domingo, 11 de octubre de 2009

Argumentos y poder de Dios

"…cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a este crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor, y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no este fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios" (1ª. Cor. 2:01-05).

No se necesita ser muy entendido en la materia al escuchar la exposición bíblica y filosófica de los predicadores, para entender que con ello pretenden atraer la atención hacia ellos mismos y –al igual que con los fariseos- ganar adeptos para sus congregaciones. Con ello vemos que los tiempos siguen siendo iguales. El hombre, ahora mas que nunca, quiere ganar un lugar religioso preponderante porque eso da un estatus, poder económico, fama y respeto que para muchos no es valido.

Con este panorama tan sombrío la gente se ha entregado a vivir una religión al margen de lo que Pablo decía, que su predica no era con palabras de humana sabiduría, ni persuasivas. ¿Qué quiero dar a entender? Que el mensaje de Pablo era dirigido a la conciencia, un mensaje de libertad; no propuestas mentales religiosas, sino sencillamente diciéndoles que Cristo murió por ellos. Tal vez el argumento ese es sencillo, pero es suficiente para que una oveja entienda que hay un pastor que la esta llamando, que hay un redil al que debe pertenecer y que es lo que realmente su alma necesita.

La verdadera palabra de Dios lleva una demostración de poder y Espíritu que no se puede dar a través de ideas humanas, sino es de esos hombres de Dios que tal vez no tengan muchos argumentos, pero viven cerca de Dios, están llenos de el. El poder de Dios es algo intangible, no lo podemos tocar, no lo podemos ver, no se puede comprar, es por gracia, es un regalo de Dios. Ojala usted pueda comprender estas palabras. Busque una iglesia donde el que predique no trate de convencerlo a usted ni usted se convenza por el, sino que sea Dios quien a través de su Espíritu derrame esa sabiduría y ese entendimiento. "…conoce el Señor a los que son suyos, y: apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo". (2ª. Tít. 2:19)

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