viviente y subjetivo, que La vida de iglesia … es la gracia que absorbe las diferencias raciales. El asunto de la raza carece de la gracia. Si tenemos la gracia, no tendremos más problemas raciales. Si aún tenemos problemas raciales, eso indica que nos falta la gracia.
Gálatas 6:18 dice que la gracia del Señor sea con nuestro espíritu. Cuando nos volvemos a nuestro espíritu, disfrutamos al Señor como gracia. Cada vez que comencemos a discutir con nuestro cónyuge, de inmediato tenemos que volvernos a nuestro espíritu … La mente es el país de las discusiones, pero el espíritu es el país de la gracia. No se trata de que nos esforcemos por vencer, sino más bien de que estemos en el país correcto. El país correcto está en nuestro espíritu. (El Cristo que mora en nosotros según se ve en el canon del Nuevo Testamento, pág. 118)
Pablo dijo: “El Señor esté con tu espíritu. La gracia sea con vosotros” (2 Ti. 4:22). La degradación de la iglesia consiste en no tener la experiencia de que el Señor esté con nuestro espíritu y en perder así la presencia de la gracia. Necesitamos prestar atención a eso. Nuestro disfrute y experiencia más elevados consiste en que nuestro Señor está con nuestro espíritu … Disfrutar del hecho de que el Espíritu del Señor está en nuestro espíritu es tener la gracia con nosotros. Cuando esto se pierde, ha llegado la degradación de la iglesia.
El Señor nos siga iluminando cada día conforme al deseo de Su Corazón.

El Plan de DIOS


  Tenemos que andar en la verdad propia de la visión celestial de la economía de Dios, del blanco de la economía de Dios y de la meta de la economía de Dios; esta visión tiene que ser renovada en nosotros día tras día a fin de ser la visión que controla toda nuestra vida, toda nuestra obra y todo lo que hacemos.
Nuestro espíritu es un “país” de gracia para absorber toda raza con miras al nuevo hombre; nuestra mente es un “país” de disputas; disfrutar del hecho que el Señor como Espíritu está en nuestro espíritu es tener gracia con nosotros; cuando esto se pierde, la degradación de la iglesia está presente.
Dios escogió al apóstol Pablo para que llevara la responsabilidad de la economía de Dios, y Pablo entrenó en esta eco­nomía a su hijo espiritual Timoteo. Es muy interesante notar que las epístolas de Pablo a Timoteo fueron escritas en un tiempo en que muchos cristianos se habían desviado de la senda original. Habían errado el blanco central de la economía de Dios y estaban prestando atención a otras cosas.
La economía de Dios la cual consiste en impartirse en Cristo a Su pueblo escogido a fin de obtener una casa que lo exprese, que es la iglesia (1 Ti. 3:15), el Cuerpo de Cristo. El ministerio del apóstol estaba centrado en la economía de Dios (Col. 1:25; 1 Co. 9:17), mientras que las diferentes enseñanzas de los disidentes eran usadas por el enemigo de Dios para distraer a Su pueblo de esta economía. En la administración y en el pastoreo de una iglesia local, la economía divina debe ser presentada claramente a los santos. (1 Ti. 1:4,
Según la historia, dos elementos predominantes distraían de la senda correcta a los primeros cristianos: el judaísmo y el gnosticismo … Al parecer, los buenos elementos del judaísmo y del gnosticismo eran lo que desviaba a estos primeros cris­tianos … Los judaizantes enfatizaban firmemente la ley mosaica del Antiguo Testamento.
Hoy en día, aunque no hay judaizantes ni gnósticos que nos perturben, aún hay muchas cosas que nos distraen … Si dedicamos tiempo para el Señor, nos daremos cuenta de que el enemigo persiste en usar hasta las cosas buenas del cristianismo para distraer del blanco de la economía de Dios a los hijos del Señor.
¿Qué es la economía de Dios? … Si con perspicacia espiritual hacemos un cuidadoso y completo estudio de las Escrituras, nos daremos cuenta de que la economía de Dios es simplemente Su plan de impartirse a Sí mismo en la humanidad. La economía de Dios es la dispensación de Dios, lo cual significa nada menos que Dios se imparte a Sí mismo en el linaje humano … En esta divina dispensación Dios, quien es todopoderoso y todo-inclusivo, tiene la intención de impartir en nosotros nada menos que a Sí mismo.
Dios es sumamente rico … [Su] capital es simplemente Él mismo, y con ello Él tiene la intención de “manufacturarse” a Sí mismo en producción masiva. Dios mismo es el Hombre de negocios, el capital y el producto. Su intención consiste en impartirse a Sí mismo en muchas personas, en producción masiva y en forma gratuita. Por lo tanto, Dios necesita tal arreglo divino, un manejo divino, una impartición divina, una economía divina, a fin de introducirse en la humanidad.
Seamos más específicos. Ahora que sabemos que el propósito de Dios consiste en impartirse a Sí mismo, tenemos que descubrir lo que Dios es a fin de saber lo que Él imparte. En otras palabras, ¿cuál es la sustancia de Dios? Cuando un hombre de negocios planea fabricar un producto, antes que nada tiene que conocer claramente la sustancia o materia prima de ese producto. La sustancia de Dios es Espíritu (Jn. 4:24). La esencia misma del Dios todopoderoso, todo-inclusivo y universal es simplemente Espíritu. Dios es el Fabricante y tiene la intención de reproducirse a Sí mismo como producto; por lo tanto, cualquier cosa que Él reproduzca tiene que ser Espíritu, la propia sustancia de Él mismo.
El Señor nos siga iluminando cada día conforme al deseo de Su Corazón.

Desde el principio

1 Jn. 1:1-2
Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante a la Palabra de vida (y la vida fue manifestada, y hemos visto y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó).
El ministerio de Juan es un ministerio que remienda. Pedro estaba pescando cuando fue llamado por el Señor, pero cuando Juan fue llamado, él estaba remendando la red (Mt. 4:21). Pedro pescó mucho, es decir, atrajo multitudes. Sin embargo, Juan remendó la red espiritual porque su ministerio era un ministerio que remienda por medio de la vida. La vida es lo único que puede remendar y cubrir todos los agujeros de la red espiritual. ¡Cuán necesario es esto en la actualidad! Hay tantos agujeros en la red cristiana. ¿Qué puede remendarlos? Sólo la vida. Es por esto que hemos sido inquietados muchas veces con este asunto de la vida. Algunas personas se ríen de nosotros y dicen: “¿No saben otra palabra que no sea vida?”. Sí, en cierto modo, sólo conocemos la vida. No conocemos nada más, porque no necesitamos nada más. La vida es lo único que necesitamos.
Los escritos de Juan son las últimas palabras de la revelación divina presentada en las Escrituras … Se puede decir mucho, pero la decisión se dice al final.
El último libro de Pablo, 2 Timoteo, fue escrito aproximadamente el año 66 d. C. Durante los siguientes veinticinco años surgieron muchas herejías, algunas de las cuales afirmaban que Cristo no era Dios, o que Cristo no había venido en la carne. Por tanto, cerca del año 90   aparecieron los escritos de Juan. El Evangelio de Juan fue escrito para testificar que Cristo era verdaderamente Dios (Jn. 1:1; 20:28). La Primera Epístola de Juan se escribió para confirmar que Cristo verdaderamente había venido en la carne (1 Jn. 4:2-3).
El ministerio de Juan, por tanto, tenía como finalidad reparar el daño infligido al ministerio de Pablo. Si la manga de mi abrigo ha sido desgarrada, deberá ser zurcida nuevamente de acuerdo al diseño original de dicho abrigo … Todo lo que se debe hacer es zurcirla para fortalecer el lugar donde se rasgó, con lo cual se habrá reparado apropiadamente el abrigo. Hoy en día el recobro del Señor se encuentra en el lapso que corresponde a este ministerio remendador. Por tanto, tenemos que regresar a la condición original, pero de manera fortalecida.
¿Cómo podemos afirmar que el ministerio de Juan es más fuerte que el de Pablo? ¡En otros mensajes dijimos que el ministerio de Pablo era más fuerte que el de Juan! Pero ahora queremos abordar este asunto considerándolo desde otra perspectiva. Pablo nos dijo que la iglesia es el Cuerpo de Cristo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo, la familia de Dios, la casa de Dios, el reino de Dios, la novia y el guerrero. Pero Pablo no nos dijo que la iglesia es el candelero. Tampoco nos dijo que la consumación de la iglesia será la Nueva Jerusalén. ¿Acaso no es más grande una ciudad que una casa? ¡El ministerio de Juan es más fuerte, más profundo y más elevado que el de Pablo!
Después de los tiempos de Pablo, cuyos escritos fueron terminados alrededor del año 66 d. C., una serie de enseñanzas diferentes se infiltraron en la iglesia con el fin de dañarla. Un cuarto de siglo después de la muerte de Pablo, Satanás, insidiosamente, introdujo enseñanzas falsas sobre la persona de Cristo y sobre la iglesia. Se introdujeron herejías según las cuales se afirmaba que Cristo no era Dios, que no era el Hijo de Dios e incluso que Él no vino en la carne … Pablo completó la revelación contenida en la Biblia, pero poco tiempo después fue dañada. Por tanto, después del ministerio completador, se necesitaba un ministerio remendador. Con estos dos ministerios se dio conclusión a la Biblia. Por favor noten que con los escritos de Juan se dio conclusión a los Evangelios, pues el Evangelio de Juan fue el último en ser escrito. Después, sus tres epístolas constituyen la conclusión de las Epístolas de la Biblia. Por último, el libro de Apocalipsis finaliza el Nuevo Testamento e incluso toda la Biblia.
Estos escritos eran para reparar la tela rasgada de la iglesia. ¡Cuánto le debemos a este ministerio remendador!

Mas os hago saber

Gá. 1:11-12
Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.
Pablo recibió una revelación maravillosa del evangelio procedente directamente del propio Señor. Por consiguiente, el evangelio que él predicó no fue según hombre.
En la iglesia del Señor necesitamos tener una perspectiva clara del evangelio según Pablo. El enfoque central del evangelio de Pablo es que el Hijo de Dios, el Ungido de Dios, ha entrado en nuestro ser para ser nuestra vida hoy y nuestra gloria en el futuro, a fin de que seamos los miembros de Su Cuerpo … En el evangelio de Pablo hay muchos asuntos misteriosos que no son abarcados por Mateo, Marcos, Lucas o Juan. En los cuatro Evangelios no se nos dice que Cristo es el misterio de Dios (Col. 2:2) o que toda la plenitud de la Deidad mora en Él corporalmente (v. 9). De hecho, los cuatro Evangelios ni siquiera nos hablan claramente acerca de la justificación por fe. Es en Romanos y en Gálatas donde la justificación por fe es abarcada de una manera clara.
El enfoque central del evangelio no es la administración de Dios; es Dios mismo en Su Trinidad, quien llega a ser el Espíritu procesado y todo-inclusivo a fin de ser para nosotros la vida y el todo para nuestro disfrute de modo que Él y nosotros seamos uno para expresarlo a Él por la eternidad.
Muchos cristianos hoy en día tampoco tienen claridad en cuanto a este asunto. Tal vez ellos estén familiarizados con los concilios, los credos y las enseñanzas de la iglesia tradicional, pero no conocen la revelación de Pablo tocante a que el Dios Triuno se ha procesado para llegar a ser el Espíritu todo-inclusivo. Esto indica que pocos cristianos conocen adecuadamente el evangelio según Pablo.
El apóstol recibió el evangelio por revelación de Cristo. Aquí la revelación de Cristo no se refiere meramente a la revelación recibida mediante Jesucristo o a la revelación con respecto a Cristo; más bien, se refiere a la persona misma de Cristo, quien fue revelado en el apóstol. Pablo recibió el evangelio mediante tal revelación personal. La revelación consiste en abrir el velo a fin de mostrar algo escondido a la vista. Un día Dios abrió el velo a Pablo, y él inmediatamente vio al Cristo revelado.
El evangelio que el apóstol recibió por la revelación de Cristo es el centro de la revelación de Dios en el Nuevo Testamento (Ro. 1:1, 9). El evangelio de Pablo es una revelación del Dios Triuno que fue procesado para llegar a ser el Espíritu vivificante y todo-inclusivo (1 Co. 15:45; 2 Co. 3:17; Gá. 3:2, 5, 14). Su evangelio está centrado en que el Dios Triuno es nuestra vida para ser uno con nosotros y hacernos uno con Él a fin de que podamos ser el Cuerpo de Cristo con miras a expresar a Cristo en una manera corporativa (Ro. 8:11; 12:4-5; Ef. 1:22-23).
Cristo, una persona viviente, es el enfoque del evangelio de Pablo. Por eso, todo el énfasis del libro de Gálatas está en Cristo como centro. Cristo fue crucificado para redimirnos de la maldición de la ley y rescatarnos de la presente y maligna corriente religiosa del mundo (3:1, 13; 1:4, 15-16). Cristo resucitó de los muertos para vivir en nosotros (v. 1; 2:20). Nosotros fuimos bautizados en Cristo, fuimos identificados con Él y nos hemos revestido de Cristo, habiéndonos vestido con Él; así que, estamos en Cristo y hemos llegado a ser Suyos (3:27-29; 5:24). Cristo ha sido revelado en nosotros, ahora Él vive en nosotros y será formado en nosotros (1:16; 2:20; 4:19). La ley nos ha conducido a Cristo, y en Cristo todos somos hijos de Dios (3:24, 26). En Cristo heredamos la bendición prometida por Dios y disfrutamos al Espíritu todo-inclusivo (v. 14). En Cristo todos somos uno (v. 28). No debemos dejarnos privar de todo el provecho que tenemos en Cristo y así ser separados, cortados, de Él (5:4). Necesitamos que Cristo suministre gracia a nuestro espíritu para que lo vivamos a Él (6:18). El deseo de Dios es que Su pueblo escogido reciba a Su Hijo en su ser; esto es el evangelio.
El Señor nos siga iluminando cada día conforme al deseo de Su Corazón.

Si alguno ve a su hermano cometer pecado que no sea de muerte

1 Jn. 5:16
Si alguno ve a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y le dará vida…
En 1 Juan 5:14-17 se nos da a entender que además de poseer la vida eterna y disfrutarla, también podemos ministrar esta vida a otros. Esto significa que podemos dar vida eterna a otros. Al respecto, el pensamiento de Juan es muy profundo. No obstante, aunque es profundo, también se aplica de manera práctica a nuestra vida cristiana. Si disfrutamos la vida eterna y la experimentamos, ciertamente podremos ser canales por los cuales esta vida sea impartida a otros. Así, podremos ministrar vida eterna a otros miembros del Cuerpo.
Si su automóvil está casi sin gasolina, puede acudir a una estación de gasolina y quedarse allí para volverlo a llenar. Después de poco tiempo, el suministro de gasolina será reabastecido y podrá continuar su camino. Cuando uno mismo recibe el suministro, entonces puede proveerlo a los demás.
Necesitamos aprender que cuando un hermano o hermana peca es un claro indicio de que él o ella está carente de vida. Para poder ser de ayuda, primero tenemos que examinarnos a nosotros mismos para determinar si tenemos vida. ¿Tenemos un excedente de vida? ¿Tenemos más de lo que necesitamos? De no ser así, tenemos que esperar en el Señor acudiendo a Él en oración y ayuno hasta que obtengamos el rico suministro. Entonces, podremos ministrar de este suministro a otros. Ésta es la manera de avanzar en la vida de iglesia durante este tiempo de cristianismo degradado.
Juan recalca que esta vida que debemos ministrar a otros es simplemente Dios mismo. Es el Hijo de Dios. “Éste es el verdadero Dios, y la vida eterna” [1 Jn. 5:20]. Lo que necesitamos es tener una porción más grande del Señor Jesús; entonces tendremos un excedente para ministrarlo a otros, un excedente que no es de conocimiento o doctrina, sino de Dios.
Para ser personas que pueden dar vida a otros, tenemos que permanecer en la vida divina y en ella andar, vivir y ser. (1 Jn. 5:16,
Nos enfocaremos en un asunto básico en cuanto al servicio, el cual consiste en suministrar vida … Aquellos que sirven al Señor deben tener claro que cada servicio debería suministrar vida. Los ancianos no deberían pensar que su responsabilidad en la iglesia consiste en meramente ocuparse de asuntos administrativos y de encargarse de cuestiones prácticas. Los ancianos no deberían decir que mientras ellos se encarguen de cuestiones prácticas y se ocupen de asuntos administrativos apropiadamente, su servicio es el adecuado. Los diáconos no deberían decir que su servicio está completo cuando ellos terminan de ocuparse de los asuntos administrativos. El servicio de la iglesia consiste en suministrar vida, pues es un servicio propio de la vida. Si nosotros sencillamente nos ocupamos de los asuntos administrativos o nos encargamos de cuestiones prácticas pero no suministramos la vida de Dios a otros, nuestro servicio es un fracaso y es vano. Nunca deberíamos pensar que sólo aquellos que ministran la palabra son quienes suministran vida, pero que el servicio que rinden los ancianos o diáconos consiste en meramente ocuparse de asuntos administrativos y encargarse de cuestiones prácticas. Tal concepto es erróneo y necesita ser corregido.
Cada servicio, ya sea predicar el evangelio, dar mensajes, ocuparse de asuntos administrativos o el visitar a otros, es decir, ya sea que el servicio es espiritual o administrativo, debería ser un medio por el cual nosotros suministramos la vida que hemos recibido. Predicar el evangelio es para suministrar vida. Ministrar la palabra es para suministrar vida. Visitar a otros es para suministrar vida, y servir en la oficina administrativa de la iglesia es para suministrar vida. Incluso las cosas ordinarias, tales como barrer y limpiar las ventanas, son medios para suministrar vida. Aparentemente, hay muchos asuntos en el servicio de la iglesia, pero espiritualmente, estos muchos asuntos tienen un solo propósito, el cual es suministrar vida.  
Aunque los santos han oído los principios respecto al servicio, estoy teniendo comunión acerca de esto nuevamente porque necesitamos considerar nuestro servicio. No importa cuál sea nuestro servicio, deberíamos tener claro que nuestro servicio es un medio para suministrar vida a otros.
Si somos adecuados en nuestro servicio o no, nuestro enfoque se centra en suministrar vida, no en lograr algo.
El Señor nos siga iluminando cada día conforme al deseo de Su Corazón.

Entonces su amo lo llevará ante Dios y lo llevará a la puerta

Éx. 21:6
Entonces su amo lo llevará ante Dios y lo llevará a la puerta o al poste de la puerta, y su amo le horadará la oreja con lezna…
Is. 50:4-5
El Señor Jehová me ha dado lengua de discípulo, para que sepa sostener con una palabra al cansado. Mañana tras mañana me despierta; despierta mi oído para que escuche como discípulo. El Señor Jehová me abrió el oído…

A fin de ministrar vida a otros, es menester que hagamos por lo menos cuatro cosas. Primero, debemos mantener un contacto adecuado con el Señor. Todos debemos proponernos acudir al Señor, no para orar por algunas cosas, sino simplemente para pasar tiempo con Él. Necesitamos ser como el esclavo comprado descrito en Éxodo 21. El versículo 5 dice: “Si el siervo dice terminantemente: Amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos; no saldré libre”. Después de haber servido por seis años, el esclavo quedaba en libertad, pero si él amaba a su señor, no saldría libre. Más aún, mientras él estuvo en casa de su señor, él recibió una esposa y tuvo hijos. Según la tipología, la esposa y los hijos del esclavo representan a la iglesia con todos los santos. No solamente tenemos al Amo, sino que además tenemos la iglesia y todos los santos como nuestra familia. Amamos al Señor, a la iglesia y a todos los santos. Debemos decirle al Señor: “Señor, deseo quedarme. Podría salir libre, pero no lo haré. Te amo. Amo a mi esposa, la iglesia, y amo a mis hijos, los santos. No quiero perderte de vista, Señor, y tampoco quiero perder de vista Tu iglesia y todos los santos. Quiero permanecer aquí como Tu esclavo”.
Según la tipología, hacer que nuestra oreja sea horadada quiere decir abrir nuestros oídos [Éx. 21:6]. Ser un buen servidor no depende de nuestros pies, nuestras manos o nuestros ojos. Ello depende de nuestros oídos abiertos. A fin de ser un esclavo apro­piado, es necesario que tengamos los oídos abiertos; no se nos exige hablar, hacer nada ni andar, sino que escuchemos. No debemos ser instructores, sino como los que son instruidos; no debemos ser maestros, sino aprendices. Todos necesitamos orar así: “Señor, te amo, amo Tu iglesia y amo a los santos. Jamás saldré libre. Por tanto, horada mi oreja; abre mis oídos para escucharte. No quiero ser un maestro. Soy uno que escucha y aprende”. Isaías 50 es una palabra profética que describe al Señor Jesús mientras estuvo en la tierra. Los versículos 4 y 5 dicen: “El Señor Jehová me ha dado / lengua de discípulo, / para que sepa sostener con una palabra al cansado. / Mañana tras mañana me despierta; / despierta mi oído / para que escuche como discípulo. / El Señor Jehová me abrió el oído; / y yo no fui rebelde, / ni me volví atrás”. Una persona que ha recibido vida y la palabra oportuna de parte del Señor podrá impartir la palabra oportuna que sostendrá al cansado. Esto es ministrar vida a los cansados y débiles.
En segundo lugar, debemos aprender en la presencia del Señor a ser tratados por Él. Podríamos decirle: “Señor, aquí estoy. Sé que no soy una persona muy apropiada ni muy útil. Soy una persona natural, salvaje y cruda, pues nunca he sido ‘cocinado’, procesado, por Ti. Incluso soy pecaminoso, mundano y carnal. Señor, a fin de que puedas usarme como Tu esclavo, primero es preciso que trates conmigo. Necesito que me disciplines. Necesito que me ‘cocines’. Señor, me abro a Ti, pero no dependo de mi apertura; dependo de Tu escrutinio. Llévame a Tu luz. Resplandece sobre mí, resplandece dentro de mí y resplandece intensamente a través de mí a fin de que sea plenamente puesto al descubierto”. Todos debemos hacer esta clase de oración. Es mejor orar así a solas. En otras cosas no debemos ser individualistas, pero es mejor hacer esta clase de oración de manera individual. Debemos pasar una hora o más en la presencia del Señor con este propósito, verificando con Él una y otra vez hasta que nos sintamos liberados y no haya nada más que deba ser puesto al descubierto.
El Señor nos siga iluminando cada día conforme al deseo de Su Corazón.