miércoles, 15 de julio de 2009

Grupos religiosos

En los postreros días, "teniendo comezón de oír se amontonaran maestros conforme a sus propias concupiscencias y apartaran de la verdad el oído y se volverán a las fábulas" (2ª Tim.04:03-04). El aumento de tanto "siervo de Dios" en nuestros días no lo debemos tomar como una gran bendición, porque en lugar de ser un beneficio, esta confundiendo el camino que lleva a Dios. Muchos de los "orientadores espirituales", son personas que necesitan ayuda y orientación porque ni ellos mismos saben a ciencia cierta lo que están haciendo, y todo esto, para que se cumpla la palabra del Señor.

Por supuesto, que cada quien sabe cuanto mira eso no es lo mismo que decir cuanto sabe de Biblia. Uno puede saber mucha Biblia, pero oiga lo que el Señor le dijo a los que mas letra sabían: "Entonces algunos de los fariseos que estaban con el, al oír esto, le dijeron: ¿A caso nosotros somos también ciegos? (Jn. 09:40). Por supuesto que las palabras de Cristo ofendieron profundamente a los fariseos, porque todos los tenían a ellos como los más grandes orientadores de un camino, y por ello no se reconocían ciegos.

Hoy en día tenemos la misma situación que vivió nuestro Señor Jesucristo, pues cada persona religiosa que pretende ayudar a los demás generalmente no ha visto su propia condición de ciega, donde su corazón esta lleno e rencor, violencia, insultos, maltratos y sobre todo, lleno de amargura y resentimiento. ¿No es esto una ceguera espiritual? La persona que pretenda orientar a los demás necesita ser como nuestro Señor Jesucristo, quien amo sobre todo a los "enemigos", cumpliendo así el siguiente pasaje: "…Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen" (Mat. 05:44); "Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis" (Rom. 12:14).

Ante la falta de reconocimiento de la ceguera espiritual de todo un mundo religioso, el Señor Jesucristo dijo estas palabras: "…si fuerais ciegos, no tendríais pecado; mas ahora, porque decís: vemos, vuestro pecado permanente" (Jn. 9:41). Al no reconocer nuestra condición delante de Dios y considerarnos personas con una gran visión espiritual, esto molesta e indigna a Dios, a tal grado que Dios dice que nuestros pecados pueden permanecer por la falta de humildad en nuestra propia vida. La verdad es que necesitamos que Dios nos abra los ojos; que nos de ese colirio para que veamos. ¡Que Dios le bendiga!

Texto por

"Si oyereis hoy"©

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