domingo, 7 de febrero de 2010

Destruyendo el alma de los niños

El día que Dios decidió la destrucción del mundo antediluviano, de Jericó, de los pueblos cananeos, de Sodoma y Gomorra, etc. No perdono ni aun la vida de los niños; pues de estos ya solo quedaba –al igual como ya casi está sucediendo hoy- un cuerpecito que inspiraba compasión; pero dentro de ellos ya eran portadores de un espíritu agresivo y violento, y una mente prematuramente despierta a la perversión sexual y al odio. Leamos:

"Porque así ha dicho Jehová acerca de los hijos y de las hijas que nazcan en este lugar, de sus madres que los den a luz y de los padres que los engendren en esta tierra: de dolorosas enfermedades morirán; no serán plañidos ni enterrados; serán como estiércol sobre la faz de la tierra; con espada y con hambre serán consumidos, y sus cuerpos servirán de comida a las aves del cielo y a las bestias de la tierra… Morirán en esta tierra grandes y pequeños; no se enterraran, ni los plañirán, ni se rasgaran ni se raerán los cabellos por ellos… Y acontecerá que cuando anunciéis a este pueblo todas estas cosas, te dirán ellos: ¿Por qué anuncia Jehová contra nosotros todo este mal tan grande? ¿Qué maldad es la nuestra, o que pecado es el nuestro, que hemos cometido contra Jehová nuestro Dios? Entonces les dirás: porque vuestros padres me dejaron, dice Jehová, y anduvieron en pos de dioses ajenos, y los sirvieron, y ante ellos se postraron y me dejaron a mí y no guardaron mi ley; y vosotros habéis hecho peor que vuestros padres; porque he aquí que vosotros camináis cada uno tras la imaginación de su malvado corazón, no oyéndome a mí." (Jer. 16:3-4,6,10-12). Dios, -en su presciencia- sabía de antemano que estos niños, estaban demasiado alienados con el mal para poder cambiar y que ya en su carrera de adultos serian indudablemente peor que sus mismos padres.

De esta forma y sin piedad los niños han sido utilizados por regímenes fascistas, sembrando el odio y el resentimiento en sus corazones. De igual modo sucede en la actualidad, cuando bajo otras banderas de aparente piedad –como lo es pretender abogar por sus derechos- son de nuevo carnada para fines políticos, despertando en ellos un extraño resentimiento y pugna en contra de sus mayores.

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"Expresión Doctrinal Agape"©

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