domingo, 31 de diciembre de 2017

El Plan de DIOS


  Tenemos que andar en la verdad propia de la visión celestial de la economía de Dios, del blanco de la economía de Dios y de la meta de la economía de Dios; esta visión tiene que ser renovada en nosotros día tras día a fin de ser la visión que controla toda nuestra vida, toda nuestra obra y todo lo que hacemos.
Nuestro espíritu es un “país” de gracia para absorber toda raza con miras al nuevo hombre; nuestra mente es un “país” de disputas; disfrutar del hecho que el Señor como Espíritu está en nuestro espíritu es tener gracia con nosotros; cuando esto se pierde, la degradación de la iglesia está presente.
Dios escogió al apóstol Pablo para que llevara la responsabilidad de la economía de Dios, y Pablo entrenó en esta eco­nomía a su hijo espiritual Timoteo. Es muy interesante notar que las epístolas de Pablo a Timoteo fueron escritas en un tiempo en que muchos cristianos se habían desviado de la senda original. Habían errado el blanco central de la economía de Dios y estaban prestando atención a otras cosas.
La economía de Dios la cual consiste en impartirse en Cristo a Su pueblo escogido a fin de obtener una casa que lo exprese, que es la iglesia (1 Ti. 3:15), el Cuerpo de Cristo. El ministerio del apóstol estaba centrado en la economía de Dios (Col. 1:25; 1 Co. 9:17), mientras que las diferentes enseñanzas de los disidentes eran usadas por el enemigo de Dios para distraer a Su pueblo de esta economía. En la administración y en el pastoreo de una iglesia local, la economía divina debe ser presentada claramente a los santos. (1 Ti. 1:4,
Según la historia, dos elementos predominantes distraían de la senda correcta a los primeros cristianos: el judaísmo y el gnosticismo … Al parecer, los buenos elementos del judaísmo y del gnosticismo eran lo que desviaba a estos primeros cris­tianos … Los judaizantes enfatizaban firmemente la ley mosaica del Antiguo Testamento.
Hoy en día, aunque no hay judaizantes ni gnósticos que nos perturben, aún hay muchas cosas que nos distraen … Si dedicamos tiempo para el Señor, nos daremos cuenta de que el enemigo persiste en usar hasta las cosas buenas del cristianismo para distraer del blanco de la economía de Dios a los hijos del Señor.
¿Qué es la economía de Dios? … Si con perspicacia espiritual hacemos un cuidadoso y completo estudio de las Escrituras, nos daremos cuenta de que la economía de Dios es simplemente Su plan de impartirse a Sí mismo en la humanidad. La economía de Dios es la dispensación de Dios, lo cual significa nada menos que Dios se imparte a Sí mismo en el linaje humano … En esta divina dispensación Dios, quien es todopoderoso y todo-inclusivo, tiene la intención de impartir en nosotros nada menos que a Sí mismo.
Dios es sumamente rico … [Su] capital es simplemente Él mismo, y con ello Él tiene la intención de “manufacturarse” a Sí mismo en producción masiva. Dios mismo es el Hombre de negocios, el capital y el producto. Su intención consiste en impartirse a Sí mismo en muchas personas, en producción masiva y en forma gratuita. Por lo tanto, Dios necesita tal arreglo divino, un manejo divino, una impartición divina, una economía divina, a fin de introducirse en la humanidad.
Seamos más específicos. Ahora que sabemos que el propósito de Dios consiste en impartirse a Sí mismo, tenemos que descubrir lo que Dios es a fin de saber lo que Él imparte. En otras palabras, ¿cuál es la sustancia de Dios? Cuando un hombre de negocios planea fabricar un producto, antes que nada tiene que conocer claramente la sustancia o materia prima de ese producto. La sustancia de Dios es Espíritu (Jn. 4:24). La esencia misma del Dios todopoderoso, todo-inclusivo y universal es simplemente Espíritu. Dios es el Fabricante y tiene la intención de reproducirse a Sí mismo como producto; por lo tanto, cualquier cosa que Él reproduzca tiene que ser Espíritu, la propia sustancia de Él mismo.
El Señor nos siga iluminando cada día conforme al deseo de Su Corazón.

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