domingo, 31 de diciembre de 2017

Entonces su amo lo llevará ante Dios y lo llevará a la puerta

Éx. 21:6
Entonces su amo lo llevará ante Dios y lo llevará a la puerta o al poste de la puerta, y su amo le horadará la oreja con lezna…
Is. 50:4-5
El Señor Jehová me ha dado lengua de discípulo, para que sepa sostener con una palabra al cansado. Mañana tras mañana me despierta; despierta mi oído para que escuche como discípulo. El Señor Jehová me abrió el oído…

A fin de ministrar vida a otros, es menester que hagamos por lo menos cuatro cosas. Primero, debemos mantener un contacto adecuado con el Señor. Todos debemos proponernos acudir al Señor, no para orar por algunas cosas, sino simplemente para pasar tiempo con Él. Necesitamos ser como el esclavo comprado descrito en Éxodo 21. El versículo 5 dice: “Si el siervo dice terminantemente: Amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos; no saldré libre”. Después de haber servido por seis años, el esclavo quedaba en libertad, pero si él amaba a su señor, no saldría libre. Más aún, mientras él estuvo en casa de su señor, él recibió una esposa y tuvo hijos. Según la tipología, la esposa y los hijos del esclavo representan a la iglesia con todos los santos. No solamente tenemos al Amo, sino que además tenemos la iglesia y todos los santos como nuestra familia. Amamos al Señor, a la iglesia y a todos los santos. Debemos decirle al Señor: “Señor, deseo quedarme. Podría salir libre, pero no lo haré. Te amo. Amo a mi esposa, la iglesia, y amo a mis hijos, los santos. No quiero perderte de vista, Señor, y tampoco quiero perder de vista Tu iglesia y todos los santos. Quiero permanecer aquí como Tu esclavo”.
Según la tipología, hacer que nuestra oreja sea horadada quiere decir abrir nuestros oídos [Éx. 21:6]. Ser un buen servidor no depende de nuestros pies, nuestras manos o nuestros ojos. Ello depende de nuestros oídos abiertos. A fin de ser un esclavo apro­piado, es necesario que tengamos los oídos abiertos; no se nos exige hablar, hacer nada ni andar, sino que escuchemos. No debemos ser instructores, sino como los que son instruidos; no debemos ser maestros, sino aprendices. Todos necesitamos orar así: “Señor, te amo, amo Tu iglesia y amo a los santos. Jamás saldré libre. Por tanto, horada mi oreja; abre mis oídos para escucharte. No quiero ser un maestro. Soy uno que escucha y aprende”. Isaías 50 es una palabra profética que describe al Señor Jesús mientras estuvo en la tierra. Los versículos 4 y 5 dicen: “El Señor Jehová me ha dado / lengua de discípulo, / para que sepa sostener con una palabra al cansado. / Mañana tras mañana me despierta; / despierta mi oído / para que escuche como discípulo. / El Señor Jehová me abrió el oído; / y yo no fui rebelde, / ni me volví atrás”. Una persona que ha recibido vida y la palabra oportuna de parte del Señor podrá impartir la palabra oportuna que sostendrá al cansado. Esto es ministrar vida a los cansados y débiles.
En segundo lugar, debemos aprender en la presencia del Señor a ser tratados por Él. Podríamos decirle: “Señor, aquí estoy. Sé que no soy una persona muy apropiada ni muy útil. Soy una persona natural, salvaje y cruda, pues nunca he sido ‘cocinado’, procesado, por Ti. Incluso soy pecaminoso, mundano y carnal. Señor, a fin de que puedas usarme como Tu esclavo, primero es preciso que trates conmigo. Necesito que me disciplines. Necesito que me ‘cocines’. Señor, me abro a Ti, pero no dependo de mi apertura; dependo de Tu escrutinio. Llévame a Tu luz. Resplandece sobre mí, resplandece dentro de mí y resplandece intensamente a través de mí a fin de que sea plenamente puesto al descubierto”. Todos debemos hacer esta clase de oración. Es mejor orar así a solas. En otras cosas no debemos ser individualistas, pero es mejor hacer esta clase de oración de manera individual. Debemos pasar una hora o más en la presencia del Señor con este propósito, verificando con Él una y otra vez hasta que nos sintamos liberados y no haya nada más que deba ser puesto al descubierto.
El Señor nos siga iluminando cada día conforme al deseo de Su Corazón.

Todo lo relacionado con la iglesia debe estar en la naturaleza de vida

Con el contenido de vida y en la impartición de vida (Jn. 10:10b; 14:6a; 1 Co. 15:45; Ro. 8:2, 10, 6, 11):
A.
La “moneda” en el “cambio” de la iglesia no es el dólar, sino la vida divina; la vida divina es nuestra única clase de “mercancía”.
B.
La iglesia está relacionada por completo con la vida, puesto que la iglesia es el organismo del Dios Triuno como Cuerpo de Cristo y como la vid con los pámpanos (1 Co. 12:12; Jn. 15:1-5); nuestra obra, nuestro hablar, nuestra comunión, nuestro servicio, nuestro ministerio, nuestro mensaje, nuestro estudio de la Biblia y nuestra oración deben hallarse en el fluir y la impartición de vida.
C.
Cuando los pámpanos de la vid reciben un suministro suficiente del Espíritu vivificante, que es el jugo vital de Cristo, ellos llevan fruto como el desbordar del suministro interno de vida (vs. 4-5).
Alimento matutino
Jn.
4:34
Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe Su obra.
Éx.
28:12
Y pondrás las dos piedras sobre las hombreras del efod, como piedras memoriales con respecto a los hijos de Israel. Aarón llevará ante Jehová sus nombres sobre sus dos hombros, por memorial.
29
Así Aarón llevará los nombres de los hijos de Israel en el pectoral del juicio sobre su corazón…
Después que el Señor ha tratado con nosotros exhaustivamente y después de asumir la carga, debemos aprender a tener un interés por las personas. Debido a la caída, muchos entre nosotros no tienen interés por otros. Pensamos que si ellos se van al cielo o al infierno es algo que únicamente les concierne a ellos. No nos importa si los demás crecen en vida, y nos parece que preocuparnos por nuestro propio bienestar espiritual ya es suficiente. Sin embargo, el servicio en la iglesia requiere que cada uno de nosotros se relacione con otros. Es necesario tener un interés por el pueblo del Señor … Todos los días, el pueblo del Señor debe ser nuestra “comida” (Jn. 4:31-34). Algunas hermanas jóvenes debieran decir: “Todas las hermanas jóvenes entre diez y quince años de edad que están en la vida de iglesia son mi comida. Es tal mi interés en las jóvenes”.
Sin embargo, nuestro interés por otros no debe ser un interés natural … ni para socializar, sino de la manera que corresponde a la vida divina … [a fin de] ver que ellos sean salvos, crezcan en vida y lleguen a la madurez.
Podemos asumir una carga por determinadas personas. Deberíamos hacer una lista de ellas, llevarla siempre presente y orar por cada una de ellas … Muchos en la iglesia necesitan que nosotros los llevemos sobre nuestros hombros y los abracemos en nuestro pecho (Éx. 28:9-12, 15-21, 29). Debemos amarlos. Cuando caen, debemos llorar por ellos; cuando se levantan, debemos regocijarnos … Nuestro servicio no consiste simplemente en acomodar las sillas, limpiar, servir de ujieres ni hacer trabajos administrativos. Todos estos servicios son temporales como el medio, el instrumento o canales que usamos para cuidar a las personas.
Como aquellos que han nacido de nuevo, nosotros poseemos la vida divina. Sin embargo, es posible que no ejercitemos mucho de la vida divina en el servicio de la iglesia. Tal vez simplemente hagamos las cosas y hablemos, contemos chismes, hagamos preguntas y ejercitemos nuestra mente y parte emotiva, y a eso lo llamemos “comunión”, mas no ejercitemos la vida divina que está en nosotros. El simple hecho de reunirnos para conversar de forma amistosa sin ministrarnos vida unos a otros no es comunión, sino meramente una actividad social. La comunión genuina es el fluir y la mutua impartición de vida. Yo le ministro vida a usted, luego usted me ministra vida a mí, y en esa corriente de vida se da la verdadera comunión … Todo lo relacionado con la iglesia debe estar en la naturaleza de vida, con el contenido de vida y en la impartición de vida. La “moneda” en el “cambio” de la iglesia no es el dólar, sino la vida divina; la vida divina es nuestra única clase de “mercancía”. La iglesia está relacionada por completo con la vida. Nuestra obra, nuestro hablar, nuestra comunión, nuestro servicio, nuestro ministerio, nuestro mensaje, nuestro estudio de la Biblia y nuestra oración deben hallarse en el fluir y la impartición de vida.
En la iglesia debemos tener vida, entrenamiento y llevar fruto. Cada miembro de la iglesia debería ser un pámpano que lleve fruto. La palabra del Señor en Juan 15 es enfática y definida. Él afirmó: “Yo soy la vid verdadera, y Mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en Mí no lleva fruto, lo quita; y todo aquel que lleva fruto, lo poda, para que lleve más fruto” (vs. 1-2). Si somos salvos, somos un pámpano en la vid; no podemos negarlo. Por lo tanto, debemos darnos cuenta de que cada pámpano en la vid debe permanecer en el Señor para llevar fruto. Esto no es un asunto insignificante.
Si llevamos por lo menos un fruto, el suministro de vida fluirá en nosotros. El jugo de vida correrá en nuestro interior y llevaremos más fruto. Llevar el primer fruto es un gran avance. Debemos experimentar tal avance. Necesitamos acudir al Señor para que Él trate con nosotros cabalmente.
El Señor nos siga iluminando cada día conforme al deseo de Su Corazón.

En un cuerpo tenemos muchos miembros

Ro. 12:4-5
Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un solo Cuerpo en Cristo y miembros cada uno en particular, los unos de los otros.
Necesitamos ver que la economía de Dios como plan de Dios, Su administración, consiste en crear, constituir y producir un Cuerpo para Su Hijo. Éste es el principal propósito de la economía de Dios. Cristo obtuvo este Cuerpo, que es parte de Sí mismo, Su complemento. El hecho de que Adán viviera solo tipifica el hecho de que Cristo estaba solo antes que obtuviera Su complemento, Su Cuerpo, la iglesia. Dios dijo que no era bueno que Adán estuviera solo. Así que hizo caer un sueño profundo sobre Adán, le abrió el costado y tomó una de sus costillas. Génesis 2 dice que con esa costilla Dios edificó a una mujer (v. 22). Esto indica que Eva procedió de Adán. Después que Eva fue edificada, Dios la trajo a Adán e hizo que ambos fuesen una sola carne. Efesios 5 nos dice que esto es un tipo del gran misterio de Cristo y la iglesia (vs. 31-32). Este tipo se cum­plirá en la Nueva Jerusalén, que es la esposa del Cordero (Ap. 21:2). Ésta es la meta de la economía de Dios.
La economía de Dios tiene otro aspecto por el lado negativo, a saber, la destrucción del enemigo de Dios. Dios tiene un solo enemigo al que podría destruir por Sí solo, pero Él no haría eso. Él desea hacer esto por medio de Su pueblo redimido. Por lo tanto, la humanidad redimida debe cooperar con Dios para destruir a Satanás. El libro de Apocalipsis nos muestra, por un lado, que los vencedores llegarán a ser la Nueva Jerusalén consumada y, por otro, que todos los vencedores serán usados para destruir a Satanás. Éstos son los dos aspectos respecto al Cuerpo de Cristo que tienen que ver con el cumplimiento del deseo que Dios tiene de ser expresado y de que Satanás sea destruido.
La obra que el Dios Triuno efectúa en nosotros consiste en producir el Cuerpo de Cristo, cuya realidad es el Espíritu, el Cristo pneumático. Este Espíritu, quien es el Dios Triuno consumado, la resu­rrección, obra en nosotros. Cuando tenemos el Cristo pneumático, el Dios Triuno consumado, la resurrección, somos en realidad el Cuerpo de El libro de 2 Corintios trata sobre el ministerio del nuevo pacto. Sin embargo, es importante que sepamos que el ministerio del nuevo pacto tiene como fin producir el Cuerpo de Cristo. En 1 Corintios se abarca el tema del Cuerpo de Cristo … Lo que nos dice 2 Corintios es … que si deseamos tener el Cuerpo de Cristo, debemos tener el ministerio del nuevo pacto. Sin el ministerio del nuevo pacto, no hay posibilidad alguna de que se manifieste el Cuerpo de Cristo.
Me gustaría repetir que el Cuerpo es el significado intrínseco de la iglesia … Aleluya, ¡tenemos el Cuerpo! Sin el Cuerpo, la iglesia no tiene sentido, pero con el Cuerpo, tenemos el significado intrínseco de la iglesia.
Todos los problemas que actualmente hay en la iglesia se deben a la ignorancia con respecto al Cuerpo de Cristo. No debe existir esta ignorancia entre nosotros, y debemos tener el pleno conocimiento al respecto. Necesitamos un espíritu de sabiduría y de revelación, y que los ojos de nuestro corazón sean iluminados para que veamos y comprendamos el Cuerpo de Cristo.
Todos los problemas que se suscitan se deben a que no vemos el Cuerpo y no nos preocupamos por el Cuerpo. Todos necesitamos regresar a la verdad, y poner en práctica la verdad es cuidar del Cuerpo.
Conocer el Cuerpo constituye el recobro apropiado del Señor. Si estamos en pro del recobro, necesitamos comprender lo que es el recobro. El Señor desea recobrar el Cuerpo de Cristo, el cual ha sido pasado por alto, así como recobrar la unidad del Cuerpo de Cristo, la cual ha sido desatendida. En esto consiste el recobro del Señor.
El Señor nos siga iluminando cada día conforme al deseo de Su Corazón.

El Espíritu es el que da vida

Jn. 6:63
El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida.
1 P. 2:2
Desead, como niños recién nacidos, la leche de la palabra dada sin engaño, para que por ella crezcáis para salvación.
La palabra de Dios no es principalmente para impartirnos cono­cimiento. En este breve pasaje de la Palabra (He. 5:11-14) encontra­mos una contradicción. El versículo 12 usa las palabras maestros y enseñar. Esto ciertamente se refiere al conocimiento. Sin embargo, en estos versículos se indica de una manera clara y definitiva que la palabra de Dios tiene como finalidad nutrirnos, pues compara a Su palabra con la leche y con el alimento sólido. La leche y el ali­mento sólido no son útiles para impartirnos conocimiento. La gente no los estudia, sino que más bien los ingiere como alimento.
Muchos me han argumentado diciendo: “¿Cómo puede usted decir que no necesitamos enseñanzas? ¿No cree usted que la Biblia es un libro de enseñanzas? Aun usted mismo imparte enseñanzas”. Es cierto que la Biblia es un libro de enseñanzas, pero el propósito de dichas enseñanzas no es impartirnos conocimiento intelectual, sino más bien, suministrarnos alimento. El objetivo de la Biblia no es que obtengamos un entendimiento o conocimiento mental, sino que es absolutamente para nuestra comprensión y nutrición espirituales. Según las palabras del Señor Jesús, las palabras de Dios nos han sido dadas para que las comamos. A fin de vivir, debemos tomar la palabra de Dios como nuestro alimento.
 [En Mateo 4] el Rey recién ungido no hizo frente a la tentación del enemigo con Sus propias palabras, sino por medio de las Escrituras al citar Deuteronomio 8:3. Esto indica que el Señor Jesús tomó la palabra de Dios en las Escrituras como Su pan y vivió de ella. La pala­bra griega traducida “palabra” en Mateo 4:4 es réma. Réma, la palabra para el momento, difiere de lógos, la palabra constante. En esta tentación, todas las palabras que el Señor citó de Deutero­nomio, eran lógos la palabra constante de las Escrituras. Pero cuando Él las citó, se convirtieron en réma, la palabra para el momento aplicada a Su situación. (Estudio-vida de Mateo, pág. 137)
Cristo, el pan de vida, está corporificado en la palabra de vida. Él es el Espíritu corporificado en la Palabra. Además del Espíritu, el cual es maravilloso, tenemos necesidad de algo sólido, visible, tangible y palpable: la palabra de vida.
En Juan 6:63 “las palabras” vienen después del “Espíritu”. El Espí­ritu es viviente y verdadero, no obstante es misterioso e intangible y, como tal, difícil de ser captado por la gente; pero las palabras son concretas. Primero, el Señor indica que para poder darnos vida, Él llegaría a ser el Espíritu. Luego, Él dice que las palabras que Él habla son espíritu y vida. Esto muestra que las palabras que Él habla son la corporificación del Espíritu de vida. Él ahora es el Espíritu vivificante en resurrección, y el Espíritu se halla corporificado en Sus palabras. Cuando recibimos Sus palabras al ejercitar nuestro espíritu, obtenemos al Espíritu, quien es vida.
En 1 Pedro 2:2 se nos dice: “Desead, como niños recién nacidos, la leche de la palabra dada sin engaño, para que por ella crezcáis para salvación”. Los creyentes, al nacer por medio de la regeneración (1:3, 23), llegan a ser niños recién nacidos que, al ser nutridos por la leche espiritual, pueden crecer en vida para avanzar en su salvación, la cual tiene por finalidad el edificio de Dios.
La expresión sin engaño, hallada en 1 Pedro 2:2, no quiere decir “no adulterada”, lo cual estaría en contraste con enseñanzas menos puras; más bien, esta expresión está en contraste con la palabra engaño mencionada en el versículo 1. La leche dada sin engaño es leche que se da sin ningún propósito encubierto, sin ninguna otra meta que la de nutrir el alma.
La palabra griega traducida “de la palabra” es logikós. Esta misma palabra, traducida “racional” en Romanos 12:1, es un adjetivo derivado del sustantivo lógos que significa “palabra”, y por ende, “de la palabra”; relativo a la mente (en contraste con el cuerpo), al raciocinio, y por consiguiente, racional, lógico, razonable. La leche de la palabra no es leche para el cuerpo, sino leche para el alma, el ser interior. Es transmitida en la palabra de Dios para nutrir nuestro hombre interior por medio del entendimiento de nuestra mente racional, y es asimilada mediante el uso de nuestras facultades mentales.
El Señor nos siga iluminando cada día conforme al deseo de Su Corazón.

jueves, 15 de diciembre de 2016

Nosotros Reguemonos

En las escrituras encontramos
Pr. 11:25
El alma que bendice a otros prosperará, y el que riega también será regado.
Lc. 6:38
Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, se os volverá a medir.
Después de consagrarnos nuevamente al Señor y de permitir que Él trate con nosotros exhaustivamente, podemos recibir una carga de parte de Él … Podríamos asumir la carga de servir como ujieres en las reuniones, pero nuestra carga no es ese servicio en sí mismo. Más bien, nuestra carga consiste en cuidar de los demás mientras servimos de ujieres. Asumir una carga de esta manera hará una gran diferencia … Cada vez que sirvamos de ujieres, ministraremos vida. La vida desbordará desde nuestro ser y fluirá hacia el espíritu de otros. El Espíritu Santo siempre honra esta clase de servicio.
El Señor necesita incluso a los adolescentes. Espero que los adolescentes mayores acepten la carga de cuidar de los que están en la escuela intermedia … Si algunos adolescentes hacen esto, la presencia del Señor estará con ellos y verán la bendición.
Las hermanas mayores, por ejemplo, pueden asumir la carga de cuidar de los santos de más edad. Nadie podría asignarnos este servicio. Todos debemos acudir al Señor, la Cabeza del Cuerpo, tratar con Él a cabalidad, y asumir la carga … de cuidar de otros.
Según la economía divina hallada en la Biblia, si deseamos recibir, tenemos que dar. Si regamos a otros, nosotros mismos seremos regados, y si deseamos crecer en vida, necesitamos ayudar a otros a crecer (Pr. 11:25). Cuando ayudamos a otros a crecer en vida, nosotros mismos creceremos. La manera de recibir consiste en dar, y cuanto más damos, más recibimos (Lc. 6:38; Hch. 20:35) … No debiéramos decir que no podemos hacer nada y que no somos útiles. Más bien, necesitamos decir: “Satanás, apártate de mí. Puedo hacer algo, tengo algo y soy útil en las manos del Señor” … Cuando decimos que tenemos algo, algo es añadido a lo que tenemos. Por tanto, deberíamos esforzarnos por saciar la sed de los demás y por cuidar de ellos.
Aunque el Señor le prometió un hijo a Abraham, tal hijo no nació sino hasta después de muchos años. Incluso, el Señor puso a Abraham en una situación en la que se vio obligado a orar por la familia de Abimelec para que pudieran tener hijos (Gn. 20:17). Si hubiéramos sido Abraham, tal vez se nos habría hecho difícil orar … No obstante, cuando Abraham oró, Dios no sólo contestó la oración que hizo por Abimelec, sino que también contestó la suya (21:1-2). Si cambiamos nuestra oración de nosotros mismos a otros, recibiremos lo que deseamos (Job 42:10). El Señor necesita enseñarnos una lección debido a que al orar estamos tan centrados en nosotros mismos. Si regamos a otros, seremos regados; si cuidamos de otros, así también seremos cuidados.
El apóstol Pablo dijo: “Yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas” (2 Co. 12:15). Este pasaje conlleva la noción de sacrificar nuestras riquezas y nuestra vida. Gastar se refiere a gastar las posesiones de Pablo, y gastarse del todo se refiere a derramar lo que él era, refiriéndose a su ser. Si nuestro espíritu es el de gastar todo cuanto tenemos y gastarnos a nosotros mismos, es decir, sacrificar lo que somos, obtendremos un gran aumento cada año.
[Pablo] estaba en la tierra para nada más que ganar personas … Al parecer Pablo no tenía su propia manera de ser. Él era simplemente como un pedazo de madera al cual se le podía labrar en cualquier forma. Debido a que el Señor había tratado por completo su manera de ser, era suave, maleable, flexible y adaptable a cualquier situación.
Nuestra manera de ser es la causa por la cual no llevamos fruto ni utilizamos nuestro talento para cuidar de las personas … Debemos negar nuestra manera de ser, la cual es el aspecto más profundo de nuestro yo. Si no somos útiles en las manos del Señor para cuidar de otros, se debe a que nuestra manera de ser ha permanecido “cruda” y natural.
El Señor nos siga iluminando cada día conforme al deseo de Su Corazón.

Bajo su sombra

En las sagradas escrituras encontramos
Éx. 31:2-3.
Mira, Yo he llamado por nombre a Bezaleel, hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá; y lo he llenado del Espíritu de Dios, de sabiduría, de entendimiento, de conocimiento y de toda clase de destreza artesanal.
1 Co. 3:10
Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como sabio arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima…
En este mensaje, … consideraremos los obreros del tabernáculo … Ni siquiera el Nuevo Testamento nos presenta un ­cuadro tan detallado de la manera como se edifica la morada de Dios. 
Hoy en día la morada de Dios es la iglesia. La edificación de la iglesia es realmente un gran asunto y un tema muy importante en la Biblia … El relato de Éxodo acerca de los obreros del tabernáculo … nos detalla la manera en que el pueblo de Dios debe ­edificar la morada de Dios sobre la tierra en esta era. Por consiguiente, debemos valorar este relato.
Éxodo 31:2-5 habla del maestro constructor, esto es, el arquitecto del tabernáculo. Pablo usa la palabra arquitecto en 1 Corintios 3:10: “Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como sabio arquitecto puse el fundamento…”. Un arquitecto es un líder en cuanto al edificio de Dios.
Bezaleel tipifica al arquitecto en el Antiguo Testamento [Éxodo 31:2]. El nombre Bezaleel significa “en la sombra de Dios”. Esto indica que Bezaleel, como maestro constructor, se encontraba totalmente bajo la sombra de Dios. Él era un hombre bajo la sombra de la gracia de Dios. Esto corresponde con lo que dice Pablo en 1 Corintios 3:10, donde él afirma que por la gracia de Dios él fue hecho sabio arquitecto.
Todos nosotros, ya sea que seamos líderes en el edificio de Dios u obreros normales, necesitamos la gracia de Dios. Es necesario estar bajo la sombra de Su gracia. Si no estamos bajo la sombra de la gracia de Dios, muchas cosas podrían venir a perturbarnos. Pero la sombra de Dios mantendrá estas cosas alejadas de nosotros y nos hará permanecer en una situación y condición tranquila para efectuar la obra de edificación.
En cuanto a la edificación de la morada de Dios, existe un ­verdadero conflicto, un combate severo que se libra entre Dios y Su enemigo. Al enemigo no le gusta ver que la edificación de la morada de Dios siga en buen camino. Por tanto, él hará todo lo posible para interrumpirla, interferir en ella, frustrarla, atacarla y destruirla. Los hermanos que llevan la delantera en las iglesias saben que cuidar una iglesia local es problemático porque el enemigo a menudo provoca problemas y frustraciones. Sabemos que el enemigo ha enviado ciertas cosas con el propósito de perjudicar la obra de edificación. No hay ninguna razón lógica para que esas cosas sucedieran. No obstante, ocurrieron porque el enemigo las causó.
Especialmente los ancianos deben darse cuenta de que nece­sitamos estar bajo la sombra de nuestro Dios para edificar una iglesia local. Todos deberíamos llamarnos Bezaleel para edificar la morada de Dios. Debemos ser aquellos que están bajo la sombra de Dios.
El nombre del padre de Bezabeel era Uri, que significa “luz de Jehová”. Este nombre indica que todos los que edifican la morada de Dios deben estar no solamente bajo la sombre de Dios, sino que también llenos de la luz del Señor.
El nombre del abuelo de Bezabeel era Hur. Hur significa “libre, noble, blanco”. No sólo debemos estar bajo la sombra de Dios y estar llenos de luz, sino que también debemos ser libres y nobles. Aquellos que edifican la morada de Dios no son personas inferiores. Por el contrario, son personas nobles que llevan a cabo una obra noble. No existe ninguna obra más noble que la edi­ficación de la morada de Dios. Además, los que edifican la morada de Dios son “blancos”, es decir, limpios y puros. Cuando juntamos el significado de los nombres Bezaleel, Uri y Hur, vemos qué clase de persona deberá ser la que edifique la morada de Dios, y particularmente los ancianos.
El Señor nos siga iluminando cada día conforme al deseo de Su Corazón.

Estando bajo la sombre de DIOS

En las escrituras encontramos en Éx. 31:3-5
Y lo he llenado del Espíritu de Dios, de sabiduría, de entendimiento, de conocimiento y de toda clase de destreza artesanal, para elaborar diseños artísticos, para trabajar en oro, en plata y en bronce, y en el labrado de piedras para engaste y en el tallado de madera, para trabajar en toda clase de artesanía.
Si hemos de edificar la morada de Dios, debemos ser personas llenas del Espíritu de Dios. Por nuestra vida y capacidad naturales y en nuestro hombre natural, no podemos llevar a cabo esta obra. Nada natural puede edificar la morada de Dios. Únicamente el Espíritu de Dios puede edificar Su propia morada por medio nuestro. Somos los instrumentos, los medios, pero la verdadera capacidad, habilidad, fortaleza y poder deben ser Dios mismo como Espíritu para nosotros.
Según Éxodo 31:3, este Espíritu de Dios que nos llena conlleva cuatro asuntos: sabiduría, entendimiento, conocimiento y destreza … Este talento, esta destreza, conlleva el conocimiento. Pero el mero conocimiento no es suficiente; también necesitamos el entendimiento y la sabiduría.
Es posible tener conocimiento sin entendimiento … Quizá usted conozca todos los versículos mencionados en un mensaje específico … y hasta [pueda] recitar muchos de ellos, pero sí usted los reúne, quizá no posea ningún entendimiento de ellos. A fin de entender los versículos, debe escuchar el ministerio de la Palabra.
Sin embargo, podemos tener conocimiento así como entendimiento de estos versículos, mas sin tener ninguna revelación respecto a ellos … [Pero] mientras un ministro de la Palabra le abre la Palabra a usted, finalmente usted empieza a ver lo que revelan dichos versículos. Éste es un asunto de sabiduría.
El camino por el cual hacemos algo equivale a la sabiduría requerida para hacer tal cosa. El Señor Jesús declaró una vez que Él es el camino (Jn. 14:6), y Pablo dice que Cristo es nuestra sabiduría (1 Co. 1:30). Cuando juntamos estos versículos, vemos que la sabiduría y el camino forman una sola cosa.
El conocimiento es un campo muy extenso. ¿Quién pretenderá conocer todo lo relacionado con la edificación de la iglesia? Es imposible que alguien tenga tal conocimiento completo … ¿En­tiende usted lo que significa trabajar en oro, plata y bronce? ¿Sabe usted labrar las piedras para engastarlas? ¿Sabe usted cómo tallar la madera? ¿Sabe usted lo que significa en Éxodo 35:35 trabajar el bordado en azul, en púrpura, en carmesí y en lino fino? El significado de todas estas cosas tiene mucho que ver con la edificación de la iglesia hoy en día. Hermanos ancianos, ¿conocen ustedes el verdadero significado de la santificación? ¿Conocen ustedes cuál es la “madera” que se usa en el edificio de Dios hoy en día? Quizá ustedes se dan cuenta de que la madera representa la humanidad, ¿pero saben ustedes cómo “tallar” la humanidad?
Supongamos que un hermano y una hermana en la iglesia tienen dificultades en su vida matrimonial … Ustedes … ¿entienden realmente su problema? Tal vez ustedes conocen bien a estas per­sonas, pero … quizá ustedes no entiendan las razones que llevaron a la situación presente y sus causas internas … [ni] la influencia de su trasfondo … [Tal vez] algunos ancianos entenderán el problema de esta pareja casada, pero … puede que no tengan la sabiduría necesaria para ayudar a esta pareja a crecer en vida y ganar más de Cristo.
A fin de edificar la iglesia, los ancianos necesitan conocimiento, entendimiento y sabiduría … [No sólo los ancianos, sino] todos los santos de todas las edades … podemos ser como Bezaleel, Aholiab y todos los sabios de corazón a quienes Dios les dio sabiduría (31:6) … [a fin de] participar en la edificación de la estructura más noble en todo el universo: la morada de Dios.
Todos necesitamos comprender que la obra noble de edificación de la iglesia le corresponde a cada uno de nosotros.
Todos necesitamos valorar el hablar del Señor acerca de la edificación de Su morada, la iglesia … y ver nuestra necesidad de estar llenos del Espíritu de Dios en conocimiento, entendimiento, sabiduría y destreza a fin de poder llevar a cabo la obra noble de edificación.
El Señor nos siga iluminando cada día conforme al deseo de Su Corazón.