domingo, 31 de diciembre de 2017

Todo lo relacionado con la iglesia debe estar en la naturaleza de vida

Con el contenido de vida y en la impartición de vida (Jn. 10:10b; 14:6a; 1 Co. 15:45; Ro. 8:2, 10, 6, 11):
A.
La “moneda” en el “cambio” de la iglesia no es el dólar, sino la vida divina; la vida divina es nuestra única clase de “mercancía”.
B.
La iglesia está relacionada por completo con la vida, puesto que la iglesia es el organismo del Dios Triuno como Cuerpo de Cristo y como la vid con los pámpanos (1 Co. 12:12; Jn. 15:1-5); nuestra obra, nuestro hablar, nuestra comunión, nuestro servicio, nuestro ministerio, nuestro mensaje, nuestro estudio de la Biblia y nuestra oración deben hallarse en el fluir y la impartición de vida.
C.
Cuando los pámpanos de la vid reciben un suministro suficiente del Espíritu vivificante, que es el jugo vital de Cristo, ellos llevan fruto como el desbordar del suministro interno de vida (vs. 4-5).
Alimento matutino
Jn.
4:34
Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe Su obra.
Éx.
28:12
Y pondrás las dos piedras sobre las hombreras del efod, como piedras memoriales con respecto a los hijos de Israel. Aarón llevará ante Jehová sus nombres sobre sus dos hombros, por memorial.
29
Así Aarón llevará los nombres de los hijos de Israel en el pectoral del juicio sobre su corazón…
Después que el Señor ha tratado con nosotros exhaustivamente y después de asumir la carga, debemos aprender a tener un interés por las personas. Debido a la caída, muchos entre nosotros no tienen interés por otros. Pensamos que si ellos se van al cielo o al infierno es algo que únicamente les concierne a ellos. No nos importa si los demás crecen en vida, y nos parece que preocuparnos por nuestro propio bienestar espiritual ya es suficiente. Sin embargo, el servicio en la iglesia requiere que cada uno de nosotros se relacione con otros. Es necesario tener un interés por el pueblo del Señor … Todos los días, el pueblo del Señor debe ser nuestra “comida” (Jn. 4:31-34). Algunas hermanas jóvenes debieran decir: “Todas las hermanas jóvenes entre diez y quince años de edad que están en la vida de iglesia son mi comida. Es tal mi interés en las jóvenes”.
Sin embargo, nuestro interés por otros no debe ser un interés natural … ni para socializar, sino de la manera que corresponde a la vida divina … [a fin de] ver que ellos sean salvos, crezcan en vida y lleguen a la madurez.
Podemos asumir una carga por determinadas personas. Deberíamos hacer una lista de ellas, llevarla siempre presente y orar por cada una de ellas … Muchos en la iglesia necesitan que nosotros los llevemos sobre nuestros hombros y los abracemos en nuestro pecho (Éx. 28:9-12, 15-21, 29). Debemos amarlos. Cuando caen, debemos llorar por ellos; cuando se levantan, debemos regocijarnos … Nuestro servicio no consiste simplemente en acomodar las sillas, limpiar, servir de ujieres ni hacer trabajos administrativos. Todos estos servicios son temporales como el medio, el instrumento o canales que usamos para cuidar a las personas.
Como aquellos que han nacido de nuevo, nosotros poseemos la vida divina. Sin embargo, es posible que no ejercitemos mucho de la vida divina en el servicio de la iglesia. Tal vez simplemente hagamos las cosas y hablemos, contemos chismes, hagamos preguntas y ejercitemos nuestra mente y parte emotiva, y a eso lo llamemos “comunión”, mas no ejercitemos la vida divina que está en nosotros. El simple hecho de reunirnos para conversar de forma amistosa sin ministrarnos vida unos a otros no es comunión, sino meramente una actividad social. La comunión genuina es el fluir y la mutua impartición de vida. Yo le ministro vida a usted, luego usted me ministra vida a mí, y en esa corriente de vida se da la verdadera comunión … Todo lo relacionado con la iglesia debe estar en la naturaleza de vida, con el contenido de vida y en la impartición de vida. La “moneda” en el “cambio” de la iglesia no es el dólar, sino la vida divina; la vida divina es nuestra única clase de “mercancía”. La iglesia está relacionada por completo con la vida. Nuestra obra, nuestro hablar, nuestra comunión, nuestro servicio, nuestro ministerio, nuestro mensaje, nuestro estudio de la Biblia y nuestra oración deben hallarse en el fluir y la impartición de vida.
En la iglesia debemos tener vida, entrenamiento y llevar fruto. Cada miembro de la iglesia debería ser un pámpano que lleve fruto. La palabra del Señor en Juan 15 es enfática y definida. Él afirmó: “Yo soy la vid verdadera, y Mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en Mí no lleva fruto, lo quita; y todo aquel que lleva fruto, lo poda, para que lleve más fruto” (vs. 1-2). Si somos salvos, somos un pámpano en la vid; no podemos negarlo. Por lo tanto, debemos darnos cuenta de que cada pámpano en la vid debe permanecer en el Señor para llevar fruto. Esto no es un asunto insignificante.
Si llevamos por lo menos un fruto, el suministro de vida fluirá en nosotros. El jugo de vida correrá en nuestro interior y llevaremos más fruto. Llevar el primer fruto es un gran avance. Debemos experimentar tal avance. Necesitamos acudir al Señor para que Él trate con nosotros cabalmente.
El Señor nos siga iluminando cada día conforme al deseo de Su Corazón.

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