domingo, 31 de diciembre de 2017

Si alguno ve a su hermano cometer pecado que no sea de muerte

1 Jn. 5:16
Si alguno ve a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y le dará vida…
En 1 Juan 5:14-17 se nos da a entender que además de poseer la vida eterna y disfrutarla, también podemos ministrar esta vida a otros. Esto significa que podemos dar vida eterna a otros. Al respecto, el pensamiento de Juan es muy profundo. No obstante, aunque es profundo, también se aplica de manera práctica a nuestra vida cristiana. Si disfrutamos la vida eterna y la experimentamos, ciertamente podremos ser canales por los cuales esta vida sea impartida a otros. Así, podremos ministrar vida eterna a otros miembros del Cuerpo.
Si su automóvil está casi sin gasolina, puede acudir a una estación de gasolina y quedarse allí para volverlo a llenar. Después de poco tiempo, el suministro de gasolina será reabastecido y podrá continuar su camino. Cuando uno mismo recibe el suministro, entonces puede proveerlo a los demás.
Necesitamos aprender que cuando un hermano o hermana peca es un claro indicio de que él o ella está carente de vida. Para poder ser de ayuda, primero tenemos que examinarnos a nosotros mismos para determinar si tenemos vida. ¿Tenemos un excedente de vida? ¿Tenemos más de lo que necesitamos? De no ser así, tenemos que esperar en el Señor acudiendo a Él en oración y ayuno hasta que obtengamos el rico suministro. Entonces, podremos ministrar de este suministro a otros. Ésta es la manera de avanzar en la vida de iglesia durante este tiempo de cristianismo degradado.
Juan recalca que esta vida que debemos ministrar a otros es simplemente Dios mismo. Es el Hijo de Dios. “Éste es el verdadero Dios, y la vida eterna” [1 Jn. 5:20]. Lo que necesitamos es tener una porción más grande del Señor Jesús; entonces tendremos un excedente para ministrarlo a otros, un excedente que no es de conocimiento o doctrina, sino de Dios.
Para ser personas que pueden dar vida a otros, tenemos que permanecer en la vida divina y en ella andar, vivir y ser. (1 Jn. 5:16,
Nos enfocaremos en un asunto básico en cuanto al servicio, el cual consiste en suministrar vida … Aquellos que sirven al Señor deben tener claro que cada servicio debería suministrar vida. Los ancianos no deberían pensar que su responsabilidad en la iglesia consiste en meramente ocuparse de asuntos administrativos y de encargarse de cuestiones prácticas. Los ancianos no deberían decir que mientras ellos se encarguen de cuestiones prácticas y se ocupen de asuntos administrativos apropiadamente, su servicio es el adecuado. Los diáconos no deberían decir que su servicio está completo cuando ellos terminan de ocuparse de los asuntos administrativos. El servicio de la iglesia consiste en suministrar vida, pues es un servicio propio de la vida. Si nosotros sencillamente nos ocupamos de los asuntos administrativos o nos encargamos de cuestiones prácticas pero no suministramos la vida de Dios a otros, nuestro servicio es un fracaso y es vano. Nunca deberíamos pensar que sólo aquellos que ministran la palabra son quienes suministran vida, pero que el servicio que rinden los ancianos o diáconos consiste en meramente ocuparse de asuntos administrativos y encargarse de cuestiones prácticas. Tal concepto es erróneo y necesita ser corregido.
Cada servicio, ya sea predicar el evangelio, dar mensajes, ocuparse de asuntos administrativos o el visitar a otros, es decir, ya sea que el servicio es espiritual o administrativo, debería ser un medio por el cual nosotros suministramos la vida que hemos recibido. Predicar el evangelio es para suministrar vida. Ministrar la palabra es para suministrar vida. Visitar a otros es para suministrar vida, y servir en la oficina administrativa de la iglesia es para suministrar vida. Incluso las cosas ordinarias, tales como barrer y limpiar las ventanas, son medios para suministrar vida. Aparentemente, hay muchos asuntos en el servicio de la iglesia, pero espiritualmente, estos muchos asuntos tienen un solo propósito, el cual es suministrar vida.  
Aunque los santos han oído los principios respecto al servicio, estoy teniendo comunión acerca de esto nuevamente porque necesitamos considerar nuestro servicio. No importa cuál sea nuestro servicio, deberíamos tener claro que nuestro servicio es un medio para suministrar vida a otros.
Si somos adecuados en nuestro servicio o no, nuestro enfoque se centra en suministrar vida, no en lograr algo.
El Señor nos siga iluminando cada día conforme al deseo de Su Corazón.

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